El mundo del toreo está en llamas, aunque las coreografías públicas de los toreros protagonistas de este duelo traten de aparentar civilidad y elegancia. Hablamos de Andrés Roca Rey (28 años), el diestro peruano apadrinado por gran parte de la joven aristocracia española, y José Antonio Morante Camacho, Morante de la Puebla (45), el maestro que ha logrado fundar casi un culto a su persona, por sus faenas épicas y su fuerte personalidad. Ambos pretenden convertirse en el más grande de la temporada. Como en ‘Los Inmortales’, solo puede quedar uno. Y todas las artimañas valen.

Evidentemente, resulta imposible rastrear el verdadero origen de esta rivalidad, algo que queda para el círculo íntimo de ambos toreros. Cabe pensar que viene de lejos, probablemente alimentado por el irresistible ascenso de Roca Rey, un torero joven que ha dominado el escalafón en los últimos años. Lo ha hecho, cuidado, porque Morante de la Puebla se había retirado puntualmente dejándole vía libre, por así decirlo. Si Morante de la Puebla pensó en algún momento que sería otro torero para famosas, por su ascendiente sobre Victoria Federica y otras jóvenes aristócratas, se equivocaba.


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Andrés Roca Rey, íntimo de Victoria Federica, tiene el favor de influencers, celebrities aristocráticas e incluso del cine. El año pasado, aceptó ponerse en manos de Albert Serra, director de cine para minorías intelectuales con mucho predicamento en Francia, para protagonizar su particular exploración de la fiesta del toreo en un documental titulado ‘Tardes de soledad’, Concha de Oro en San Sebastián 2024. El peruano exuda modernidad pero, además, tiene toreo.

Morante de la Puebla no es torero de Instagram

Con todo, digamos que Morante de la Puebla es un rival temible. Su figura concita un verdadero culto, con aficionados que esperan épica y belleza en cada una de sus apariciones. Digámoslo en palabras del crítico Antonio Lorca, el mejor analista de su trayectoria irregular pero fascinante: «Morante de la Puebla es un torero bohemio, personal en la vestimenta, fumador de puros, de pocas y sentenciosas palabras y amante de la historia del toreo», escribió en El País cuando el diestro anunció su retirada en 2017, cansado «porque los presidentes y veterinarios me han aburrido; el toro tan grande que sale hoy va en contra del toreo de arte, y ya no puedo más».

Un momento de intimidad con Roca Rey después de una corrida compartido en su perfil de Instagram por Victoria Federica, el año pasado.

Un momento de intimidad con Roca Rey después de una corrida compartido en su perfil de Instagram por Victoria Federica, el año pasado.

INSTAGRAM (@VICMABOR)

La rivalidad entre Roca rey y Morante de la Puebla, alimentada por imágenes de televisión, vídeos virales y crónicas impresas y digitales, es una buena noticia para las plazas que les esperan, pues esta guerra alimenta el morbo y el morbo vende entradas. No lo es, sin embargo, para las relevantes mujeres que les siguen de feria en feria. Personalidades como Victoria Federica o Tana Rivera que, seducidas por el arte del toreo y participantes interesadas en un universo simbólico que mitifica una masculinidad fiera pero noble y una feminidad bella y expectante, realzan con sus apellidos el espectáculo.

Efectivamente: ninguna aristócrata con un pie en la familia real o la Casa Alba y otro en el mundo de la moda y las relaciones públicas desea verse implicada, aunque sea de manera colateral, en una tangana. Y el enfrentamiento entre Morante e la Puebla y Roca Rey ha llegado a un punto más propio de los tumultuosos campos de fútbol que de las históricas plazas de toros. Constatemos, de hecho, que Victoria Federica no ha querido decir ni palabra sobre el asunto, aunque estaba presente en la plaza de Cádiz cuando ambos diestros se encararon con un lenguaje corporal ciertamente agresivo.

Parece que Roca Rey trató de vetar a Morante

En realidad, todo empezó a caldearse antes de la corrida del pasado día 9 en la Plaza Real del Puerto de Santa María, donde Morante y Roca Rey se jugaron casi un mano a mano del que salieron con dos orejas cada uno. Se dijo que el peruano trató de sacar al sevillano del cartel en la feria de Santander, vetarlo en suma, rumor desmentido por el peruano que alimentó la hoguera de vanidades encendida mucho antes.

Como recuerda nuestra compañera de ABC Rosario Pérez, hubo encontronazos entre ambos en Santander, Granada, Pamplona, Sevilla… Al final de la tarde, Morante recriminó un lance al peruano. «Eso se hace en otro momento», le dijo con gesto serio. Aquel le contestó altivo: «Maestro, fúmate un purito despacito». Lo que vino luego fue inaudible, pero evidente: calentura gestual.

Tana Rivera y Victoria Federica son buenas amigas y comparten afición por la fiesta de los toros.

Tana Rivera y Victoria Federica son buenas amigas y comparten afición por la fiesta de los toros.

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Lo que dice la crítica es que Roca Rey es joven, pintón, elegante, talentoso y moderno: lo da todo en la plaza y y en las portadas y perfiles de Instagram. Pero carece del alma, la densidad, la hondura y la enjundia de Morante, e incluso puede adolecer de la sensibilidad suficiente para entender los intangibles que recomiendan respetar al maestro, cuando este tiene las dimensiones del torero sevillano. El joven quiere, a toda costa, imponerse al experimentado torero, sin reconocer que la historia pesa más que la gracia y, sobre todo, que a un maestro no se le rebasa: se toma su testigo.

Tana Rivera ha querido defender a Roca Rey

Así las cosas, ante la posibilidad de que la furia de la afición caiga sobre el peruano Roca Rey, solo una aristócrata ha acudido en su auxilio, tratando de despejar las nubes que puedan cernirse sobre su, hasta ahora, prístina imagen. Ha sido Tana Rivera, un día después de que Morante fuera cogido en la plaza de Pontevedra y Andrés Roca Rey, con buen tino, colgara en Instagram una foto de ambos deseándole «fuerza». En esa misma publicación, la nieta de la duquesa de Alba escribió: «Gran torero, mejor persona». Ha sido la única de las aristócratas valedoras de Roca Rey que ha sacado la cara por su torero favorito, de momento.

Sería una pena que el peruano, llevado por las mieles de tanto apoyo hasta en la familia real (la infanta Elena también le sigue), no llegara a comprender con quién se está midiendo y en qué país. Lo explicó muy bien Antonio Lorca en su crónica: esta rivalidad carece de sentido porque «Morante y Roca solo se parecen en que ambos visten un traje de luces».

Para Lorca, el peruano es «un torerazo valentísimo, con un admirable pundonor y una entrega ilimitada». Pero Morante es «un genio, un ser nacido para hacer soñar la belleza; un revolucionario, un artista completísimo, puro sentimiento, valiente, dueño de una técnica prodigiosa y una deslumbrante capacidad de inspiración».


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