La primera novillada de la segunda edición del Circuito Valenciano celebrada en Utiel se vivió como un gran espectáculo festivo. Buena entrada en los tendidos, calor sofocante y tres novilleros diferentes en conceptos y con suerte dispar. Abrió la tarde el alicantino Santiago Esplá, que fiel a su concepto de imprimir clasicismo en cada pase se encontró con un lote del hierro de Chamaco que le dio las opciones justas. Con el que abrió la tarde, Esplá quiso buscar siempre la buena colocación y la templanza.

El novillo se fue viniendo a menos según Santiago le iba exigiendo. Vimos series templadas y con ajuste, especialmente por el pitón derecho y también algún natural suelto de mucha calidad, la misma con la que Esplá viste cada serie. Mató bien y el público le pidió la oreja, que el presidente, Jesús Merenciano no concedió. Esplá dio la vuelta al ruedo.

Con el cuarto, Esplá salió con toda la voluntad, tanta que comenzó a exigirle desde el principio. Lució con su capote lacio y de vueltas verdes con quites variados y en banderillas volvió a mostrar su personalidad. Ya con la muleta, esas ganas y la cercanía con la que planteó la faena no fue la mejor fórmula para que su obra tomara vuelo. El novillo de Chamaco no terminó de entregarse y Esplá tuvo que provocarlo mucho. Las series por el pitón derecho tuvieron buen aire y Esplá quiso siempre llevarlo largo y hasta el final.

Lo mató en la suerte contraria y dejó un pinchazo hondo, agarrado y arriba, que hizo que el novillo se echara en cuestión de segundos. Se pidió la oreja y el presidente tampoco se la concedió. Su actuación, como en el primer novillo, terminó comuna vuelta al ruedo.

Gran sensación causó el novillero valenciano Simón Andreu, mostrando un verdadero alarde de facultades, ganas y ambición torera. Presente en todos los tercios y mostrando valentía y arrojo, Andreu demostró lo que es estar en novillero. Con el primer novillo anduvo siempre equilibrado entre la necesidad del triunfo y el saber entender lo que tenía delante. Series de trazo largo por el pitón derecho y de más gusto por el izquierdo hicieron que Simón Andreu fuera construyendo una faena sólida que no estuvo falta de temple y gusto estético. Además, Andreu posee una conexión especial con los tendidos, algo fundamental para cualquier torero.

Con un desplante al final del trasteo, lo mató volcándose en el novillo y logró cortar una oreja de peso. Con el que hizo quinto, vimos de nevo las ganas de quien quiere comer del toreo. Lo recibió de rodillas desde casi los medios, para seguir con un recital de variedad y exposición. Siempre bien colocado en cada cite y de manera inteligente aprovechó la propia inercia del novillo cada vez que se arrancaba. Más calidad tuvo por el pitón derecho el de Chamaco y Andreu lo aprovechó. Siendo este uno de los novillos me menos calidad, se encontró con un torero que imprimió verdad en todo. Lo mató de un pinchazo hondo tras un pinchazo y con un golpe certero de descabello finiquitó la faena.

Javier Cuartero dejó claro en la tarde de ayer que lleva consigo la voluntad y las armas para ser alguien importante en este mundo. Con el capote en el tercero lucio con un quite por chicuelinas de mano baja y de gran gusto estético. La novillada de Chamaco, en líneas generales tuvo clase, aunque le faltó fuerza, un hecho que no restó nada a la faena de Cuartero. Vimos series de mucha profundidad por ambos pitones. Siempre buen colocado, siempre bajando la mano y siempre mandando hasta el final del muletazo. No tuvo suerte con la espada y eso le impidió tocar pelo.

Con el que cerró plaza, Cuartero tuvo la mente muy despejada con un novillo que marcaba querencia hacia los adentros desde el principio. Se desmonteró en banderillas, Cristian Expósito. Cuartero brindó el novillo a Pilar Tébar, secretaria autonómica de Cultura y gran responsable del certamen. Con la muleta, no fue este un novillo fácil por la poca fuerza. Sus embestidas fueron defensivas y el de Chamaco nunca se entregó en la muleta del alicantino. No le faltaron las ganas a Cuartero que lo intentó hasta el final y por todos los medios. Las buenas maneras con el toreo al natural se vieron a ver pese a que el novillo siempre llevó la cara arriba. Lo mató de una gran estocada en la suerte contraria que no fue suficiente. Perdió la oreja por el mal uso del descabello.

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