Bajando a la tierra el neo-noir mítico de John Wick, con la que comparte el guionista Derek Kolstad, la primera Nadie se reveló como una comedia de acción inusualmente poderosa. Una muestra más del trabajo de la productora 87thNorth, responsable de introducir en el género del «actioner» USA un guiño al trabajo de los especialistas y la acción puramente física de otras cinematografías que su protagonista, el antaño cómico Bob Odenkirk (Breaking Bad), aprovechó para añadir otro registro más a su amplia cartera de aptitudes en un film perfectamente concebido.

En Nadie 2 cambiamos de director, del ruso Ilya Naishuller al indonesio Timo Tjahjanto, conservando por tanto esa voluntad de aplicar una mirada ajena pero energética a un film que comienza amagando una crisis matrimonial para, muy pronto, derivar en un western ambientado en un escenario del pasado ideal norteamericano: un parque de atracciones como encarnación decadente de la clásico asentamiento en el desierto.


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Odenkirk juega de nuevo con su apariencia de absoluta normalidad para erigirse un Buster Keaton del género de acción, trasladando la incapacidad de dejar de trabajar de un padre de familia definido por los recuerdos deformados de su infancia. La película acusa algo el factor repetición de la memorable primera entrega, pero solo un poco: la traslación de un duelo del Oeste a un escenario vacacional totalmente kitsch pronto toman el timón de la adelgazada narración de Tjahjanto, que aplica un estilo visual distinto al de la primera entrega, pero a la vez totalmente complementario.

El verdadero defecto de esta Nadie 2 está, quizá, en la rápida transición del segundo al tercer acto, donde el film pierde el pulso de algunas de las interacciones familiares del grupo. Dicho de otra manera, de los personajes secundarios: las intervenciones previsibles de RZA y Christopher Lloyd saben a poco, como también la resolución de las tramas secundarias. Un defecto que, también, es fácilmente perdonable en virtud del estilo de su director… no solo en las escenas de acción. Nadie 2, film sobre la falsedad de los recuerdos ideales y sobre la ambivalencia de la familia, prisión y/o liberación, podría ser uno de los pocos títulos americanos del género en dejar respirar el plano, crear un espacio en sus escenas de acción pero, sobre todo, en cada anecdótica conversación. Algo inferior a la primera entrega, la secuela sigue estando muy bien.