El genial torero sevillano de La Puebla del Río, asume un riesgo superlativo cada vez que se planta en el ruedo. Se queda en un lugar donde el toro le puede atrapar en cualquier momento, buscando ese toreo de ensueño, casi perfecto. Es una entrega total, donde el artista se olvida de su propio cuerpo para crear la obra que anhela. Una entrega que, lógicamente, le ha pasado factura, pero que también es la esencia de su arte inmortal, la razón por la que nos hace disfrutar una barbaridad y por la que su temporada ha sido descrita como increíble, magistral y maravillosa. ¿Qué impulsa a un artista a rozar la perfección jugándose la vida en cada lance?

Para honrar esa grandeza, Toros para todos le dedica una vez más el Orobroy de la semana acompañando un resumen de los mejores lances de su actuación en El Puerto de Santa María (Cádiz), con el fondo musical de la célebre pieza de Dorantes.