«No sé si estoy a la altura de este premio que han lucido figuras del toreo, ganaderos, empresarios y políticos; solo soy un niño gijonés que tuvo la suerte de que le gustasen los toros». Con este hondo sentir y palabras de humildad recibió ayer el Tranvía de Oro el periodista Ignacio Peláez, delegado de LA NUEVA ESPAÑA en Gijón y especialista en información taurina. La Peña Cocheras reconoció así, con su insignia anual a figuras preeminentes del universo del capote y las muletas, una trayectoria en pro de la fiesta que tuvo como justificación el considerar al comunicador «uno de los mejores críticos taurinos del país», tal como elogió el presidente de la peña, Aquilino Tuya.

El periodista realizó un discurso al recibir los honores en el que se detuvo, en primer lugar, en los protagonistas de la tauromaquia, los toreros, gracias a los cuales interiorizó tan altas creencias como «el respeto, el trabajo, el esfuerzo, el compromiso». De hecho, uno de ellos, Morante de la Puebla, será su sucesor, en 2026 con el Tranvía de Oro. «Y la lealtad», una que siempre «me inculcaron mis padres»; véase, el matrimonio formado por Isabel Vila y Alfonso Peláez, al frente durante décadas de la Droguería Asturiana y fallecido en 2021.

Ambos progenitores dieron alas al «niño Peláez» y el hechizo que le enamoró de los paseíllos y los trajes de luces, que más adelante dio paso al reconocido redactor y crítico, una profesión que le ha permitido estar todo lo «cerca del toreo» que se puede estar que no sea pisando la arena. La primera, su madre, que descubrió cuando el pequeño tenía tres años que las corridas de toros le obnubilaban y pulsó el botón de grabar en el VHS para «ponérselas en bucle» y que «no diese la murga». «Gracias a mi padre por llevarme al Batán y a Las Ventas y buscar cada verano por toda la provincia de Cádiz aunque fuese una (plaza) portátil», añadió el premiado, que apostilló, cariñoso, un similiar «para que no le diese la murga».

La Peña Cocheras, ayer, en su palco de la plaza de El Bibio. | JUAN PLAZA

La Peña Cocheras, ayer, en su palco de la plaza de El Bibio. / JUAN PLAZA

En su intervención en el acto, que acogió, como es tradición, el Real Club Astur de Regatas (RCAR), Peláez disfrutó de una comida ante una veintena de peñistas, autoridades, y personalidades del toreo. Además de sus vivencias más personales, el homenajeado también transmitió un férreo mensaje en defensa de la fiesta nacional, aquella que, desde que entró en su vida «no he encontrado nada que me haya hecho ser más feliz y sentir tantas cosas».

«Hoy son buenos tiempos gracias al apoyo del Ayuntamiento, pero también ha habido momentos duros», expresó, refiriéndose al anterior mandato, durante el cual la Feria de Begoña bailó sobre la cuerda floja. «Y, si nos despistamos, volverán a por nosotros. Sin perder el rigor ni el compromiso con mi profesión de periodista, aquí les esperamos», sentenció, ante aquellos que amenazan su pasión.

«Una de las primeras voces»

Al respecto, la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, –reconocida el año pasado con la misma distinción por recuperar las corridas en El Bibio nada más recuperar el bastón de mando, en 2023–, estuvo presente y ensalzó la figura del delegado de la edición gijonesa de este diario. «Es un profesional hecho a sí mismo y que siempre, y digo siempre, ha dado la cara por la tauromaquia», afirmó la Regidora, aludiendo al pasado conflicto antitaurino; la voz de Peláez fue «una de las primeras» que se levantaron «cuando la ciudad necesitó que se diera un paso al frente» para «defender la libertad de poder elegir», remató en una cita en la que el empresario Carlos Zúñiga también dedicó palabras cariñosas al distinguido con el Tranvía de Oro.