La política aragonesa se tiñe de luto. El expresidente Javier Lambán ha fallecido este viernes a los 67 años en su localidad natal, Ejea de los Caballeros (Zaragoza), tras no poder superar una larga enfermedad que finalmente ha acabado por derrotar a una de las figuras más críticas contra la gestión de Pedro Sánchez y firmes defensoras del PSOE de Felipe González.

Lambán, gran defensor de su tierra, Aragón, y de los valores clásicos del socialismo, llevaba años luchando contra varias enfermedades, desde una esclerosis múltiple hasta varios cánceres contra los que peleó incluso desde el despacho presidencial del Gobierno aragonés.

Sus últimos años los ha pasado entre las salas de oncología y su intento por mantener vivo el PSOE del que se enamoró en su adolescencia tras intentar boicotear un mitin de su idolatrado Felipe González en 1976. Contrario a la política de pactos con los independentistas, no han sido pocos los mensajes en los que directamente pedía la dimisión de Pedro Sánchez y la convocatoria de elecciones.

Lambán inició su carrera política en su localidad natal, en el Ayuntamiento de una Ejea de los Caballeros de la que siempre presumió. Fue ahí donde empezó a ganar peso en el PSOE de Zaragoza, haciéndose cargo de la Diputación de Zaragoza en uno de los momentos más difíciles de la crisis de 2008.

Tras la marcha de Marcelino Iglesias y la pérdida del PSOE del Gobierno de Aragón en 2011, Lambán dio el paso para liderar e iniciar un nuevo rumbo en el socialismo aragonés. Y en sus primeras elecciones autonómicas logró formar un Gobierno con Chunta y el apoyo del Podemos de Echenique, que terminó convirtiéndose en un duro hueso durante el año en el que fue portavoz morado en las Cortes antes de dar el salto a Madrid.

Si de algo ha hecho gala Lambán durante su carrera política ha sido de su capacidad para llegar a acuerdos, apelando siempre al espíritu aragonés para dialogar. El mayor ejemplo fue su segundo Gobierno, un cuatripartito que aunó al centroderecha del PAR y a la izquierda de Chunta y Podemos con el que prometió avanzar en un Aragón “verde, social y digital” y defendiendo una “voz propia” ante el Gobierno central.

Aunque a los pocos meses de iniciar este segundo Gobierno llegó otra de las crisis más importantes de la historia reciente de España. La pandemia de Covid19 revolucionó todas las previsiones, programas, ideas y proyectos, y obligó a las administraciones a actuar contra algo que nunca antes habían ni imaginado. “Aquello cayó como un bombazo absoluto. La legislatura, desde el punto de vista del cumplimiento del programa electoral, se fue directamente al traste”, recordaba en una entrevista para EL ESPAÑOL DE ARAGÓN el pasado mes de marzo.

Al frente del Pignatelli, Lambán situó a la Comunidad en el primer nivel económico, principalmente en la logística y la agroalimentación, expandió el desarrollo de las energías renovables y abrió el camino a la innovación tecnológica con los primeros centros de datos de Amazon Web Services. También tuvo deslices, como los fallidos Juegos Olímpicos de Invierno que generaron una brecha (más) con Pedro Sánchez o su intento por advertir de la crisis que se avecinaba por la falta de profesionales sanitarios.

Tras cuatro años intensos en los que se mezcló la lucha contra la covid y contra sus propias enfermedades, Lambán perdió el Gobierno de Aragón ante Jorge Azcón y abandonó la primera línea política, pero no sus convicciones y su lucha por recuperar el PSOE del que se enamoró.

Se ha ido un político honrado y honesto, con mil y un anécdotas en la memoria, un hombre de pueblo que llegó al Pignatelli para poner a Aragón por delante de todo y que ha sido uno de los grandes azotes del ‘Sanchismo’ desde dentro del propio PSOE. Como él siempre decía, que la tierra le sea leve.