Calor. Mucho mucho calor era lo que hacía este miércoles en la plaza del Pilar y quizá por ello se vieron menos aficionados de lo habitual en la tradicional ofrenda a la Virgen del Pilar por parte Del Real Zaragoza.

Puntual a su cita se presentó la comitiva blanquilla en la basílica, en la que a su entrada ya había muchos zaragocistas esperando bajo un sol de justicia. Aunque las numerosas camisetas del Real Zaragoza hacían ver que fueron muchos los aficionados que quisieron ver y saludar a los futbolistas, no eran pocos a los que la visita zaragocista les pilló por sorpresa mientras hacían turismo.

Algunos quisieran entrar a vivir in situ la ofrenda y otros prefirieron esperar a la salida para conseguir un recuerdo de sus jugadores favoritos. Si el protocolo no permitió mucho contacto a la entrada al templo, eso cambió por completo a la salida. En el camino de la basílica al ayuntamiento, la comitiva zaragocista se mostró muy cercana y cariñosa con los allí presentes

Aunque alguno se pidió, los autógrafos están ya pasados de moda y ahora lo que gustan son las fotos. Y en ese trayecto los más aclamados fueron los canteranos. El tridente formado por Francho, Raúl Guti y Pau Sans no paró de recibir peticiones de los aficionados, en su gran mayoría niños. Por muchos jugadores que vengan y muchas caras nuevas que se vean, los de casa siguen tirando mucho. Quizá porque la mayoría de esos niños sueñan con un día poder estar en la piel de ellos. Del resto de la plantilla, también Soberón y Bazdar tuvieron que tirar de paciencia para cumplir con los deseos de los zaragocistas.

Los ya no tan jóvenes, los que han vivido mejores épocas, pusieron sus ojos en Gabi. Sabiendo que el técnico madrileño también las ha vivido, en él depositaron sus esperanzas para que esta tortura que dura ya 13 años acabe pronto. “Llévanos a Primera”, le gritó un anciano apoyado en su muleta. Con menos se conformaba el padre de uno de los pequeños zaragocistas. Mientras su hijo se hacía una foto con el técnico, él, en un ataque de sinceridad, le pidió a Gabi que por favor el Zaragoza le hiciera «dejar de sufrir» y le volviera a «hacer disfrutar”. Gabi, con una media sonrisa del que le encantaría pero que nada puede prometer, respondió con lo que piensa todo el zaragocismo: ¡Ojalá!