Cuando todos usaban seudónimos extranjeros para parecer más internacionales, él firmaba con su nombre real: Eduardo Texeira. Por eso, sus contactos con otro mundo podían … suceder desde un puerto de Barcelona o su nave espacial podía llamarse sin complejos ‘Hispaniola X-88’. Hablaba sobre los primeros hombres en Marte, escribía del ‘Skylab’ cuando ni siquiera existía esa estación espacial estadounidense y dibujaba unas naves amerizando de un modo muy parecido a lo que después mostraría Hollywood. El escritor y dibujante malagueño (1921-1990) era un adelantado a su tiempo y aún hoy, 35 años después de su muerte, sigue resultando actual.

Tras la reedición de ‘Ruy Drach. Los primeros hombres en Marte’ hace casi cuatro años por parte de La Biblioteca del Laberinto (aún disponible en algunas librerías), ahora se han recuperado otras cinco novelas suyas. La Asociación Cultural Hispanoamericana Amigos del Bolsillo (ACHAB) las ha reunido en la antología ‘Eduardo Texeira. Maestro de la Ciencia Ficción’, un volumen con una tirada corta, exclusiva, pero que llega muy lejos: se ha distribuido entre sus miembros en España, pero también en China y Estados Unidos.

«¡Los escribió hace 70 años! Es espectacular que haya tanta gente amante de la ciencia ficción e investigadores interesados aún en él», se alegra Virgilio Texeira, uno de sus tres hijos y un lector de sus historias desde su infancia. «Son muy curiosas y agradables de leer, te invitan a seguir, enganchan», explica. En este último ‘rescate’ están ‘El hombre de las nieves’, ‘El pueblo oculto de Kon-Tiki’, ‘Extraños en la Luna’, ‘Los habitantes del astro sintético’ y ‘La isla de otro mundo’.

Antología 'Eduardo Texeira. Maestro de la Ciencia Ficción' y reedición de 'Ruy Drach'.

Antología ‘Eduardo Texeira. Maestro de la Ciencia Ficción’ y reedición de ‘Ruy Drach’.

Por cuentos y novelas como esta, Texeira aparecía en una antología de la ciencia ficción española editada en 1968 junto a nombres como Domingo Santos, Carlos Buiza, Narciso Ibáñez Serrador y José Luis Garci, entre otros. «Era uno de los pioneros», dice su hijo con orgullo. Porque no era habitual escribir sobre esos temas en ese tiempo y menos aún hacerlo desde Málaga.

La afición por inventar historias fascinantes le venía desde pequeño, cuando reunía a los niños del barrio en corrillos para contarles cuentos que improvisaba. Nació en La Línea de la Concepción, en 1921, pero sus padres se trasladaron a Málaga cuando era un bebé y aquí vivió hasta su fallecimiento en junio de 1990. Lector voraz, tenía en su biblioteca particular una colección de alrededor de 3.000 libros, de todos los géneros y estilos. Y siempre le gustó escribir y dibujar.

Vida profesional

Su vida profesional la desarrolló en SUR y también en el periódico dejó su impronta fantástica. Empezó desde abajo siendo un adolescente en los inicios de la cabecera, y llegó a ser jefe de publicidad durante casi 30 años. Pero no era un responsable de publicidad al uso. Tenía una sección dedicada a la ciencia ficción en la que cada cierto tiempo publicaba sus relatos. ‘La mosca presa en el televisor’ (octubre de 1970), ‘Raphanus Sativus’ (octubre de 1967) o ‘Contra reloj’ (septiembre de 1967) eran algunos de esos cuentos en los que nada era lo que parecía, ni tampoco de este mundo.

Para entonces ya había dejado de escribir novelas, y esas páginas se convirtieron en una de las vías de escape para su imaginación. La otra eran los crucigramas para SUR que durante años estuvo haciendo junto a su hijo Virgilio, que también desarrolló toda su carrera en esta casa. Cuenta que la empresa que los suministraba dejó de hacerlos y se sustituyó ese espacio en papel por publicidad, pero las llamadas de los lectores reclamando el crucigrama colapsaron la centralita del periódico, y Texeira asumió el reto de hacerlo cada día por un plus de unas cuantas pesetas.

Muchas de sus aventuras darían para una película. «Porque no pierden actualidad. Aún hoy se leen como algo novedoso, no resulta rancio ni anticuado», afirma Virgilio. Hasta una pandemia por algo que no se puede respirar aparece en ‘Ruy Drach’. Y puede que todavía queden cosas por descubrir. Hace poco, entre los recuerdos que conservaba su madre, apareció un cuento escrito a máquina, ya amarilleado por el tiempo, titulado ‘Gusarapito de la Mancha’ –un guiño a su admirado Cervantes– y no descartan que en las carpetas que guardan con sus documentos se esconda alguna otra sorpresa. Como siempre en sus relatos.