Rusia ha rebajado las expectativas sobre un posible proceso de paz en Ucrania que generó la cumbre celebrada en la Casa Blanca. Serguéi Lavrov, su … ministro de Exteriores, ha sido el encargado de arrojar un jarro de agua fría sobre el aparente optimismo que se respiró en el encuentro al sugerir que aún habrá que esperar para ver a los presidentes ucraniano, Volodímir Zelenski, y ruso, Vladímir Putin, sentados a una misma mesa. No rechaza la cita, pero subraya que debe prepararse «minuciosamente». La propuesta del Kremlin es que se celebre en Moscú y no en Ginebra, por ejemplo, el emplazamiento ofrecido por algunos líderes europeos. Donald Trump estaría ya inmerso en su organización -el mismo lunes telefoneó a Putin- aunque sabe que la elección del lugar es una cuestión espinosa.

Pero Lavrov ha dejado este martes otro mensaje para Trump, Zelenski y la comitiva europea que viajó un día antes a Washington y en la que estaba también el secretario general de la OTAN, Mark Rutte. El jefe de la diplomacia en Moscú ha reclamado la protección de sus propios «intereses de seguridad». «Si no se respetan, ni se respetan plenamente los derechos de los rusos y los rusohablantes que viven en Ucrania, no puede plantearse ningún acuerdo a largo plazo», ha advertido en una entrevista en televisión.

La cumbre histórica celebrada en la Casa Blanca, y que según Zelenski supuso «un paso significativo» hacia la paz en Ucrania, será analizada este martes con detalle. Primero, en una cita virtual de los líderes de la llamada Coalición de Voluntarios -la red de más de 50 países que presta ayuda de todo tipo a Kiev- que estará presidida por el presidente francés, Emmanuel Macron, y el primer ministro británico, Keir Starmer, dos de los invitados el lunes al encuentro organizado por Trump en Washington. Después, el Consejo Europeo se reunirá por videoconferencia.

Cuestiones en el aire

La cita en la Casa Blanca dejó un aparente buen sabor de boca entre los participantes y la sensación de que comienzan a sentarse las bases de un posible proceso de paz. Sin embargo, quedan varias cuestiones en el aire. La más importante, según Zelenski, las garantías de seguridad que el líder republicano le prometió, al margen de la OTAN, eso sí. Pero también falta por conocer las hipotéticas cesiones territoriales o la fecha de la reunión a tres bandas (Kiev, Moscú y Washington) que Trump aseguró estar ya preparando. El secretario de Estado de EE UU, Marco Rubio, advirtió tras el encuentro que tanto rusos como ucranianos deberán hacer «concesiones» y reconoció que puede no ser la solución más justa pero «es lo que se necesita».

«Putin rara vez ha cumplido sus compromisos (…) Ha sido constantemente una fuerza desestabilizadora. Ha tratado de redefinir las fronteras para aumentar su poder»

Emmanuel Macron

Presidente de Francia

Entre los participantes en la cumbre del lunes, sin embargo, hay dudas sobre el verdadero interés del jefe del Kremlin, Vladímir Putin, en acabar con la invasión iniciada en febrero de 2022. Uno de los más críticos en las últimas horas ha sido Macron, quien llevará la voz cantante junto a Starmer en la reunión virtual de la Coalición de Voluntarios, al calificar al presidente ruso de «ogro». «Putin rara vez ha cumplido sus compromisos (…) Ha sido constantemente una fuerza desestabilizadora. Ha tratado de redefinir las fronteras para aumentar su poder», ha descrito en la cadena LCI, donde insistió en la «amenaza» que representa para Europa. «No hay que ser ingenuos», ha alertado.

El mandatario galo, que como el canciller alemán, Friedrich Merz, exigió un alto el fuego en Ucrania antes de cualquier negociación, planteó que la posible cita a tres se celebre en territorio europeo. En concreto, en Ginebra (Suiza), que ya ha acogido otros encuentros históricos para el devenir del planeta. El Gobierno de este país ha ofrecido inmunidad a Putin en caso de que viajara hasta allí, ya que el jefe del Kremlin arrastra una orden de arresto internacional. Mientras, Zelenski ha lanzado una propuesta a Trump a cambio de garantías de seguridad para su país: la compra de más de 77.000 millones de euros en armamento a EE UU a través de financiación de los aliados europeos.