La plaza de toros de Villafranca de la Sierra volvió a lucir en todo su esplendor. Después de la recuperación a la que se le ha sometido en los últimos años, donde se han invertido alrededor de 300.000 euros entre la aportación que realizó la Junta de Castilla y León para rehabilitarla y la cuantía destinada desde el Ayuntamiento de la localidad tanto para su adquisición como para acondicionarla para acoger este tipo de eventos, este pasado sábado volvía a acoger un espectáculo taurino, algo que no ocurría desde hacía más de 40 años, enmarcado en la celebración de las fiestas patronales en honor a la Asunción de la Virgen María y de San Roque.

Fue una novillada sin picadores, en la que se lidiaron novillos de Montalvo (primero y segundo) y del Vellosino (tercero y cuarto) por parte de los jóvenes novilleros Emiliano Osornio, que cortó dos orejas en cada una de sus actuaciones, y Cristian González, que desorejó a su primer oponente y recibió ovación en el que cerró el festejo, saliendo ambos por la puerta grande y con un público que salió muy satisfecho de la tarde histórica que vivió, según reconocía el alcalde de Villafranca de la Sierra, Francisco López.

«Todo salió perfecto», insistía Francisco López, que destacó esa gran afluencia de público, alrededor de 800 personas, que llenaron buena parte del graderío en un festejo muy especial para el pueblo, «porque hacía muchísimos años, desde 1981, que no acogía ningún festejo taurino» y este evento, que ha sido posible gracias al apoyo de la Diputación de Ávila, pretendía ser la culminación de toda esa labor que se ha llevado a cabo durante los últimos años para recuperar esta histórica plaza de toros, que fue levantada en 1854 en piedra, con los restos existentes del torreón del castillo-fortaleza que ocupó este lugar y que fue adquirido en febrero de 2024 al Duque de Medinaceli. 

Hasta la fecha, y tras esa rehabilitación que culminó el pasado año, ya se había celebrado alguna actividad, como un par de mercados medievales, pero los festejos taurinos aún no habían tenido cabida, y en el futuro será complicado que esta experiencia se repita, señalaba el alcalde, toda vez que la organización de este tipo de espectaculos suponen un coste que «imposible» de asumir para el ayuntamiento de una localidad que apenas tiene 138 vecinos, salvo que se cuente con la ayuda de alguna entidad pública o privada que pueda estar interesada en organizarlos.