La corrida de rejones reunió a tres figuras que resultaron de poco enganche con el publico durante la lidia. Se ponía así el punto final a una aceptable feria con asistencias de récord en las cinco tardes ofrecidas. Bajo un cielo expectante, el albero de la plaza parecía ser una preocupación a la vista de su estado y de los cuidados de ultima hora. Se confirmó a lo largo de la lidia. Merece una solución ya definitiva.

Andy Cartagena brindó una actuación consagratoria. Su cuadra, cargada de garra y lucimiento, no provocó ninguna emoción en su primera aparición. Las banderillas llegaron como metralla coreográfica y poco mas. Poco motivado mato de forma correcta y cobró oreja. En el segundo salió a por todo pero fallo en la suerte suprema tras sudar un poco mas en busca de un triunfo que se le resiste.

Andy ya no es pura electricidad. Ni piruetas, ni riesgo. Su rejonear no es el que fue. Muy discreto pide “nevera” para la próxima edición de la Feria.

Hermoso de Mendoza volvió a Huesca con la dignidad y pureza que lo definen. Siente esa plaza como propia, la compara con su tierra, Navarra, y sabe seducir tanto a peñas como al tendido de sombra.

Su toreo a caballo lo basa en el temple, la precisión y la estética. No busca aplausos fáciles, sino conectar por la sutileza, por la capacidad de entender al toro y a la gente al mismo tiempo. Con él, alma y técnica pueden fundirse en belleza cuando se utiliza a su cuadra con inteligencia. Encima acertó con la suerte suprema en el primero. Sufrió un susto que le pudo costar caro al resbalar la pezuña del caballo por el mal estado del albero y acabar rodando por la arena.

Se presentó ante el respetable con caballos clásicos, tiernos y nobles, conducidos con elegancia, reflejo de una herencia taurina de temple y estudio.

De Gregorio cuajó una faena de brío y corazón en el segundo, casi a tientas. Aun sin luz, tuvo la capacidad de enfrentar a los toros con movilidad con lances que tuvieron por fin, transmisión verdadera. El público pidió una y cobro dos. Misterios del más allá al canto.

El salmantino apuesta por el riesgo, el valor y el calado emocional. Le faltó precisión terminal, especialmente en el rejón de muerte, pero aquí poco importó a la vista de su botín.

Cada cuadra reflejó una forma de entender el arte de torear a caballo: el show, el espíritu académico y la valentía sin medias tintas. Pero todo de baja intensidad, no con desgana pero si con poca pasión.

Huesca despidió el ciclo con una tarde de caballos donde el público por quinto día respondió a las mil maravillas. Tauroemocion da con la tecla y llena los tendidos. Los demás debates, poco importan. Nadie se acordará mañana de las orejas generosas y de las no entregadas. Así es el cuento. Eso es todo amigos.

Los toros

Los toros de Luis Albarrán mostraron una presentación cuidada y un juego que se movió entre lo desigual en ritmo y fondo, sin dejar de responder al temple de los jinetes. Exigieron precisión y temple. Buena presentación y casta para morir.

Rejoneadores

Andy Cartagena, Estocada cumplidora y oreja. En el segundo, con cuatro descabellos se fue en silencio de Huesca.

Guillermo Hermoso de Mendoza. Rejón de muerte fulminante y dos generosas orejas. En el segundo mató al cuarto intento y cobro una oreja vergonzante.

Sergio Pérez de Gregorio. Clavó en la paletilla del animal de forma grosera, silencio. En el segundo, al segundo intento clavo bien. Dos orejas

Incidencias

Presidió Emilio Latorre la quinta y ultima del abono. Generoso en los trofeos para cerrar la Feria por todo lo alto. Incomprensible. Lleno aparente de nuevo. Sonó el himno de España durante el paseíllo. Se interrumpió el festejo durante diez sonrojantes minutos para rastrillar, con un vehículo convencional, el albero tras petición de Hermoso de Mendoza al sufrir un percance por el estado del firme. El sexto se mató a tientas por la falta de luz eléctrica.