Morenito de Aranda fue el encargado de abrir plaza en la tradicional corrida de toros que organiza cada verano el Ayuntamiento de El Espinar, siendo … una de las citas taurinas más importantes del verano en la provincia de Segovia. El cuajo, la estampa, la seriedad y las hechuras de los toros de la ganadería Peñajara eran el gran aliciente de una tarde que arrancó fría. Se presentó el cartel como una de las citas de más acusado acento torista del verano en Castilla. Peñajara, un hierro torista, para una apuesta por el torismo de la calidad y la presencia.
‘Galguito’, de capa negra mulata, ofreció poco juego debido a su falta de fuerza. Aranda se entregó. Tres series de muleta por alto y una gran estocada fue lo más reseñable de un primer toro con mucha casta que se resistió a morir. Aunque la embestida no era propicia para el lucimiento, Morenito nunca se dio por vencido en una faena de mérito y firmeza que no tuvo premio.
Valentía y mucha entrega puso sobre el ruedo espinariego Javier Cortés que cortó la primera oreja de la tarde a un toro colorado bragado que peleó en el caballo y se dejó guiar con la muleta. Presentó una embestida exigente y seria que Cortés aprovechó para dejar una faena de gran empaque. La certera estocada fue clave para la concesión del premio que paseó con Javier con su característica sonrisa.
El reciente ganador de la Copa Chenel, el abulense Sergio Rodríguez, ofreció en la lidia del tercero gran frescura. Planteó una faena templada, con puntos de inspiración y otros de toreo más clásico, estando muy por encima de un toro negro bragado que fue de más a menos. La entrega de Sergio ya valía una oreja que fue concedida tras una extraordinaria estocada. Se tiró a matar de frente y hundió el acero hasta la empuñadura. Cumbre el abulense.
Rotunda faena de Morenito de Aranda al cuarto de la tarde. Un gran ejemplar de Peñajara al que desorejó el veterano torero que este año cumple 20 años de alternativa. El bravo animal empezó a galopar en redondo, cosido a una muleta poderosa que acariciaba sus embestidas. Temple, cadencia y ligazón en el centro del ruedo arrancaron los aplausos y la ovación del público que siguió la faena con pasión y, después de una entera, exigió las dos orejas para el torero. Echó toda la carne en el asador a lo largo de una faena vibrante y comprometida para resarcirse de lo ocurrido en su primer toro.
Morenito de Aranda exhibe sus trofeos.
E. R.
El quinto toro de Peñajara fue un astado que brilló más por su llamativa capa sarda que por sus embestidas. Se defendió en el capote de Javier Cortés y peleó en el caballo. Tanto que después de dos puyazos traseros y descolocados salió sin fuerza. No terminó de fijar la embestida en la muleta del diestro madrileño que falló con la espada y necesitó del descabello para terminar su actuación.
Todas las miradas estaban puestas en Sergio Rodríguez y en sus posibilidades para salir a hombros. La lidia del sexto, otro colorado bragado, fue exquisita, tanto en el tercio de varas, como en el de banderillas. Sin embargo, el animal llegó falto de fuerzas al tercio final. Ahí es donde la poderosa muleta del abulense sacó dos series de naturales de gran valor. Llevó con soltura la embestida y colocó al astado para la suerte final. Otra gran estocada para acompañar a Morenito en la puerta grande. A pesar de su corta edad, Sergio se mostró en todo momento muy seguro. No tuvo prisa y se vació en su actuación, dejando en evidencia su superioridad frente al animal.
En líneas generales, la corrida fue desigual, con dos toros colorados, los que hicieron segundo y cuarto, de gran dimensión. No presentaban las mejores hechuras, pero sí embestidas de calidad que permitieron a Javier Cortés y Morenito de Aranda expresar sus conceptos. Un año más, la Plaza de Toros espinariega volvió a brillar con poco más de media entrenada que hubiera sido mayor si el precio de las entradas hubiera acompañado. Año tras año, y ya van seis consecutivos, El Espinar se convierte en el epicentro de la tauromaquia segoviana.