En el corazón de la ganadería de Saltillo, los vaqueros y mayorales, a quienes bien podríamos llamar los sabios del campo, se enfrentan a una misión bastante compleja y arriesgada. Imagina que su tarea es localizar y sacar del monte a unos toros jóvenes, de unos tres años, llamados utreros, especialmente a aquellos que son más solitarios y que se ocultan en los lugares más insospechados entre la maleza. El problema es que estos animales no tienen la menor intención de abandonar sus escondites, donde han vivido por años. Pero es crucial para ellos sacarlos de ahí, llevarlos a los cercados para que coman bien y se preparen para la próxima temporada, cuando ya serán toros completamente desarrollados.
Pero esta labor está lejos de ser sencilla, ¿sabes? No es solo el intenso calor o el agotamiento de los caballos. Estos novillos son muy agresivos con sus cuernos y conocen cada rincón de su hogar, haciendo que meterse en esas zonas sea extremadamente peligroso. Podremos ver cómo un toro colorado, que solía buscar el fresco en unas ruinas, se lanza con rabia hacia el caballo en cuanto lo perturban. Y la cosa se complica más, porque hay otro toro, incluso más peligroso, que espera escondido, listo para una carga sorpresa y rapidísima.
Es una faena donde el conocimiento que tienen del toro es su única defensa, literalmente poniendo en juego sus vidas en cada paso.