Los datos de la inflación del pasado mes de julio son muy preocupantes. La subida de un 2,7% significa otro nuevo traspiés para todas las economías y de manera muy especial para los más vulnerables. Ese incremento de la inflación, sumado a la crisis de la vivienda, son dos elementos que deberían servir para que las autoridades gobernantes diseñaran algún proyecto para paliar este duro golpe que de nuevo sufre la sociedad española.

También es muy lamentable que desde el ministerio de Economía se señale que esta evolución de la inflación es compatible con el fuerte dinamismo de la economía. Una reflexión muy tosca, incluso insultante, habida cuenta de los datos. Somos el país de la UE con un mayor índice de paro y el desempleo de los jóvenes se sitúa en un 25%.

Con un añadido: el desempleo juvenil o, lo que es lo mismo, la falta de oportunidades para los más jóvenes en España, se está traduciendo en “una fuga de jóvenes talentos”. Se han formado en su país, pero su país no les ofrece alternativa para devolver la formación que han recibido y no tienen otro remedio que buscar el futuro más allá de nuestras fronteras y, por tanto, lejos de su familia. Las incapacidades de nuestros gobernantes de gestionar el futuro de los jóvenes dejan que la nueva savia de la sociedad española huya de España. Ponen en peligro el futuro de España. En otros países lo saben y captan a nuestra savia con atractivas propuestas de futuro.

Además, somos el país entre nuestros socios europeos con la mayor tasa de pobreza infantil. Sin olvidar que el sistema de pensiones se encuentra en una situación muy precaria y, si la inflación no frena su escalada, el pago de las pensiones también aumentará y, con ello, la deuda del sistema se incrementará de manera muy preocupante. Como se observa, todo un panorama desolador.