Oviedo no solo enamoró a Woody Allen, a quien la ciudad le homenajeó con una estatua de su mismo tamaño a dos pasos de la calle comercial. Hollywood ha viajado a la ciudad en más de una ocasión. La última para el rodaje de Los 4 Fantásticos.
Mientras el Palacio de Exposiciones y Congresos que alberga la futurista obra de Santiago Calatrava se transformaba en el cuartel general de los superhéroes del universo Marvel, hubo un par de cosas que no pasaron desapercibidas entre el reparto.
En una entrevista compartida por Fotogramas, Ebon Moss-Bachrach, quien interpreta a Ben Grimm (La Cosa), lo expresa rotundamente, causando simpatía en muchos locales: “Las vacas, el color verde de la hierba… y los mejillones”
Quienes conocen bien la cocina asturiana saben que en la costa cantábrica, los mejillones son casi un ritual. Servidos al vapor con limón, en salsa marinera o con un toque de sidra, su sabor salino y profundo ha conquistado generaciones. Y ahora, también a Hollywood.
Aunque Pedro Pascal no nombró directamente a los mejillones en su famosa entrevista con Fotogramas, sí incluyó a la comida local entre sus cuatro grandes descubrimientos ovetenses, junto a la arquitectura, la gente y una entrañable tienda de cómics.
Su simple mención —“comida espectacular”— se ha convertido en un guiño cómplice del actor chileno a la gastronomía que han disfrutado durante el viaje, aunque las cámaras no hayan llegado hasta el plato.
Fuentes cercanas al rodaje aseguran que varios miembros del reparto, incluido Pascal, visitaron una sidrería tradicional en el casco antiguo, donde se sirvieron unos mejillones en salsa de oricios (erizos de mar) que provocaron más de un brindis y alguna que otra repetición.
Pero más allá de la anécdota, hay algo profundamente simbólico en todo esto. Que un actor del calibre de Pedro Pascal y sus compañeros se rindan ante un plato tan humilde como los mejillones es una reivindicación de esa cocina que no necesita fuegos artificiales para dejar una impresión duradera.
Oviedo, además de servir de telón de fondo para una superproducción internacional, se ha convertido en anfitriona con un paisaje y cultura genuinos y difíciles de exportar. Esa sencillez tranquila que se respira por sus calles, que esconden el bullicio que se adueña de las sidrerías, es algo que cuesta explicar y es mejor vivirlo.
Los 4 Fantásticos ya lo saben y puede que en su horizonte el ahora también vean un poco de mar asturiano. En el barrio ovetense de Buenavista, dentro de ‘el centollu’ como se conoce al edificio de Calatrava, siempre tendrán su casa.