Siempre que su trabajo de temporada se lo permite, Yago Homs Laucirica (Maó, 2006) se acerca casi todas las tardes de verano hasta el Pavelló Sínia Costabella del CD Alcázar para entrenar y ponerse a tono de cara a la próxima temporada de la mano de Tecnicamp, el programa de tecnificación por excelencia en la Isla.

Allí le esperan dos intensas sesiones divididas en una parte de gimnasio a las órdenes de Pau Pons, preparador físico en las categorías inferiores del Barça, y otra de trabajo en pista atendiendo a las instrucciones de Sergi Juan, entrenador en la cantera de los Dornbirn Lions austriacos.

Totalmente recuperado

«No he notado que viniese de lesión ni mucho menos. Ha trabajado de una forma excelente, dando siempre su cien por cien. Da gusto entrenar a jugadores como él», explica el propio Sergi Juan sobre su pupilo. En este sentido, Pau Pons comparte las mismas impresiones. «Es el segundo año que lo tengo y lo cierto es que pese a haber tenido una lesión dura, ha vuelto mejor. De hecho, lo de Yago en los tests ha sido una cosa increíble. Se ha superado», afirma el preparador.

Y es que después de un año en el que todo le salió redondo en el Novaschool de Málaga, Yago Homs ha vivido la otra cara del deporte en este último curso en Estados Unidos. Becado por la Universidad de Lawrence Tech (Detroit, Michigan) para estudiar Ingeniería Mecánica, el canterano del CB La Salle se ha pasado toda la temporada en el dique seco. La aparición de una hernia discal durante la pretemporada le obligó a parar de manera indefinida.

Desde ese momento, el foco del joven mahonés pasó a ser su recuperación y los estudios. «Me pasé una semana entera en la cama sin poder moverme», recuerda el protagonista.

Entrenamientos de 500 tiros

A causa de la lesión, Yago no ha podido jugar ningún partido oficial esta temporada.  «Ha sido un año de aprendizaje y de reflexión personal. He tenido una lesión importante, pero al mismo tiempo he tenido la experiencia de    salir no ya de tu casa, sino de tu país, vivir en Estados Unidos y conocer gente nueva», señala destacando el lado positivo.

El choque cultural no se produjo únicamente en su vida diaria y académica, viéndose obligado a seguir una metodología más orientada a la práctica en lugar de la teórica —como estaba acostumbrado en España— sino también al estilo de baloncesto. «Tienen normas muy diferentes, también en la liga universitaria. Juegan al estilo NBA, muy distinto al europeo: todo es muy rápido y on mucho uno contra uno. Mi entrenador me dijo que los europeos siempre tenemos dificultades al principio», comenta.

De ahí que el formado en La Salle Maó dedicase infinidad de horas a entrenamientos de técnica individual. «Es la mentalidad que tienen: mejorar a partir de lo individual. Si tienes que mejorar el tiro, pues te pasas dos horas tirando y haces 500 tiros por día», revela a la vez que reconoce que le ha tocado enfrentarse a dicho reto. «Tienes al entrenador al lado que te dice ‘venga, 500 tiros y hasta que no encestes la mitad, no te vas de aquí’», apunta entre risas.

Una clara evolución

El crecimiento de Yago en diferentes aspectos del juego, a la vez que potenciando aquellos que le hicieron destacar en Campeonatos de España júnior o le permitieron ir convocado con la selección española U18 de 3×3, son más que evidentes para Sergi Juan.

«Yago siempre ha destacado por su físico, el cual lo aprovecha bien. A nivel de uno contra uno ya funcionaba muy bien, pero tal vez    le faltaba algo de tiro. Y eso lo ha ido ganando en los últimos dos años, sobre todo en el tiro desde el bote. Su velocidad de ejecución la ha mejorado muchísimo», desgrana el técnico. Tiene claro que esa mejora viene dada por su estancia en Estados Unidos, donde «ha ganado confianza» al verse obligado a «jugar más por fuera y ganar protagonismo en la línea exterior».

Para volver más fuerte y prevenir cualquier futura lesión, Yago ha incidido mucho en un trabajo analítico de core dirigido por Pau Pons. «Es un chico muy comprometido, que tiene el hábito de ir al gimnasio y siempre quiere más. Sabe sufrir, tolerar la fatiga y continuar trabajando», explica el preparador.

Miquel Ametller, cofundador de Tecnicamp y que ha compartido muchas horas de entrenamiento con Yago, se refiere a él como un «chaval que necesita mucha confianza para explicar lo que siente». «Hemos conseguido generarle un clima de confianza donde él se sienta cómodo. Antes a lo mejor le preguntabas cómo estaba y te decía ‘bien’, pero ahora ya es capaz de decirte ‘oye Miquel, me pasa esto’, que es una información muy importante para nosotros a la hora de trabajar», explica. «Es un currante al que le hemos dado las herramientas que necesitaba para tener unos buenos hábitos», añade.

«Yago es un chico de pocas palabras, pero que trabaja bien, en silencio, y escuchando atentamente a sus entrenadores», sentencia Sergi por su parte.

Cambio a Madrid

Por lo pronto, el alero menorquín hará las maletas para mudarse a Madrid a principios de septiembre. Allí le espera una nueva vida en la que podrá seguir combinando los estudios y el deporte, pero algo más cerca de casa: Ingeniería Aeronáutica, su gran anhelo, en la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y baloncesto en el CD Estudio, donde buscará el ascenso a Tercera FEB desde Primera Nacional.

«Mi objetivo desde Bachillerato era poder estudiar Ingeniería Aeroespacial. Por eso he decidido volver a España», concluye.

El apunte

Tecnicamp cierra su quinto verano tecnificando en la Isla