El jefe de estado ruso Vladimir Putin en una reunión del Consejo de Seguridad en Moscú, el pasado 8 de agosto de 2025 (Reuters)
El asedio ruso sobre Pokrovsk, una ciudad de Donetsk que antes de la guerra contaba con unos 60.000 habitantes, ha durado más de 17 meses y ha supuesto para Moscú la pérdida de más de cinco divisiones de vehículos blindados y tanques desde octubre de 2023, según el Institute for the Study of War. Las bajas rusas en este frente alcanzan entre 14.000 y 15.000 soldados al mes. Este desgaste ilustra la magnitud de la resistencia ucraniana y el alto coste que implica para Rusia avanzar en esta región estratégica.
En este contexto, Vladimir Putin ha propuesto un intercambio territorial en el este de Ucrania que, según filtraciones recogidas por The Wall Street Journal, busca que Kiev ceda la totalidad de Donetsk, incluyendo zonas que aún controla, a cambio de que Moscú entregue áreas menos relevantes bajo su dominio en Jersón y Zaporiyia. Esta maniobra, que coincide con la inminente reunión entre Donald Trump y el presidente ruso, revela la intención de Putin de obtener por la vía diplomática lo que no ha conseguido en el campo de batalla.
El interés de Moscú por Donetsk responde a la existencia de un cinturón fortificado de 50 kilómetros (31 millas) de ciudades, pueblos y posiciones defensivas que Ucrania ha consolidado desde la primera invasión rusa en 2014.
Esta línea, que ha resistido años de ofensivas, representa un obstáculo que, según el Institute for the Study of War, requeriría “probablemente varios años” para ser superado por las fuerzas rusas si se mantiene la tendencia actual. Putin, consciente de la dificultad de romper este frente por medios militares, intenta ahora forzar una solución negociada que le permita tomar el control total de la región.
El presidente ucraniano Volodymyr Zelenskiy visitó este jueves al primer ministro británico Keir Starmer en el número 10 de Downing Street, en Londres. El líder ucraniano cuenta con el apoyo europeo con vistas a la cumbre de Donald Trump con Vladimir Putin en Alaska (Reuters)
Mientras tanto, las tropas rusas han intensificado sus operaciones para capturar Pokrovsk, donde los defensores ucranianos se encuentran en clara inferioridad numérica. El uso de drones de fibra óptica, imposibles de interferir, ha permitido a Rusia interceptar refuerzos y suministros destinados al frente, complicando la defensa de la ciudad y acercando a las fuerzas rusas a su objetivo de tomarla.
La posible cesión de Donetsk a Rusia mediante un acuerdo de alto el fuego tendría consecuencias inmediatas para la seguridad de Ucrania. Moscú quedaría en una posición ventajosa para avanzar hacia las regiones de Járkov y Dnipropetrovsk, obligando a Kiev a improvisar nuevas líneas defensivas en terrenos menos favorables y más expuestos.
Esta perspectiva, según The Wall Street Journal, debería alertar a Trump sobre el verdadero alcance de las concesiones rusas, que en realidad buscan consolidar una ventaja estratégica. El medio subraya la importancia de que Ucrania participe directamente en cualquier negociación que defina el futuro de su territorio.
Putin y Trump comenzarán a las 11:30 hora local (19.30 GMT) del viernes su cumbre en una base militar en Alaska, según informó el Kremlin.
“Evidentemente, el tema central será el arreglo de la crisis ucraniana“, dijo en rueda de prensa telefónica Yuri Ushakov, asesor del Kremlin para política internacional. Primero habrá un “cara a cara” entre ambos mandatarios; posteriormente, se sumarán delegaciones integradas por cinco altos funcionarios, lo que incluirá un “desayuno de trabajo”, consignó.