Begoña del Teso

Domingo, 17 de agosto 2025, 02:00

Pasó ya en la segunda de Illunbe 2025. El torero de aquella tarde, Marco Pérez, era quien se movía y sus toros, ‘Ganador’, ‘Tobillito’, ‘Tramposo’ y ‘Elegante’, los que se quedaban quietos parados, las pezuñas clavadas en la arena. Según las antiguas normas no escritas y aún en vigor de la tauromaquia, lo lógico, lo que le da cuajo, razón, pasión y hasta intriga e inquietud a esta locura es lo contrario; el lidiador clava las zapatillas en la arena, ofrece la muleta al animal y este se mueve atraído por el engaño.

Sucedió igual en la tercera de Illunbe. Guillermo Hermoso de Mendoza y ‘Jíbaro’, (castaño) ‘Ecuador’ (tordo claro) y Mouteiro’ (también castaño) más los muy bregados auxiliadores Ricardo Raimundo (verde y azabache), Enrique Bejarano (verde botella y plata) y Antonio Díaz ‘El Coriano’ (burdeos y azabache) torearon a ‘Narciso’ que era negro, su edad la de cuatro hierbas y casi cinco años y pesaba 510 kilos. Todo parecía ir bien, banderillas bastante templadas y quiebros ajustados. Pero ‘Narciso’ no tenía la menor idea de que era un toro ni de que los toros deben moverse. Así que fue ‘Nairobi’, un lusitano negro de 8 años quien tuvo que dar vueltas, vueltas y más vueltas alrededor del morlaco, atornillado entre los tendidos 7 y 6. Visto desde las filas de sol era un espectáculo que acababa por marear. La plaza terminaba por darte vueltas. El que ‘Narciso’ no se moviera y ‘Nairobi’ girase y girase sobre él no impidió que el público, arrebatado por dos rosas, un par de cortas con dos manos y un rejón fulminante (no era difícil asaetear a un bicho inmóvil), pidió a la presidencia las dos orejas del inmóvil ‘Narciso’. Se concedieron.

Tampoco es que se moviera mucho el primero de Talavante pero Alejandro no estaba para nada dispuesto a no llevarse trofeo si ya lo tenían el de Estella y Manzanares. Llevado por sus ansias de triunfo, tiró sus trastos de torear a la arena y metió una estocada trasera, traserísima que debió atraversarle todos los órganos vitales a ‘Aberenjenado’. Era un espadazo sin arte ni historia ni ley pero como cayó muerto bien muerto, más que muerto, y eso es lo que les gusta a los nuevos aficionados (aún no graduados en esto de la cuestión taurómaca) consiguió su oreja el extremeño.

Se acabó lo de Illunbe pero este domingo Teo Lázaro y Patxi, arenero, correrán, estarán corriendo o habrán corrido (depende de cuándo lean ustedes el periódico) los hermosos toros de Palha (los hay incluso belliojos porque hasta la mirada la tienen salpicada) y el lunes dos torerillos, Fernando Vanegas y Rafael de la Cueva, soñarán sueños grandes en Deba. Torearán erales de la ganadería Puerto de San Lorenzo que en la mañana clara protagonizarán encierro guapo hasta la plaza cuadrada. Fernando ganó en mayo el certamen Cocherito de Bilbao de jóvenes novilleros sin caballos celebrado en Torrecilla del Valle, Valladolid. Rafael, venezolano, se forma en la Escuela Taurina José Cubero ‘Yiyo’. Allí empezó, sí, Olga Casado. Acabó Illunbe 2025. El relevo está asegurado. El sábado estuvo en el apartado Martin Pérez de Mendiola. Tres años. Quiere ser torero. Se llamará ‘Bitorixeko Martincho’. Le esperaremos. Aquí.

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