17/08/2025


Actualizado a las 23:10h.

Un gemido agudo de clarines, un bordoneo severo de timbal, y las puertas del patio de cuadrillas se abrieron para que el decorado ruedo con sal policromada se erigiera en impoluta alfombra de fantasía, por la que iban a desfilar, en solemne paseíllo, todos los actuantes del festejo. Desde el más veterano matador hasta el último arenero, lucían indumentaria propia de los remotos albores del SigloVI, ofreciendo una impactante y anacrónica imagen, que evocaba el pasado, que se recreaba en lo pretérito.

Con todo ello se conmemoraba el Quinto Centenario de aquella intrépida hazaña, que Fernando de Magallanes iniciara y Juan Sebastián Elcano culminara, de la primera circunnavegación del globo terráqueo. Latidos de la historia, que encontraban taurina prolongación en el legendario y antiquísimo hierro de la vacada de Miura, ganado que aún guarda en su morfología y comportamiento semejanzas directas con la primigenia tauromaquia. Toros altos, zancudos, huesudos, musculados, que tienden a orientarse y a desarrollar pronto sentido durante la lidia. Caracteres que se advirtieron en ‘Domito’, primer ejemplar miureño, cárdeno oscuro y ofensivo de pitones, al que recibió de hinojos David Fandila ‘El Fandi’ y que echó la cara arriba en peto de la cabalgadura durante la única vara que tomó. Asió los palos el diestro granadino para verificar un variado tercio rehiletero en el que dejó patente su poderío y las grandes cualidades atléticas que atesora. El toro derrochaba tanta bondad como carencia de fuerza y poder, siempre sin humillar y con tendencia a buscar su querencia de tablas. Por lo que el trasteo de El Fandi, valiente y voluntarioso, no pudo pasar de airosos arrebatos y pases sueltos estimables. Media estocada desprendida y tendida fue suficiente para cerrar este primer capítulo de la corrida.

Cárdeno salpicado el segundo, de 601 kilos de peso, al que bajó el capote a la verónica con mucho gusto y mando Pepe Moral. Galleó después por chicuelinas para dejar al toro en jurisdicción del picador, del que éste recibió dos varas tras arrancarse con alegría desde lejos en el segundo encuentro. Tras un laborioso tercio de banderillas, el astado llegó al último tercio berreón y con fijeza en la muleta, pero con embestida rebrincada, que fue domeñada con extrema suavidad por Pepe Moral, quien llegó estampar naturales de suma calidad. Toreo largo y sentido, que enseguida encontró el beneplácito de la grada. Faena redonda, maciza, en la que aprovechó al máximo las óptimas cualidades de su oponente. Y que resultó refrendada como la ocasión merecía, con una gran ejecución del volapié.

También rebasaba la frontera de los 600 kilos el tercer miura de la tarde, un cárdeno de vetusta estampa al que recibió a porta gayola Esaú Fernández, quien ejecutó la larga cambiada con limpieza pero que después pasaría dificultades en su quehacer capotero, pues el toro echaba la cabeza arriba y daba incómodos saltos en su acometer. Se arrancó este ejemplar desde los medios en su segunda entrada al caballo, donde mostró ese fondo de bravura que luego desplegaría en el tercio de muerte. Pero el toro no era fácil, pues su embestida se prodigaba discontinua e incierta por momentos. Se esforzó ante él Esaú, quien elaboró un prolongado trasteo aunque carente de brillanteces, que fue abrochado con una certera estocada.

Abrió su saludo capotero al cuarto con una larga de rodillas El Fandi y lo cerró con una airosa serpentina, en variado proceder capotero. Se lució a este negro mulato también en el caballo, que se arrancó de largo y alegre en sus dos acometidas, y luego se luciría el mismo diestro en un tercio de banderillas muy completo, que sería rematado con la espectacularidad del vistoso par al violín. Inició su faena muleteril de hinojos junto a tablas, para plantear a continuación la lid en los medios, donde aprovechó la inercia en la embestida del animal y con ella enlazar los redondos y naturales. Acortó distancias El Fandi para poder a un toro que se había orientado y que empezó a ponerlo en dificultades, en plena demostración de conocimientos y capacidad lidiadora. Un pinchazo y una estocada corta hicieron rodar a su enemigo de manera fulminante.

Resultó complicado el quinto de la suelta para torearlo de capa, con la que no pudo estirarse a gusto Pepe Moral. El toro embestía con la cara alta y su desplazamiento se advertía exiguo, por lo que el torero sevillano optó porque fuera castigado con una dura segunda vara, con la que ahormar su acometida y restarle aspereza y poder. Pero el astado arribó al postrero tercio con un viaje demasiado corto y con un peligro que fue en aumento durante el transcurso del trasteo. Lo intentó con denuedo Pepe Moral, que aunque no encontrara el lucimiento sí dejó patente su valentía y su poderío con la muleta. Dos pinchazos y una estocada casi entera pusieron fin a su labor.

Cerró plaza un bello ejemplar castaño que se desplazó con codicia y boyantía al capote que con sumo gusto y cadencia manejó Esaú Fernández a la verónica. Apretó el toro en el caballo en una primera vara muy emotiva y se arrancó desde lejos con manifiesta bravura en el segundo encuentro de un gran tercio.

Toro bravo y encastado que, en último tercio, exigió mucha disposición a Esaú, quien no llegó a acoplarse del todo con su embestida vibrante e intensa. El torero sevillano se eternizó después en fallidos intentos con el estoque, hasta que por fin acertó con media arriba de la que el toro no cayó sino que empezó a barbear tablas. Al fin, pudo Esaú acabar con él de un golpe de descabello.

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