Todos los artistas tienen canciones que odian o que no cantan en directo, generalmente grandes éxitos o temas que compusieron hace años y que poco tienen que ver con su evolución creativa.
Es el caso de Con las ganas de Zahara, quien ha retomado en su reciente gira una versión de la canción con la que se dio a conocer al gran público o Turnedó de Iván Ferreiro, quien la retiró durante años de su repertorio. Lo mismo hizo Leiva con el éxito de Pereza Princesas, ahora ha querido sincerarse sobre esta canción con una carta compartida con sus seguidores en su cuenta de Instagram.
El artista se ubica en 2001, en casa de sus padres con los que aún vivía. «Tengo 21 años y desconozco que la canción imberbe que acabo de hacer cambiará el rumbo de las cosas», empieza recordando sobre cómo compuso este primer sencillo del disco Animales (2005) junto a su dupla artística en Pereza, Rubén Pozo.
«Ese pequeño acto cotidiano, exento de cualquier profundidad, se transformará en una de esas canciones que suena hasta en la puta sopa, achicharrando radios y generando revuelo a nuestro paso, provocándome un rechazo precoz a pesar de que acabe financiándome cosas impensables para mí entonces, como una vieja Volkswagen T2 naranja 1973 de Scooby-Doo o mi primera Fender Telecaster», continúa detallando el cantante.
Leiva asegura que «la gran mayoría de las veces» que interpretó ese icónico «sigo buscando una sonrisa de repente en un bar, una calada de algo que me pueda colocar» sintió «bastante rubor». y que entonces no sabía que la iba a eliminar «durante 12 años del repertorio porque la odio profundamente, y, a todas luces, habló de mí muy poco rato».
«No puedo imaginar que todos esos amigos melenudos que quieren formar bandas conmigo pensarían, de repente, que soy un músico sospechoso, ni que sentiré una contradictoria frustración cuando el público la pida cada noche con pancartas y ‘Oé, oé, oés», detalla.
Entonces, el cantante tampoco sabía que iba a ser «de largo», su canción «más celebrada en directo, pasando por la derecha a cualquiera de mis últimas obras sofisticadas y maduras». «Aquel día me incorporé de la litera y no sentí nada diferente. De hecho, transcurrirían algunos años hasta que se la mostré a Rubén», explica.
«24 años después, he logrado sacudirme la culpa y entender que solo soy un vehículo para recordar a algunas personas quiénes fueron, y, con un poco de suerte, quiénes son hoy. Con 45, sumergido en la gira más grande de mi carrera y sin ninguna necesidad de echar mano de ella, decido meterla en el repertorio como guiño cariñoso a los nostálgicos», señala.
Tal y como recuerda, ha recuperado Princesas en su repertorio para la última gira, Gigante, con la que llenó dos noches el Wizink Center el pasado mes de junio: «La canción hace de las suyas y vuelve a arrasar en directo. Me rindo y la pongo en el bis«.
«Cada noche en el escenario, combato mi ruido interno agarrándome a las caras de felicidad del público, mientras pienso quién soy yo para arrebatarle este momento a la gente. Un poco de cintura. Son solo canciones. Se llama Princesas, concluye.
El artista concluirá su tour por España el próximo 8 de noviembre en el Palau Sant Jordi de Barcelona y empezará su gira por Latinoamérica, con paradas en Santiago de Chile, Montevideo, Buenos Aires y Ciudad de México.