Lunes, 18 de agosto 2025, 19:11
En Castilla y León, hay lugares que no solo enamoran por su belleza. También lo hacen por la ‘capacidad’ que tienen de ‘tocar’ el alma. Y, precisamente, eso es lo que le ocurrió a Tamara Falcó durante su visita a un pequeño y pintoresco rincón de Valladolid, enclavado en el corazón de la Ribera del Duero. En marzo de 2024, la hija de Isabel Preysler y del recordado Carlos Falcó encontró en este rincón castellanoleonés algo más que un destino turístico: halló un refugio emocional que la conectó de lleno con sus raíces y con la memoria de su padre.
Acompañada por su marido, Íñigo Onieva, Tamara eligió este enclave de la comarca de Tierra de Pinares para disfrutar de un fin de semana de paz, buena gastronomía y excelentes vinos. Se alojaron en un exclusivo complejo hotelero ubicado en plena Milla de Oro del Vino, donde el lujo se fusiona con el entorno natural. Allí pudieron explorar viñedos centenarios y disfrutar del silencio de una tierra que huele a pura autenticidad.
Y allí fue donde Tamara ‘se abrió’ ante todos sus seguidores compartiendo una publicación bastante emotiva. «Todo ello me recuerda tanto a mi padre… Le doy gracias por haberme inculcado el amor por la tierra y por los maravillosos caldos que se crean en nuestra maravillosa tierra», escribió junto a un carrusel.
De esta forma, su visita a Sardón de Duero supuso para ella todo un homenaje a Carlos Falcó, el marqués de Griñón, apasionado del vino y defensor incansable del campo español. Y es que, como él, Tamara ha encontrado en lo rural un equilibrio.
Qué visitar en este rincón
Sardón de Duero no es un destino cualquiera. Se trata de un municipio que combina el encanto de lo tradicional con un entorno natural privilegiado. Entre sus joyas patrimoniales, destaca la iglesia de San Juan Bautista, un templo del siglo XVI con una imponente capilla mayor abovedada, y, a escasos dos kilómetros del centro urbano, el Monasterio de Santa María de Retuerta, una construcción románica del siglo XII, declarada Bien de Interés Cultural.
Integrado en el complejo hotelero visitado por Tamara, simboliza la perfecta fusión entre pasado y presente. Para los amantes de la historia local, su Museo Etnográfico ofrece una valiosa mirada a las costumbres del pueblo, con una colección de herramientas, objetos antiguos y fotografías que narran su evolución a lo largo de los siglos.
Pero si hay algo que convierte a Sardón en un destino inolvidable es su entorno natural. Pasear entre viñedos, recorrer sus miradores o perderse en sus senderos permite vivir la esencia de una tierra donde cada rincón invita a detenerse y respirar.
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