No había aparecido Nico Williams durante la pretemporada, intrascendente en la mayoría de los partidos, y bien que lo notó el Athletic. La afición de … San Mamés confiaba, por tanto, en que su estrella reapareciese ante el Sevilla con todo su arsenal y una parte de su pirotecnia. Y es lo que sucedió y lo que decidió, junto a varias paradas magníficas de Unai Simón, el estreno liguero de los rojiblancos; un debut muy igualado e intenso entre dos equipos cuyos resortes todavía chirrían. La realidad es que el partido fue un cara y cruz, con los méritos y deméritos muy repartidos, que cayó del lado del equipo de Valverde porque tuvo a dos jugadores internacionales, de máximo nivel, que marcaron la diferencia. Lo que tantas veces suele suceder con los grandes equipos cuando su juego aún es borroso.
La victoria fue un gran noticia para el Athletic, que no ganaba en una primera jornada desde hace seis años con aquel extraordinario gol de chilena de Aduriz al Barça. Al equipo todavía le faltan varios hervores, como demostró este domingo sobre todo en una primera media hora de la segunda parte que estuvo a punto de llevarle al despeñadero, y nada como tres puntos para ir recuperando las buenas sensaciones y los automatismos que le han convertido en un equipo de Champions. Un buen estado de ánimo, ya se sabe, mueve montañas y los jugadores rojiblancos se fueron este domingo del campo felices y contentos.
Salió el Athletic con las revoluciones altas y percutiendo por el carril de Areso. Era una buena forma de testar al Sevilla, que para los rojiblancos era un misterio. No sabían bien cual iba ser la puesta de escena del equipo de Matías Almeyda, ni su grado de ambición y acoplamiento, de manera era necesario apretarle las tuercas para ver cómo reaccionaba. Y lo cierto es que, tras arranque dubitativo, a partir de su primera jugada de ataque, concluida con un disparo peligroso de Akor Adams que Unai Simón acertó a despejar, los andaluces se fueron asentando. Al menos lo suficiente como para complicarle la vida al Athletic, cuyo dominio no se concretaba en ocasiones claras delante de la puerta de Nyland.
Athletic
Simón, Areso (Gorosabel, m. 83), Vivián, Paredes, Yuri, Galarreta (Vesga, m.78), Jauregizar, Iñaki Williams, Berenguer (Robert Navarro, m.66), Nico (Rego. m. 83), Maroan (Guruzeta, m. 66).
3
–
2
Sevilla FC
Nyland, Carmona, Kike Salas, Castrín (Januzaj, m.71), Juanlu, Gudelj (Marcao, m.82), Agoumé, Sow (Romero, m.87), Lukébakio, Akor Adams, Idumbo (Ejuke, m.46).
-
Goles:
1-0. M.35. Nico Williams (penalti); 2-0. M.42. Maroan; 2-1. M. 59. Lukébakio; 2-2. M. 71. Agoumé: 3-2. M. 81. Robert Navarro. -
Árbitro:
Francisco José Hernández Maeso. -
Incidencias:
49.134 espectadores en San Mamés
A los rojiblancos les faltaba finura en el último cuarto de campo. Berenguer no encontraba su sitio en la media punta y el equipo lo notaba. Como notaba las imprecisiones de Iñaki Williams y Maroan. El equipo de Valverde, que en el minuto 20 se llevó un susto de muerte cuando un centro de Lukebakio desde la izquierda lo desvió Jauregizar al poste, tenía, sin embargo, una carta guardada. Era Nico Williams. El extremo rojiblanco empezó a crear problemas por su banda. Sus jugadas no acababan bien, pero su insistencia hacía prometer grandes cosas. Porque un futbolista de su nivel, cuando está con ganas de liarla, la suele acabar liando.
Cambio de decorado
Esto es lo que empezó a suceder en el minuto 34, cuando Nico se adelantó a Juanlu, entró en el área y acabó siendo derribado sin querer por el lateral andaluz pretendido por el Nápoles. El toque fue tan leve que no acabó de verse en las repeticiones, pero el árbitro no lo dudó y el VAR, tampoco. Nico tomó la responsabilidad y batió a Nyland. El gol animó a los rojiblancos en la medida en que descentró a un Sevilla que alternaba aciertos con errores de bulto, sobre todo en defensa. El pequeño de los Williams hurgó en la herida y tras un gran regate asistió con algo de fortuna -el balón lo desvió a un defensa- a Maroan, que sólo tuvo que empujar. El chaval lo celebró por todo lo alto, besando el césped, y es natural. Era su segundo gol con la camiseta del Athletic tras aquel que marcó al Valladolid la pasada temporada.
Con 2-0 al descanso, el duelo parecía decidido. Al Sevilla de Almeyda no se le veía empaque suficiente como para remontar y los primeros minutos de la reanudación confirmaron esa impresión equivocada. En el minuto 51, una gran internada de Areso, que no había vuelto a prodigarse en ataque desde sus primeros escarceos en el arranque del partido, terminó con un balón al poste de Nico en una posición inmejorable. Lo cierto es que San Mamés ya cantaba el 3-0 y que en los minutos siguientes no olvidó esa ocasión perdida. Es más, le estuvo dando vueltas en la cabeza una y otra vez.
La razón es que el Sevilla, a partir de un gran disparo de Gudelj en el minuto 57 que obligó a lucirse a Unai Simón, se vino arriba y acabó adueñándose del partido de forma absoluta. Buscando en largo a sus jugadores del frente de ataque, sobre todo a Lukebakio, que dio muy mala vida a Berchiche, pero también a Idumbo, a Adams y a Eguke, que salió tras el descanso, provocó el caos en la defensa del Athletic. El engranaje de la retaguardia rojiblanca, que tan buen resultado dio la pasada temporada, se resquebrajó de mala manera, con una penosa lectura de las distancias entre líneas, sobre todo después de que Lukebakio acortara distancia con un zurdazo excepcional desde fuera del área.
Aquello olía mal. El empate se comenzó a intuir por mucho que Simón se fuera luciendo en el goteo de ocasiones que creaban los hispalenses. Y acabó llegando en el minuto 72, obra de Agoume en un magnífico golpeo desde la media luna del área. El partido quedó en ese momento en el aire. El Sevilla detuvo su ofensiva, ya que tenía un buen resultado que defender. Y el Athletic se fue rehaciendo. Todo podía pasar, pero al final lo que pasó es que Nico Willimas volvió a aparecer y la victoria quedó en casa con un gol de Navarro, que firmó su debut, como también lo firmó al final Rego, un chaval con muy buena pinta.