La facturación del sector del libro en España acentuó su tendencia ascendente de los últimos años en 2024, con un crecimiento del 6,3% respecto del ejercicio anterior, hasta situarse en 3.037,51 millones de euros, según el informe publicado por la Federación de Gremios de Editores de España el pasado junio. Si un lugar refleja la bonanza libresca es el barrio barcelonés de la Dreta de l’Eixample, donde se concentran 24 de las 130 librerías asociadas al Gremi de Llibreters de Catalunya en la capital catalana, entre ellas casi todos los colosos del ramo. Esto es, cerca del 20% del total. La población del barrio está estancada en unas 45.000 personas, el 2,6% de los 1.732.000 habitantes de la ciudad. La Central inauguró nuevo comercio nada menos que en Consell de Cent entre Pau Claris y paseo de Gràcia hace un mes. Ona regresó al polígono de oro de los libros en 2020 y Finestres abrió sus dos tiendas en la zona en 2021 y 2022.

«Desde el punto de vista del comprador, la concentración de librerías es buena -dice Antonio Ramírez, director general de La Central-. Los lectores se aficionan más a una librería, pero casi nunca son fieles del todo a esa librería. Tener un recorrido para pasear entre libros en el centro metropolitano de Barcelona es un privilegio«.

Expulsada de Ciutat Vella

Documenta abrió en 1975 en Cardenal Casañas (Barri Gòtic) y en 2014 se trasladó a su ubicación actual en Pau Claris. Fue una huida de la «turistificación» de Ciutat Vella, donde no podían renovar el contrato de alquiler por los elevados precios, al «centro de una Barcelona todavía barcelonesa», explica Èric del Arco, socio de la librería. Ya existía en la Dreta de l’Eixample un «núcleo» de tiendas que hacían «agradable» ir a comprar libros allí porque «si no encontrabas lo que buscabas en una, lo encontrabas en otra», prosigue Del Arco, que enumera de memoria Laie, Jaimes, La Central de la calle de Mallorca y los dos establecimientos de La Casa del Libro. «Si cada librería mantiene su hecho distintivo, la densidad favorece el negocio -considera el también presidente del Gremi de Llibreters de Catalunya-. Aunque habría que ver cómo actúa el efecto imán sobre el resto de la ciudad».

Reconquista

De hecho, señala Àurea Perelló, directora de Finestres, lo que se ha producido en la Dreta de l’Eixample es más bien una vigorosa reconquista tras los cierres de establecimientos históricos como Catalònia, Castells, Bosch, Ona (estuvo en Gran Via de les Corts Catalanes, 654, hasta 2010) o Cinc d’Oros. «Es de agradecer que haya renacido un tejido fuerte de librerías -indica-. Y que La Central haya abierto en una calle donde todo estaba destinado al turismo es una buena noticia para la ciudad«. Enric Aymerich, librero de Laie desde hace 21 años, recuerda que entre dicha librería, Ona, Claret (trasladada al Camp d’en Grassot i Gràcia Nova) y Catalònia los lectores tenían «todas las necesidades cubiertas» en pocos minutos a pie. «Ya era un circuito y funcionaba de maravilla», expone.

Una pica en el monocultivo turístico

En la finca de Pau Claris donde Laie está desde 1980 solo quedan dos viviendas, cuenta Aymerich. El resto, añade, son oficinas y pisos turísticos. La turistificación de la Dreta de l’Eixample, con paseo de Gràcia como eje, salta a la vista en el tramo de Consell de Cent donde ha abierto la nueva La Central: una pica en un monocultivo que va del supermercado con maletas y ‘souvenirs’ a la tienda multimarca de moda de lujo. Por otro lado, la Dreta de l’Eixample es el segundo barrio de Barcelona con más residentes con nacionalidad de países del resto de la Unión Europea, procedencia que forma el grueso de los llamados ‘expats’. Solo lo supera la Vila de Gràcia: 5.649 personas frente a 5.892 a 1 de enero de 2024, indica el padrón.

Sally Rooney, superventas en idioma original

En La Central de Mallorca y en la de Elisabets (el Raval) más o menos han doblado las ventas de libros en inglés en los dos últimos años, informa Ramírez. Con casos tan llamativos como el de la irlandesa Sally Rooney, cuya obra despachan bastante más en el idioma original que en español y catalán. «Obviamente, no se debe solo a los ‘expats’ que tanto nos disgustan porque lo encarecen todo, aunque también compran libros -expone Ramírez-. Hay asimismo estudiantes extranjeros, turistas con interés por la cultura y, cada vez más, jóvenes catalanes que leen en inglés«. En la nueva tienda de La Central son más visibles que en las otras dos las secciones de literatura en inglés y, más pequeña, francés, así como la de literatura local traducida a la lengua franca.

Perelló admite con resignación («vivo en Gràcia», resume) que los ‘expats’ son «una realidad con la que hay que convivir». Sin embargo, remarca que Finestres nació como una «apuesta por la bibliodiversidad», con libros en todos los idiomas peninsulares, inglés, francés, alemán, italiano y portugués. «No tenemos una oferta pensada para los ‘expats’, pero encuentran un espacio en nuestra librería», apunta. También han detectado en Finestres el auge de los jóvenes barceloneses que leen en lengua extranjera, mayormente inglés. Laie, que «siempre se ha definido como una librería internacional», en palabras de Aymerich, sobre todo en libros de arte y ensayos, no ha tenido que aumentar sus secciones de narrativa en inglés y francés, aunque sí ha notado cierto repunte.

Los otros barrios más densos

En la lista de comercios afiliados facilitada por el Gremi de Llibreters no figura Backstory, librería inglesa fundada por las estadounidenses Abbie Hibler y Kate Barasz hace casi dos años en, cómo no, la Dreta de l’Eixample. Sí figura Come In, veterana librería inglesa ubicada en la Antiga Esquerra de l’Eixample y no en la Dreta de l’Eixample solo por estar en el otro lado de Balmes. La Antiga Esquerra de l’Eixample es el segundo barrio de Barcelona con más librerías, nueve. Por encima de las ocho de Sant Antoni y el Raval y las siete del Barri Gòtic.

«Creemos que no estamos en el momento de pensar si habrá que cambiar de nuevo de ubicación por el mismo motivo», dice Del Arco en nombre de Documenta. «Pero sí que habrá transformaciones en la zona como el crecimiento de la oferta en lenguas extranjeras«, agrega con mirada más panorámica.

Sin librerías

38 de los 73 barrios de Barcelona no tienen ninguna tienda asociada al Gremi de Llibreters. Se trata de Pedralbes y la Maternitat i Sant Ramon (distrito de Les Corts); Vallvidrera y el Putxet i el Farró (Sarrià-Sant Gervasi); el Coll (Gràcia); Sant Genís dels Agudells, Montbau, Horta, la Vall d’Hebron, el Carmel, la Font d’en Fargues, Can Baró, la Teixonera, la Clota y el Baix Guinardó (Horta-Guinardó); Canyelles, Torrre Baró, Ciutat Meridiana, Vallbona, la Guineueta, les Roquetes, Verdum, la Trinitat Nova, Can Peguera y el Turó de la Peira (Nou Barris); la Trinitat Vella, Baró de Viver y Navas (Sant Andreu); la Verneda i la Pau, el Besòs i el Maresme y Diagonal Mar (Sant Martí); el Fort Pienc (Eixample); la Barceloneta (Ciutat Vella); y Sants-Badal, la Bordeta, la Marina del Prat Vermell, la Marina de Port y la Font de la Guatlla (Sants Montjuïc).

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