En fin, la nueva apuesta del creador de Malviviendo David Sainz en colaboración con Enrique Lojo (Una vida menos en Canarias) está disponible en el catálogo de Prime Video, y es perfecta para los que quieren viajar por las ficciones sin tener que cruzar océanos de temporadas, disfrutando de tan solo 6 capítulos de 40 minutos de duración cada uno.

La historia plantea un escenario apocalíptico visto desde nuestra perspectiva de piel de toro, cambiando las explosiones y los discursos presidenciales intensos por cuestiones mucho más mundanas como esta: ¿qué pasaría si el fin del mundo fuera una falsa alarma? La respuesta, cargada de mala baba, llega de la mano de esta serie que es mucho más de lo que parece y que está plagada de rostros conocidos.

¿De qué va ‘En fin’?

La historia sigue a Tomás, un padre de familia que, al enterarse de que el mundo se va a acabar en un mes, decide abandonar a su mujer e hija para entregarse a una orgía de excesos. El problema llega cuando el supuesto asteroide pasa de largo y el apocalipsis no ocurre. Interpretado por José Manuel Poga, y acompañado por Malena Alterio en el papel de su esposa, Tomás tendrá que enfrentarse ahora a algo peor que el juicio final: el juicio de su propia familia.  

Reparto

El reparto lo completan figuras como Raúl Cimas (Poquita Fe), Luisa Gavasa (El maestro que prometió el mar), Javier Botet (REC), Antonio Dechent (A puerta fría) y Leonor Watling (Hable con ella), además de los cómicos Jorge Cadaval (Los Morancos), Juan Amodeo o el futbolista Borja Iglesias, entre otros. Pero uno de los nombres que más llamó la atención en el momento de su estreno el pasado año fue el de Chenoa, que se sumó al elenco interpretándose a sí misma.

En fin se presenta como una miniserie ideal para quienes buscan una historia ligera pero con mordiente, perfecta para ver del tirón mientras se sobrevive al verano en la ciudad. Con solo seis capítulos y un enfoque fresco sobre el fin del mundo, ofrece una buena dosis de humor negro y un reparto variado que aporta tanto caras familiares como sorpresas inesperadas.

Sin necesidad de grandilocuencias ni efectos especiales, la ficción apuesta por lo cotidiano como terreno para la sátira, invitando a reírnos de nuestras propias miserias. Así que si el calor no da tregua y el sofá parece el único destino viable, esta puede ser una buena compañía. Sin más pretensiones que entretener, que no es poco.