En el corazón de un entorno marcado por la arquitectura tradicional, la interiorista Sandra Rodero, diseñadora al frente del estudio La Viga Azul, se embarcó en la transformación de una vivienda construida en 1900. Un proyecto en el que historia, luz y texturas dialogan con un estilo más actual, muy mediterráneo, pero sin perder la esencia original.

«Es una casa centenaria y tuvo una pequeña ampliación, porque estaba muy dañada», explica en el vídeo donde comparte el antes y el después de la reforma. Ahora, el resultado es más que impresionante y digno de presumir, pero vamos a repasar primero el estado en el que se encontraba. ¡Mira, mira!

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Antes de la reforma: una casa en ruinasAntes de la casa sin reformar La Viga Azul | Sandra Rodero

Desde el principio, su intervención se centró en preservar el carácter original, potenciando los puntos fuertes y rediseñando la distribución para mejorar la funcionalidad. Sin embargo, dado el estado en el que se encontraba, se tuvo que reformar cada rincón para poder darle una segunda oportunidad. ¡Y qué decisión más bien tomada!

Después: Un hall que abre perspectivasEspacios cálidos La Viga Azul | Sandra Rodero

La entrada fue uno de los espacios que se transformaron con sutileza. «No quisimos hacer mucho, salvo darle profundidad con las puertas del zaguán que pusimos con espejo. Una vez que entras, se ve toda la planta al completo y esto lo hemos conseguido a través de la redistribución de los espacios», detalla la interiorista. El resultado es un recibidor luminoso por el día y cálido por la noche, que anticipa la personalidad de toda la casa. Uno de los encantos más evidentes de esta planta son sus techos altos. Este detalle arquitectónico fue clave para mantener una atmósfera abierta y acogedora.

El despacho, corazón creativo del hogarUn espacio de trabajo La Viga Azul | Sandra Rodero

 

En un rincón especialmente querido por Sandra Rodero se encuentra su despacho, donde prepara y presenta la mayoría de sus proyectos. «Por eso esta zona la hemos querido poner en especial blanquita, con tonos cálidos como la madera, jugar con materiales lo mínimo posible… porque necesito la paz de fuera para llevármela dentro y trabajar bien inspirada».

Cocina: un interior desde el que se aprecia el exteriorUna cocina en blanco y madera La Viga Azul | Sandra Rodero

La búsqueda de la casa estuvo marcada por un requisito: una cocina con gran protagonismo. «Incluso nos planteamos que la cocina estuviese en el propio patio, pero después desechamos la idea para poder girar toda la casa alrededor de él», recuerda. Finalmente, el espacio se diseñó con un gran espejo como salpicadero, que refleja las plantas del exterior y amplifica la sensación de continuidad entre interior y exterior.

Un espejo en el salpicadero para reflejar el exterior La Viga Azul | Sandra Rodero

«La sensación de desayunar sentado en esta isla y continuar viendo el exterior… es muy relajante y sin duda creo que es uno de los mayores aciertos», añade Rodero, subrayando que la limpieza del espejo es incluso más práctica que la de un alicatado tradicional.

Salón a dos nivelesEl salón a doble altura La Viga Azul | Sandra Rodero

La irregularidad original del salón llevó a crear una estantería a medida y a mantener dos niveles, lo que permitió integrar una chimenea de doble cara como pieza central. «Optamos por un sofá de batalla donde las niñas campan a sus anchas y que nos permite estar a todos juntos en familia», comenta, destacando la importancia de combinar estética y funcionalidad.

Un salón en tonos blancos La Viga Azul | Sandra Rodero

Elementos como un olivo en maceta y una tinaja de época aportan el toque mediterráneo que caracteriza el trabajo del estudio.

el patio: un oasis de pazLa piscina, ¡una fantasía! La Viga Azul | Sandra Rodero

El exterior se concibió como un auténtico oasis dividido en tres zonas: comedor para largas veladas, área de estar para charlas con amigos y un rincón de aguas con ducha y piscina. «Es de la que no salen mis hijas en todo el verano», confiesa entre risas.

Una ducha muy fresquita La Viga Azul | Sandra Rodero
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En esta reforma, La Viga Azul no se limitó a restaurar, sino que supo fusionar pasado y presente, manteniendo viva la historia de una vivienda centenaria y adaptándola a la vida contemporánea. El resultado es una casa que respira autenticidad, equilibrio y calidez en cada rincón.

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