Ni TikTok ni Instagram. En el universo literario, la red social por excelencia sigue siendo Goodreads, una plataforma en la que es posible puntuar, reseñar, organizar lecturas, descubrir títulos nuevos o debatir sobre tramas y personajes y que forma parte del día a día de sus más de 150 millones de usuarios registrados.
Lanzada en 2007 como una modesta herramienta para compartir lecturas entre amigos, Goodreads se ha convertido -casi dos décadas después- en una referencia clave para la industria editorial y en la plataforma favorita de muchos lectores. Desde su compra por parte de Amazon en 2013, no han faltado los debates sobre su evolución, sus carencias o su falta de renovación. Pero, ¿cómo funciona Goodreads? ¿Qué ha cambiado en estos años? ¿Y por qué cada vez más usuarios empiezan a explorar alternativas? Estas son las claves para entender el fenómeno.
«El conocimiento es poder, y el poder se comparte mejor entre los lectores», decía Otis Chandler, cofundador de Goodreads. La idea no nació en un garaje, pero sí de una situación de lo más cotidiana: un joven curioseando los libros de un amigo buscaba inspiración. A raíz de esa escena surgió la pregunta: ¿y si existiera un lugar virtual para ver las estanterías de otros lectores? Un año después, en 2007, nació Goodreads, creado por Otis y su esposa, Elisabeth Khuri Chandler, desde el salón de su casa. Él programó mientras ella escribió el contenido.
Y como resultado se creó una red social pensada para lectores que permite registrar libros leídos, llevar un seguimiento de lecturas actuales, marcar títulos como «quiero leer», puntuar obras, escribir reseñas y comentar las de otros. También se pueden crear «estanterías» personalizadas y retos anuales de lectura.
A medida que ha pasado el tiempo, lo que empezó como un sitio para compartir opiniones entre conocidos se ha convertido en mucho más que un gigantesco escaparate literario.
Lo que todo empezó con una idea sutil y un portal web muy básico, actualmente se ha desarrollado hasta crear una comunidad que cuenta con más de 150 millones de miembros y más de 3.500 millones de libros registrados.
Una de las claves está en que se ha convertido en un punto de encuentro (y de valoración) para autores, lectores voraces, clubes de lectura y editoriales en el que se puede dialogar, crear debates y buscar inspiración según tus intereses personales. Asimismo, la propia plataforma elabora listas de las novedades más esperadas de cada género, los libros más leídos y puntuados del mes y perfiles o entrevistas con autores destacados, entre otras.
Pero el gran logro de la plataforma es el peso que han adquirido las valoraciones de los usuarios, capaces de influir de manera determinante en el éxito o fracaso de un libro, sobre todo en un momento en el que el lector está interconectado y al día de las dinámicas de ‘booktok’ (el apartado literario de redes como Instagram y TikTok).
Si ya Goodreads tenía cierta consideración entre los lectores, en 2013 la plataforma llegó a un público mucho más amplio con la compra por parte de Amazon. La popularidad de la red social creció tanto que el gigante del ‘ecommerce’ vio en ella una amenaza (y una oportunidad) para el ecosistema digital de los libros.
La adquisición llegó con una mejora significativa para los usuarios del libro electrónico Kindle y supuso un impulso en las ventas para Amazon, ya que se unificó el catálogo y desde el mismo ‘ebook’ se pudo empezar a comprar libros directamente, además de sincronizar las lecturas leídas y actuales automáticamente en la red social.
La promoción cruzada entre las dos plataformas y el acceso a datos masivos sobre lectores y sus hábitos de lectura que la adquisición brindó a Amazon han sido también motivos de preocupación entre lectores y autores, que ven con inquietud la posición cada vez más dominante de la multinacional en el mercado de los libros y su posible incidencia en detrimento de la diversidad de la industria editorial.
Aunque Goodreads es la red de lectores más utilizada, no está exenta de críticas. Una de las más extendidas es la que apunta a su interfaz envejecida, puesto que pese a ser de las redes sociales literarias de referencia, aún no ha apostado por un rediseño más actual y dinámico como el que ofrecen algunas competidoras como ‘Fable’ o ‘StoryGraph‘.
Pero no únicamente es el diseño lo que falla; la falta de actualización técnica y la presencia de reseñas sin moderación ni filtraje hacen que la incorporación de nuevos miembros se dificulte un poco. Asimismo hay un debate creciente sobre cómo afecta a la salud mental de los autores ver sus obras valoradas con puntuaciones bajas sin contexto, o cómo algunas campañas de reseñas masivas pueden perjudicar injustamente a ciertos títulos.
Goodreads sigue siendo clave para editoriales, agentes y autores que buscan medir la recepción de sus libros y conectar con lectores. Las puntuaciones influyen en algoritmos, recomendaciones y ventas y sus datos son utilizados muchas veces para promover nuevas traducciones, tomando como referencia la puntuación y el número de valoraciones en la plataforma.
Por otro lado, Goodreads organiza unos premios literarios cada año en los que los propios usuarios de la red social votan por sus libros favoritos de las 15 categorías más destacadas: ficción, ficción histórica, misterio y thriller, romance, romance y fantansía (‘romantasy’), fantasía, ciencia ficción, horror, ficción ‘young adult’, fantasía ‘young adult’, novelas debut, no ficción, autobiografía y memorias, historia y biografía, y humor.
Los Goodreads Choice Awards no tienen una recompensa económica, pero son principalmente un honor simbólico y una manera de destacar obras y autores dentro de la plataforma. El reconocimiento principal pasa a ser la visibilidad y el prestigio entre los millones de usuarios que tiene Goodreads.
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