Rufo venía en sustitución de Morante de la Puebla y fue el rayo de luz ante la opacidad de la tarde, y no sólo atmosféricamente hablando sino también taurinamente. El oasis que la afición esperaba para salvar el festejo. Con tres orejas fue el triunfador absoluto, abriendo la tan ansiada puerta grande. Juan Ortega no pudo derrochar su arte porque se topó con dos enemigos que no quisieron ser parte de un capítulo nuevo en su tauromaquia particular. Roca Rey con su segundo pudo tocar pelo de no marrar con la espada.
La segunda de Feria prometía, un cartel sobre el papel que era el fuerte, de hecho así se ha visto reflejado en el tendido con un lleno absoluto, y es que cuando las cosas se hacen bien, la gente responde, independientemente de lo que suceda en el ruedo. Bien es sabido que es el toro el que descompone todo. Y así ha sido.
Qué gusto da ver a un toro embestir haciendo el avión y ofreciendo esa entrega tanto en el capote como en la muleta de su matador. Rufo se topó con ese astado que supo cuajarlo a placer dentro del recorrido del animal. Lo saludó con verónicas mecidas, que tras la tormenta que comenzó al finalizar la faena del segundo, supieron a gloria.
Se desmonteraron Andrés Revuelta y Fernando Sánchez tras parear al astado. De rodillas recibió con la muleta a su oponente, metiéndose desde el primer pase al público en el bolsillo por lo bien ejecutado de la tanda, despertando la ovación más sincera, pero cuando hay mimbres se hacen buenos cestos y eso es lo que hizo Rufo por ambos pitones hasta que el de Victoriano del Río no quiso recibir más muletazos. Estocada baja que produjo derrame pero no le privó de pasear la primera oreja de la tarde, aunque el público insistió en pedir la segunda oreja, que a buen criterio no otorgó la presidencia.
Con los trofeos del sexto terminaría de descorrer el cerrojo de la Puerta Grande y salir por ella como claro triunfador, pero antes de ese epílogo hubo una obra con su prólogo. Destacar la bella media verónica en su saludo capotero. En banderillas volvió a desmonterarse Fernando Sánchez. Brindis para el empresario Nacho Lloret. Faena que fue ganando sobre todo cuando empezó a torear al natural donde el diapasón subió y la profundidad de su toreo fue lo mejor de dicha faena. Estocada que le sirvió el corte del doble trofeo.
En el segundo de la tarde el cielo terminó de protestar, después de los truenos y los relámpagos se desencadenó la tormenta en el que las gotas gordas hicieron refugiarse a los más previsores y al resto campear el temporal como pudieron sin perder detalle de lo acontecido en el albero puesto que era Roca Rey quien estaba en el tercio en la parte final de la faena, la cual hizo rugir el tendido en los inicios al clavar las rodillas en tierra y citar al de Victorino para ejecutar dos pases cambiados por la espalda. Continuó por la derecha aprovechando la embestida de su enemigo con tres tandas con la mano diestra que gustaron al respetable. Con la izquierda no fue igual. Abrevió cuando empezó a llover errando con la espada con un bajonazo tras un pinchazo. Hubo leve petición de oreja, recibiendo ovación. Con el capote lanceó a la verónica con suavidad. Echándose el capote a la espalda realizó el quite. En banderillas saludó Antonio Chacón.
El viento que se levantó no quería que el respetable viera el peso anunciador de los kilos del de Vitoriano del Río, que eran 616 que si hubieran sido de bravura, otro gallo hubiera cantado. Pero no, fueron kilos sin opción a triunfo. Palmas fue lo que recibió tras el conjunto de su faena en el que la comenzó agarrado a las tablas y poco más destacable cuando te topas con un animal que pierde fuerza y carece de bravura.
Había muchas ganas de ver a Juan Ortega en Ciudad Real, serán para la próxima en el que las ganas se agudicen y se pueda vibrar con su toreo. Tuvo que pechar con el peor lote de la tarde. El primero de salida estuvo abanto sin hacer caso al capote que Ortega le ofrecía. Cuando lo recogió pudo lancear con pausa a su enemigo, con esa elegancia que lo caracteriza. El inicio de faena fue un pasar del toro por la muleta como si no fuera nada con él. Hasta el cielo protestaba, tronando, ante la pasividad del burel. Con la izquierda lo intenta pero no había manera de que embistiera. Estocada desprendida. Silencio.
El cuarto de la tarde tuvo que ser devuelto tras entrar al caballo de picar. Antes ofreció Ortega unas verónicas con mucha expresividad. Salió de cuarto bis un astado del hierro de Virgen María. Que tuvo nula condición puesto que daba dos pases y el toro se descomponía, un comportamiento que para nada tiene que ver con la bravura con la que debe acometer un toro. Tras una estocada casi entera el público lo ovacionó y lo hizo salir al tercio a saludar.
Ficha del festejo
Se lidian seis astados de la ganadería de Victoriano del Río, el 4 bis de Virgen María. Destacar 2, 3 y 6. Bien presentados pero de juego desigual
Juan Ortega: Silencio y saludos desde el tercio
Roca Rey: ovación con leve petición de oreja y palmas
Tomás Rufo: oreja con petición y dos orejas.
Destacar los pares y la brega de Jorge Fuentes de la cuadrilla de Juan Ortega que fue aplaudida su actuación por el respetable.