En una céntrica plaza de Guadalix de la Sierra, el aroma a sofrito y caldo recién hecho guía a los clientes hasta un restaurante que, desde hace cuatro años, vive en un curioso equilibrio entre la tradición gastronómica y la retransmisión en directo.

Se llama Arroz y Cañas —o como es conocido en Internet, Arroz y Desgracias— y lo regentan Tomás e Isabel, junto a su hijo Aarón Candelas y su pareja, Ainara. Lo que empezó como un «hobby de jubilación» se ha convertido en un restaurante de referencia… y en un fenómeno de Twitch.

«Mis padres se mudaron a Guadalix porque querían algo tranquilo, abrir un par de días a la semana para entretenerse. Pero al final acabaron trabajando más que nunca», recuerda Aarón. Con experiencia previa en hostelería —su padre lleva acumulados años como arrocero profesional—, el boca a boca y, más tarde, las redes sociales hicieron que aquel plan sosegado se desbordara.

El gran reclamo es el arroz. Pero no es cualquier arroz, garantizan. «No hacemos una paellera para varias raciones. Hacemos un arroz personal para ti, sin encargo previo, en veinte minutos«, explica Aarón.

La carta incluye 14 variedades, desde el más asequible, de 14-16 euros por persona, hasta el de bogavante, que cuesta 32 euros. Los más pedidos son el arroz a la costra, con marisco pelado y alioli casero gratinado al horno, y el «arroz gualiceño» —gentilicio de Guadalix—, con costillas de matanza, cardillos y setas de la sierra.

Los hermanos Alfredo y Carmen García, actuales dueños de Sylkar.

Pero el éxito del restaurante no solo está en su paella. La  tortilla de patata, apenas cuajada, es «galardonada entre nosotros» y causa sensación entre sus clientes. También hay carnes locales, pescados de buenos proveedores y platos fuera de carta, según temporada, como los champiñones rellenos de callos.

El ticket medio de 25-30 euros y un aforo que podría alcanzar las 200 personas, aunque la pequeña cocina obliga a servir en «golpes» de 50-75 comensales. Abren de jueves a domingo, con cenas solo en verano, y funcionan sin reservas.

Virales en Twitch

El segundo pilar del fenómeno es su canal de Twitch: Arroz y Desgracias, que nació durante el confinamiento, cuando Aarón, diseñador y desarrollador de videojuegos, propuso a su padre retransmitir recetas en directo.

«En un programa de cocina grabado no puedes resolver dudas. En directo, sí: puedes preguntar y ver cómo te lo preparan», cuenta Aarón. Aunque la idea inicial incluía reparto a domicilio, finalmente evolucionó a algo más íntimo: mostrar el servicio del restaurante en tiempo real.

«Acabó degenerando en la idea de mi madre, que propuso retransmitir un servicio de cocina. Pensaba que no iba a interesar. Poco a poco pasó a ser un reality de nuestra vida. Ahora transmitimos cómo es la vida de una familia de hosteleros, desde que desayunamos hasta que cerramos. Todo en directo», explica Aarón.

De izquierda a derecha, Isabel, Ainara, Aarón y Tomás, los protagonistas de Arroz y Desgracias:

De izquierda a derecha, Isabel, Ainara, Aarón y Tomás, los protagonistas de Arroz y Desgracias:

Arroz y Desgracias

Ese directo constante genera un círculo virtuoso: «Cuanta más gente en el restaurante, más jaleo y más interés en el canal. Y cuanta más gente en Twitch, más clientes quieren venir a conocernos en persona».

Han recibido visitantes de toda Europa e incluso Latinoamérica que llegan atraídos por lo que han visto en la pantalla. «La diferencia con otros streamers es que aquí puedes venir, saludarnos y comprobar que todo lo que ves es real», opina Aarón.

En Arroz y Cañas, las desgracias se sirven con humor, y el arroz, con la precisión de quien lleva toda una vida dedicada a la hostelería. Entre el calor del fogón y la luz de las cámaras, la familia Candelas ha encontrado una receta que no figura en la carta y es la que más le interesa a sus clientes: la de convertir su día a día en un espectáculo.