Gabrielle, la adolescente francesa que acaba de bajarse del autobús, se sorprende un poco cuando los Mortimer le dan la bienvenida. La luz brillante del … sol contrasta con esa pancarta avejentada y la indumentaria, palidez y peinados de otro tiempo de quienes van a ser su familia durante los meses que dure el intercambio: Sebastián y Marisa, dueños de una de la única funeraria de un pueblo en el norte de España, y su hijo Nico, un chaval de quince años, inteligente e introvertido, que encontrará en Gabi a la amiga que tanto ha necesitado.

Ni qué decir tiene que los primeros días de Gabi en el enorme caserío reconvertido en funeraria van a ser, cuanto menos, distintos. La pareja, que esperaba un chico, ha modificado el salón de la casa para que sea la habitación de la joven. «En ese sofá es donde donde mi padre dio su último suspiro», le dice con orgullo Sebastián a joven, antes de dar un beso a la urna con las cenizas de su padre y de mostrarle las hermosas vistas al cementerio que hay junto a la casa. Baste como ejemplo del humor tétrico y negro, que no macabro, por el que navega esta simpática y bastante libre adaptación del cómic homónimo francés, editado aquí por Astiberri, obra de la ilustradora francesa Léa Mazé, nominada a los Premios de la Industria del Cómic Will Eisner de Estados Unidos.

Pronto los dos adolescentes se harán amigos. Será entonces cuando Gabrielle descubra que Nico no es precisamente el más popular del instituto. Allí, tres jóvenes que responden a los nombres de Marc, Sofía y Raquel le amargan la existencia. Pero las cosas van a cambiar. Cuando Pol, el tallista de lápidas, les cuenta la triste historia de Beatriz, una mujer que murió enterrada viva en el cementerio, Nico, fascinado con las historias paranormales, se pondrá a investigar con su nueva amiga. El hallazgo de un cadáver y unas joyas robadas obligará a los cinco muchachos a formar una extraña pandilla con el fin de descubrir la verdad.

Víctor Clavijo, David Montejo y Alexandra Jiménez.

Víctor Clavijo, David Montejo y Alexandra Jiménez.

David Herranz

Algo así como si Los Cinco de Enid Blyton se encontraran con los Addams, en una comedia de aventuras, de corte familiar, donde los protagonistas absolutos son ellos -ojo a Iratxe Emparan y Diego Montejo, que están estupendos-, pero arropados por un elenco actoral veterano de excepción. A saber, Alexandra Jiménez y Víctor Clavijo -a este último se le echaba mucho de menos en comedia- lo bordan como los siniestros Marisa y Sebastián, tanatopractores de altura y, como dice Nico, «los mejores empresarios funerarios de España». Pero es que Belén Rueda y Fele Martínez -una pena que este último apena tenga tan pocas líneas de guion- también están exquisitos defendiendo sus personajes bidimensionales.

A la búsqueda del asesino

Con estos actores y el guion de Jelen Morales, el director Álvaro Fernández Armero, responsable de las estimables ‘Ocho apellidos marroquís’ y ‘Si yo fuera rico’, construye un entretenido, aunque un tanto tramposo, ‘whodunit’ en clave juvenil, con alguna que otra secuencia de acción y un humor que también hace guiños al público adulto -«mi madre no necesita ansiolíticos; toma vino»- en un largometraje que más allá del acoso escolar toca asuntos como lo difícil que es a veces encajar cuando se es un adolescente y lo complicado que es que también tus propios padres se deshagan de los prejuicios y te tomen en serio.

Siete semanas duró un rodaje que recorrió diversas localizaciones de Vizcaya y en el que están detrás como productores Telecinco Cinema y Pokeepsie Films, la empresa de Carolina Bang y Álex de la Iglesia, que a buen seguro habrán echado una mano para que el humor y lo fúnebre hayan casado a la perfección.