El Club Balonmano Soria despliega una clara declaración de intenciones sobre su futuro con el lanzamiento de sus nuevas jornadas de puertas abiertas. La iniciativa, dirigida a captar jóvenes talentos de entre 4 y 14 años, busca nutrir sus categorías inferiores y, sobre todo, forjar una identidad de club sólida y arraigada en la base. Con la implicación directa de los jugadores del primer equipo, el proyecto va más allá de la mera captación deportiva para convertirse en una siembra de futuro y pertenencia.

A las once de la mañana, la pista principal del polideportivo San Andrés ha cambiado la tensión competitiva de la liga por la energía y las risas de decenas de aspirantes a jugadores. Bajo la atenta mirada de Oriol Castellarnau, técnico del primer equipo, las jóvenes promesas han participado en un circuito diseñado para ofrecer un primer contacto ameno y dinámico con este deporte. Se trata de la primera de, al menos, dos jornadas previstas antes del inicio de la temporada, un movimiento estratégico para fortalecer la estructura del club desde sus cimientos.

El objetivo es claro: que el balonmano crezca en Soria y que lo haga sobre una base sólida de talento local. Castellarnau ha subrayado la importancia de este tipo de acciones para asegurar la sostenibilidad y el relevo generacional, poniendo el foco no solo en el presente, sino en el legado que se construye día a día en la pista.

Una toma de contacto diseñada para ilusionar

Lejos de los exigentes entrenamientos de hora y media, el formato de la jornada, que ha sido supervisada por el presidente de la entidad, Carlos Heras, ha sido diseñado para ser accesible y divertido. «Lo hacemos con esta estructura de unos quince minutos para que no sean entrenos de hora y media, que se puedan agobiar», ha explicado Castellarnau. La mecánica consiste en un circuito rotatorio de cuatro pruebas de tres minutos cada una. En apenas un cuarto de hora, los participantes pueden experimentar diferentes facetas del balonmano, que van del manejo del balón hasta el lanzamiento a portería. «Tienen la oportunidad de probarse e irse o pueden rotar las veces que quieran», ha añadido el técnico, destacando la flexibilidad de un modelo que busca eliminar cualquier tipo de presión inicial.

Esta metodología permite que cada niño avance a su propio ritmo, una consideración clave cuando se trabaja con edades tan tempranas. La presencia de jugadores del primer equipo como monitores de excepción añade un valor incalculable a la experiencia. No solo guían a los pequeños en los ejercicios, sino que se convierten en sus primeros referentes, en los ídolos a los que querrán emular en el futuro. La jornada, que ha contado con una notable afluencia a pesar de coincidir con el inicio de un puente festivo, ha demostrado el interés que suscita el balonmano en la ciudad.

Crear identidad: el puente entre la cantera y la élite

Uno de los pilares fundamentales de este proyecto es la creación de un fuerte sentimiento de pertenencia. Para Castellarnau, la implicación de la primera plantilla es una herramienta esencial para lograrlo. «Queremos generar la identidad de que los conozcan, de que no vengan a ver un club de balonmano, sino a ver a los jugadores del primer equipo», ha afirmado. Este contacto directo humaniza a los deportistas y transforma la relación del aficionado con el club. «Son gente que ya ha hablado con ellos, que ya ha tenido contacto con ellos, y eso al final hace que sientan más el club«.

Esta filosofía se resume en una de las declaraciones más reseñables del entrenador, que encapsula la visión a largo plazo del Balonmano Soria: «Los importantes son los que están aquí, los que van a estar aquí y los que seguirán aquí». Con estas palabras, ha puesto en valor el talento local frente a los jugadores que, como él mismo ha reconocido, están de paso. La apuesta por la cantera no es una opción, sino una necesidad y una convicción para garantizar que el club tenga raíces profundas en la sociedad soriana.

Reforzar la base para un crecimiento sostenible

Ante la buena acogida de la iniciativa, surge la pregunta sobre la capacidad del club para absorber a los nuevos jugadores. El técnico ha confirmado que la entidad está preparada. «Evidentemente estamos trabajando en ello y por eso también lo hacemos ahora, para tener un poco de margen», ha señalado, aludiendo a la necesidad de coordinar aspectos logísticos como la disponibilidad de pistas. El objetivo principal, más que crear equipos desde cero, es robustecer las plantillas ya existentes.

«Es más para llenar que no para crear un equipo nuevo», ha matizado Castellarnau. La meta es añadir jugadores a grupos que ya funcionan pero que necesitan más efectivos para ser competitivos y asegurar su continuidad. Por ejemplo, ha citado el caso del equipo alevín femenino, que con la incorporación de tres o cuatro jugadoras más vería consolidado su proyecto. Se trata, por tanto, de un crecimiento medido y estratégico que busca la calidad y la solidez de la estructura.

La doble lección del deporte: autocrítica y trabajo en equipo

Más allá de la técnica y la táctica, Oriol Castellarnau ha compartido su visión sobre el valor formativo del deporte en la infancia. Con una larga trayectoria trabajando con categorías inferiores, el entrenador es un firme defensor de los valores que transmite la competición. En su opinión, la combinación de disciplinas es clave para un desarrollo integral. «Creo que lo ideal sería siempre hacer un deporte individual y uno colectivo», ha reflexionado.

Según el técnico, esta dualidad ofrece lecciones vitales. «El individual te enseña también la autocrítica, que creo que es una cosa vital en la vida, y el colectivo, todo lo que es el trabajo en equipo y la sociedad», ha concluido. Esta perspectiva subraya que la apuesta del Balonmano Soria por su cantera no solo busca forjar futuros atletas, sino también contribuir a la formación de personas con valores sólidos, capaces de enfrentarse a los retos dentro y fuera de la pista.

Con estas jornadas, el club no solo ficha jugadores, sino que invierte en su capital humano y social para el futuro.