En Vidas pasadas, la cineasta Celine Song contó un poco su historia. Ahora, en Materialistas (estreno 14 de agosto) comparte su idea del amor actual.
En Vidas pasadas hablaba de reencuentros y desencuentros, de los amores que fueron, los que son, los que pudieron haber sido. Los enemigos de sus protagonistas eran el tiempo y el océano que les separó con 12 años y que ni siquiera la tecnología pudo corregir. En Materialistas, la enemiga de la protagonista (Dakota Johnson) es ella misma, su cinismo aprendido en una sociedad que sólo cree en el amor como moneda de cambio.
Si Vidas pasadas era un drama romántico cargado de nostalgia, Materialistas es una comedia romántica actualizada, aunque muy cerca de Jane Austen o Nora Ephron.
Celine Song, Dakota Johnson y Chris Evans.
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Materialistas es la historia de Lucy (Johnson), una treintañera y soltera en Nueva York, trabaja en una agencia de matchmaking, es decir, de casamentera. Escucha a la gente hablar de cómo serían sus parejas ideales, sincerándose sobre temas que, probablemente, nunca dirían en otros círculos. Ella les concierta citas y, mientras, espera sin prisa que en algún momento aparezca su match, de quien no espera amor, sólo que cumpla requisitos. Así, en la boda de una clienta, conoce al hombre unicornio, guapo, rico, listo, divertido (Pedro Pascal), y escéptica empieza a salir con él. Lo malo es que en esa misma boda se reencuentra con su exnovio, guapo, pobre, listo, divertido (Chris Evans).
Siguiendo esos códigos de la comedia romántica, con algún que otro giro y con reflexiones más profundas sobre las relaciones románticas hoy, andará ese juego que, como ya pasó en Vidas pasadas, tiene a Nueva York como escenario y protagonista