Cinco festejos, 17 orejas y cinco puertas grandes (incluida la del ganadero Ribeiro Telles) que pudieron ser más si los diestros aciertan con la espada. Una feria de Begoña que volvió a congregar a miles de aficionados con especial mención al lleno del día 16.

El arte de Juan Ortega. «Van a pasar muchos años hasta que veamos torear así en esta plaza». Era la frase que decía uno de los socios de la peña Cocheras al día siguiente de que el torero sevillano hiciese una oda al toreo de capa y bordase el toreo puro, de sentimiento, en dos faenas inolvidables, una de ellas sin premio por la espada. Fue lo mejor de una feria de Begoña. De muchas ferias. Muchos de sus naturales y ese inicio de faena, rodilla en tierra, al segundo de su lote quedan en la retina de la afición.

Tomás Rufo, triunfador. Con tres orejas frente a los toros de La Quinta, el diestro talaverano se alzó como triunfador de la feria. Templado y poderoso con la franela, supo exprimir las buenas condiciones de un lote de Puerta Grande. Toreó a placer por el derecho y dejó excelsos naturales a sus dos oponentes.

Diego Ventura, una nueva apoteosis en El Bibio. Es el mejor rejoneador de la historia y volvió a demostrarlo con otra tarde para el recuerdo. «Bronce», «Quitasueños», «Brillante» o «Guadiana» le ayudaron a firmar dos faenas que fueron ejemplo de doma y toreo en una tarde que acabó compartiendo a hombros con su compañero Joao R. Telles y el ganadero portugués, que lidió un gran encierro.

La izquierda de Talavante aparece en El Bibio. El diestro extremeño se encontró en el ruedo con «Dengosillo», un extraordinario toro de La Ventana del Puerto premiado con la vuelta al ruedo. Lo aprovechó Talavante, que dejó excelsos naturales, profundos, durante una faena de mucha entrega y eco en los tendidos gracias a los cambios de mano, la arrucina y las manoletinas.

La naturalidad de Pablo Aguado. Elegante, sin prisas, con la naturalidad que desborda en el concepto del torero sevillano. Cortó una oreja a su primero, al que toreó con verónicas primorosas y al que supo entender sus complicaciones. Con el sexto, más desclasado el toro, logró robar naturales de mucha pureza, algunos a pies juntos. De uno y uno. Levantaron los olés, agradecidos –y sin música porque la banda llegó a destiempo, como casi toda la feria– en una obra que no pudo rubricar con la espada.

Una terna de novilleros entregada, pero sin espada. Con la espantada de Olga Casado el pasado miércoles –el viernes sí actuó en San Sebastián– quedó la novillada inaugural con los tres mejores novilleros del momento: Aarón Palacio, El Mene y Tomás Bastos. La espada les privó de un mayo triunfo, pero el toreo tiene cantera.

Los toros suben en presentación y ofrecen opciones. El apartado ganadero fue un éxito. Mejores presentados que la feria del pasado año, los cinco encierros ofrecieron opciones de triunfo. Los novillos de La Cercada colaboraron mucho y los de rejones de Ribeiro Telles pusieron en bandeja el triunfo a los toreros a caballo. De hecho, hasta el ganadero salió a hombros. Con sus matices, funcionaron todos los toros de La Quinta, especialmente el primero de Clemente y el lote de Tomás Rufo. Se dejaron también los de Cuvillo, tanto el lote de Juan Ortega como el primero de Fortes. Incluso el primero de Roca Rey. En el cierre, dos toros de bandera: «Dengosillo», de La Ventana del Puerto, lidiado por Talavante y premiado con la vuelta al ruedo, y «Venturoso», del Puerto de San Lorenzo, lidiado por Manzanares y que mereció el mismo reconocimiento que su hermano.

La ausencia de Morante, Fortes y el lleno. La expectación por ver a Morante era máxima y la tarde apuntaba al «No hay billetes» junto a Roca Rey y Juan Ortega. Una cornada en Pontevedra mandaba al hule al maestro cigarrero, que no se pudo recuperar a tiempo (a día de hoy sigue sin reaparecer). El malagueño Fortes cogió la sustitución y apenas hubo devolución de entradas para una tarde con la plaza llena. Fortes erró con la espada una tarde de Puerta Grande.

Clemente, un torero que quiere ser. El francés debutó en El Bibio como matador de toros. Tenía el triunfo en la mano tras una robusta faena a su primero de La Quinta, que al final se puso gazapón y enfrió a los tendidos. Clemente escuchó los tres avisos, pero demostró valor, maneras y confianza para esperarle.

Ambiente en los tendidos. El Bibio cuenta con un aforo de 9.257 localidades, según el pliego de condiciones. En la novillada, con media plaza, y el día de Begoña, con dos tercios de aforo, fueron las tardes con menos público. Destacó el lleno del día 16 y las buenas entradas del domingo y la tarde de rejones. En la manifestación antitaurina hubo 800 personas, según la Policía.

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