No es ningún secreto que Madonna no pega puntada sin hilo, como se dice de forma coloquial cuando se quiere expresar que una persona sabe muy bien lo que nace, que nada es casual. Un ejemplo es su reciente vida en el baño.
Si hace unos años sus provocaciones daban la vuelta al mundo, ahora son sus mensajes en defensa de los Derechos Humanos los que centran de forma constante sus declaraciones y discursos. Con motivo del cumpleaños de su hijo Rocco, Madonna rogó a León XIV que vaya a Gaza en misión humanitaria «antes de que sea demasiado tarde. Los niños del mundo son de todos».
Madonna cumple 67 años y aprovecha sus momentos de exposición para tratar temas habitualmente controvertidos o de los que no se habla demasiado, como el que dedicó a la dificultad de que una mujer divorciada pueda adoptar en Malawi, donde nació su hija Mercy. La cantante recordó el complicado proceso judicial, que duró años, hasta que culminó.
Amada y escrutada a partes iguales, las críticas sobre los continuos cambios en su rostro han sido otra constante en su vida pública. A principios de este verano la diva escribió de forma pública a su padre y dejó otro titular para la historia: “Nos obsesionamos con la juventud y la belleza física, que irónicamente no nos enseñan nada y solo nos dan gratificaciones momentáneas”.
La prima lejana del Papa, genio y figura.