Zulueta pisa hoy Vista Alegre. Tiene 20 años que no aparenta, muchas ganas de comerse el mundo y las cosas muy claro: «El torero que … dice que no tiene miedo, miente».

– Hijo y sobrino de los alguacilillos de la plaza de toros de la Real Maestranza de Sevilla y, además, sobrino del ganadero de reses bravas, Gabriel Rojas. ¿Su destino estaba marcado?

– Bueno, la verdad es que sí, ¿no? Toda mi familia ha estado muy ligada al toro, tanto por parte de madre como por parte de padre. No me quedaba otra que, por lo menos, ser aficionado a los toros.

– ¿Cuándo supo que se la jugaría?

– No hubo un momento exacto. Yo siempre, desde chico, jugaba con mis primos a los toros. En vez de jugar al fútbol, me imaginaba mis corridas de toros, vestido de luces y cortando las orejas. Ese era mi entretenimiento. Hasta que, poquito a poco, mi abuelo nos apuntó a la escuela taurina sevillana. Entramos los dos, mi primo y yo, pero realmente seguíamos jugando. Ya, poquito a poco, aquello se fue haciendo serio.

– ¿Fue un proceso natural?

– No hubo un momento exacto en el que yo dijera ‘quiero ser torero’, sino que desde siempre he soñado con ser torero.

– ¿No le da miedo, Javier?

– Hombre, claro que da miedo, Creo que todos los toreros tenemos miedo. Quien diga que no, pues miente. Además, existen muchos miedos, no solamente al toro.


Un novillero con ángel

– ¿De qué más tipos?

– Ese miedo siempre está. Es un miedo prácticamente asumido. Está y lo sabemos sobrellevar. Pero también está el miedo a la responsabilidad, al fracaso, al escenario… Las expectativas que hay que cumplir… Siempre estamos rodeados de presión, pero al final, lo supera nuestro amor por el toro y por torear.

– ¿Estudia?

– Sí, estoy haciendo Ingeniería Agrícola en Sevilla.

– ¿Qué tal le ha ido el curso?

– Bueno, este año más paradito, porque, gracias a Dios, he podido torear mucho. Tuve ya un principio de temporada muy fuerte. Ha sido complicado compaginar las dos cosas y, además, con el toreo…

– ¿Qué sucede?

– Tiene un momento y hay que aprovecharlo. Los estudios siempre están ahí. Los voy llevando poquito a poco. Sin dejarlos, poquito a poco los iré cogiendo.

– ¿Ahora se la juega a una sola carta?

– Sí. Al final, tenemos un ‘plan A’, que es el toreo. Es lo que realmente quiero ser en mi vida.

– ¿Ha calculado los riesgos?

– Con el toreo, no sé si por desgracia o porque es así, hay que aprovechar el momento. Ahora o después no vuelve. Con ambición y ganas, los estudios siempre se pueden retomar.

– El público bilbaíno le tiene en alta estima al ganar el Memorial Iván Fandiño, ¿no?

– Bueno, llegué a la final, pero no la pude ganar. Conocí a una afición que no tenía conciencia de lo buena que era y del cariño que les tengo y ellos me tienen a mí.

– ¿Sueña con volver a Vista Alegre, pero ya en plan torero?

– Claro que sí, hombre. Es lo que todos queremos, ¿no? Bilbao es una feria de máxima categoría. He visto a tantas figuras pasar por aquí que sería un sueño como matador de toros poder pisar esa plaza y, sobre todo, triunfar.

– Su toreo es muy puro y bueno.

– Sí, bueno, lo trato de buscar. Es un toreo que a mí me llena. Es el toreo que intento expresar y, sobre todo, ser yo. Quiero expresar delante de los toros lo que llevo dentro y no dejarme influir por nada externo, ni por querer cortar las orejas, ni por querer impresionar a nadie. Simplemente revelar mi personalidad.

– Es una de las grandes esperanzas sevillanas. Le ven como el relevo de grandes figuras.

– Sí que lo dicen. Es una responsabilidad y un motivo de alegría. Es el sueño de todo torero y más siendo sevillano.

«Morante es el mejor»

– ¿Con qué torero se compara?

– Es difícil, porque los que están arriba son máximas figuras y yo todavía estoy empezando. Tengo corte de toreo de artista. Siempre he tenido como referente a Morante de la Puebla. Desde chico, no ahora, que todo el mundo es de Morante.

– Vaya temporadón que se está marcando.

– Me parece el torero más completo de la historia. Lo tiene todo, tiene el toreo de artista, toreo de técnica, de valor… ¡Lo tiene todo! Es el toreo que me llena.

– ¿Le parece el mejor torero de la historia?

– Hombre, se podría decir que sí. A las figuras antiguas no las he podido ver, pero de lo que he visto, Morante, para mí, es el mejor.

– Dice que quiere ser figura para dejar el toreo mejor de lo que está.

– Las figuras siempre han llevado la tauromaquia a lo más alto, han hecho casi una revolución. Ayudan a que los toros cada vez estén mejor, y la fiesta más sana. La tauromaquia está en un momento de salud impresionante, están todas las plazas llenas….

– Las vascas no tanto.

– Yo, por supuesto, quiero ser figura para seguir haciendo afición y para que la tauromaquia sea normal entre la sociedad. Para eso es necesario que nos dejemos de tantas historias políticas que en nada…

– ¿Ayudan a los festejos?

– A veces los partidos políticos intentan marcar y comprar votos para intentar ir en contra de los toros. Al final, la juventud se ha revelado. Ningún partido político debería prohibir e imponer algo al pueblo. Representan a ‘to-do’ el pueblo. Si la tauromaquia tiene que desaparecer, desaparecerá por el pueblo, pero al final el pueblo siempre llega al mundo del toro y lo reclama. La juventud está más apasionada que nunca por el toreo.