Mientras en oncología se sigue usando el término ‘libre de enfermedad’ o ‘supervivencia’ para referirse a los tumores que están bajo control, los hematólogos han dado el salto a hablar ya de ‘curación’ o ‘remisión completa’ en ciertos cánceres sanguíneos. El cambio de paradigma obedece a la llegada de tratamientos que están logrando el hito de ‘desactivar’ enfermedades antes crónicas o incurables, no solo oncológicas, relacionadas con la sangre. Entre las terapias innovadoras, destacan las revolucionarias CAR-T y las terapias génicas.

Uno de los motivos del avance en este campo de la medicina tiene que ver con que para los médicos e investigadores es más fácil acceder y analizar las células sanguíneas que a tejidos como las neuronas o los órganos sólidos, a través de una simple analítica o de técnicas más complejas. Entre ellas, la secuenciación masiva de ADN, que está permitiendo conocer alteraciones y marcadores de enfermedades malignas como la leucemia, pero también otras benignas y más frecuentes, como la trombosis o la anemia. Y, con base a estas modificaciones, diseñar tratamientos personalizados.

Las terapias CAR-T están logrando cambiar la vida de miles de pacientes con tumores sanguíneos, como leucemias o linfomas, en fase avanzada

En este escenario, el gran hito son las terapias CAR-T, que están logrando cambiar la vida de miles de pacientes con tumores sanguíneos (se ha aplicado a unas 38.000 personas en todo el mundo). Se trata de una técnica que consiste en extraer células del paciente y modificarlas en el laboratorio para que los linfocitos T -un tipo de glóbulos blancos encargados de la respuesta inmunitaria- sepan atacar las células tumorales. Las CAR-T aúnan tres tipos de terapia: la celular, la inmunoterapia y la terapia génica.

La remisión

En España, comenzaron a aplicarse en 2017 y, desde entonces, se han aprobado para algunos tipos de leucemias, linfomas, mielomas, para pacientes en recaída, es decir, que hayan probado otros tratamientos antes y estén en fase avanzada de la enfermedad. Pero lo ‘milagroso’ de las CAR-T es que al activar el propio sistema inmunitario del paciente, muchos de ellos se curan o tienen una remisión importante. Por ejemplo, del total de 502 enfermos tratados en el Clínic, en más de la mitad el cáncer ha remitido de manera completa.

Una nueva investigación allana el camino a que sean los propios pacientes los que, gracias a una vacuna, produzcan las CAR-T dentro de su cuerpo

De ahí que científicos de todo el mundo estén buscando cómo aplicar esta técnica a tumores sólidos y otras enfermedades no cancerígenas. Y, recientemente, ‘Science’ ha publicado una investigación que podría allanar el camino a que sean los propios pacientes los que produzcan las CAR-T, gracias a una especie de vacuna, dentro de su cuerpo, lo que abarataría mucho la técnica y facilitaría el acceso. La investigación se ha probado en muestras de sangre de humanos con enfermedades autoinmunes y en ratones con tumores sanguíneos.

A este éxito se suman las terapias génicas que consisten en ajustar, reparar, reemplazar, añadir o eliminar una secuencia genética. Su virtud radica en que no se limitan a aminorar los síntomas, sino que van a la raíz de la enfermedad, con el fin de corregir la deficiencia que la provoca.

«La terapia génica permite abordar de forma directa el origen genético de patologías graves como algunas anemias congénitas, la hemofilia o las inmunodeficiencias primarias»

Eduardo J. Salido

— Hematólogo

“Esta estrategia innovadora permite abordar de forma directa el origen genético de patologías graves como algunas anemias congénitas (como la beta-talasemia, la anemia de Fanconi y la enfermedad de células falciformes entre otras), la hemofilia o las inmunodeficiencias primarias”, explica Eduardo J. Salido, hematólogo del Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca (Murcia). 

Las técnicas génicas

Existen varias técnicas génicas, según la naturaleza de la enfermedad a tratar, pero las más habituales son el uso de virus modificados para insertar los genes correctos dentro de las células y la revolucionaria técnica CRISPR, una especie de ‘tijeras’ que sirven para cortar y reparar secuencias de ADN. Pueden ser ‘ex vivo’, si se extraen las células del paciente para corregirlas en el laboratorio y ‘in vivo’ si se inyectan los virus ‘correctores’ directamente en el paciente.

Las terapias génicas ya se están aplicando en trastornos causados por un solo gen, como la atrofia muscular espinal o algunas inmunodeficiencias como las que causan los llamados ‘niños burbuja’.

«Podemos extraer células madre del paciente, modificarlas genéticamente en el laboratorio y reintroducirlas, con lo que conseguimos una corrección efectiva sin tratamientos crónicos»

Eduardo J. Salido

— Hematólogo

Y, en el campo de la hematología, “la terapia génica ‘ex vivo’ representa una herramienta especialmente poderosa”, según el doctor Salido. “Podemos extraer células madre del paciente, modificarlas genéticamente en el laboratorio y reintroducirlas, con lo que conseguimos una corrección efectiva y duradera del defecto sin necesidad de tratamientos crónicos”.

La medicina busca que los tratamientos que están teniendo éxito para ‘curar’ nuestra sangre, se pueden usar contra múltiples enfermedades

En el mundo ya se han aprobado varias terapias génicas -con una aplicación aún bastante menor que las CAR-T- y se espera que en los próximos años haya muchas más. En España, en el ámbito sanguíneo están autorizadas para la hemofilia B – un trastorno hemorrágico hereditario- y, pendientes de aprobación porque ya han superado el filtro europeo, para la hemofilia A y la talasemia, un tipo de anemia hereditaria.

Los retos pendientes

Pero hay, aún, múltiples retos por superar. Una de ellos es la seguridad, porque las terapias génicas pueden introducir respuestas inmunes severas. También es necesario desarrollar nuevas técnicas para llegar a sitios difíciles, como el cerebro o los músculos, y rebajar su elevado precio. Pero, según Salido, “los avances tecnológicos y regulatorios están allanando el camino y la terapia génica no solo puede mejorar la calidad de vida de nuestros pacientes, sino trasformar el modelo asistencial, reduciendo la carga para el sistema sanitario a medio y largo plazo”, al corregir, de un plumazo, enfermedades que son crónicas.

De ahí que su uso también se esté investigando en múltiples enfermedades, entre las que destacan algunas sin cura como el alzhéimer, el Parkinson o la enfermedad de Huntington. En definitiva, la medicina busca que los tratamientos que están teniendo éxito para ‘curar’ nuestra sangre, se pueden usar para luchar contra múltiples enfermedades. 

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