Mocedades regresa este miércoles, 20 de agosto, a la Aste Nagusia de Bilbao, 24 años después de su último concierto en la Semana Grande. Lo … harán en el escenario de Abandoibarra (23:30 horas) con la Bilbao Orkestra Sinfonikoa (BOS), en un recital histórico. Será la primera vez que el grupo bilbaíno cante junto a la sinfónica de su ciudad. Javier Garay, miembro fundador y último superviviente de los seis históricos que representaron a España en Eurovisión 1973 con ‘Eres tú’, explica lo que supone volver a cantar en casa con un repertorio eterno y una formación que hoy completan Belén Esteve, Luis Hornedo, Aitor Melgosa e Icíar Ibarrondo.
Vuelven a Bilbao tras más de dos décadas. ¿Qué significa para usted cantar de nuevo en Aste Nagusia?
He cantado en Aste Nagusia varias veces. La última fue hace 24 años. Yo soy de Bilbao y todo el grupo somos de Bilbao. Es una emoción grandísima estar aquí, sobre todo cantando con la BOS, que es la primera vez. Cantar en Bilbao es cantar para nuestra gente, familias, amigos, gente de la música con la que empezamos hace 60 años. Es muy especial.
¿Qué espera del público bilbaíno en esta cita?
Espero que se lo pasen muy bien, que nos divirtamos juntos, ellos con nosotros y nosotros con ellos. Que piensen que este Mocedades suena al Mocedades de toda la vida. Ojalá sea así y que terminemos bien, como amigos.
Después de tantos años, ¿cómo se mantiene la esencia del grupo?
Intentando conservar el estilo, la forma de hacer, que los coros suenen parecidos. Igual no pueden sonar exactamente igual porque somos otras personas, pero el repertorio es el mismo. Buscamos que los coros suenen al Mocedades de siempre y que el espíritu sea el mismo de hace 30 o 40 años, cuando estuvimos en Eurovisión, por ejemplo.
Su repertorio es imbatible, pero, ¿qué supone enfrentarse a esa expectativa?
Es un punto a favor porque la gente conoce las canciones y ya saben qué vamos a cantar. Pero luego hay que sonar como esperan, y ese es el reto. Esperamos que todo salga bien, que no llueva, lo típico. Sobre todo, que no falle nada, porque sería un punto negativo. El otro día se fue la luz; espero que no nos ocurra y que todo vaya perfecto.
¿Qué canciones nunca pueden faltar en un concierto de Mocedades?
‘Eres tú’ es el emblema, tiene que estar. Si no la cantas, el público la pide y la echa en falta. También ‘Amor de hombre’, ‘El vendedor’, ‘Dónde estás corazón’ o ‘Le llamaban loca’. Todas esas no pueden faltar.
Eurovisión fue un momento clave. ¿Cómo recuerda aquella experiencia?
No me apetece mucho ver Eurovisión ahora, pero la veo porque siempre me preguntan. Ha cambiado mucho. Cuando estuvimos, cantábamos con orquesta en directo. Algunos decían que era muy estático, pero había que cantar. No había micrófonos de solapa ni recursos técnicos. Lo hicimos lo mejor posible. Quedar segundos en Eurovisión no es cualquier cosa, y además la canción que llevamos fue la más conocida de aquel año. En países como Holanda la consideraron la mejor del festival. Hoy en día todo va con playback, grabado, es mucho más fácil. Ahora se premia la puesta en escena, el baile, el espectáculo. Antes solo se premiaba la canción y el intérprete.
¿Cree que a su música le faltó la proyección internacional que sí tuvieron grupos como ABBA?
Puede ser. ABBA ganó al año siguiente. Coincidimos con ellos en un restaurante cuando promocionábamos en Europa. Acababan de cantar ‘Waterloo’. Ellos lo hacían en inglés, nosotros no, y en 1973 eso era una diferencia importante. A partir de entonces muchos países empezaron a cantar en inglés. No me parece bien, pero son las normas del festival.
También se habla mucho de nostalgia en vuestra música. ¿Mocedades vive de ella?
Hemos grabado recientemente una canción de Navidad y una colaboración con un grupo americano que todavía no puedo anunciar. Seguimos haciendo cosas. Lo que no hay es la industria discográfica que existía en los años 60 y 70. Entonces las compañías decidían quién grababa. Hoy cualquiera puede grabar en su casa. La nostalgia está bien siempre que lo que hagas tenga calidad y la gente lo aprecie. ¿Por qué no va a estar bien la nostalgia, si además es buscada?
Después de tantas décadas, ¿cómo mantiene la ilusión de seguir cantando?
Hoy disfruto de lo que hace 40 años buscaba: divertirme, ser feliz y estar en los escenarios. No me veo jubilado en casa. Hay gente que se dedica a pasear; yo no, quiero seguir en los escenarios. Mientras pueda, ahí estaré.
Hoy conviven varios proyectos con el nombre Mocedades y también El Consorcio. ¿Cómo coexisten ustedes con esa situación?
Nosotros tenemos nuestros conciertos y ellos los suyos. No estoy en una postura intransigente. ¿Hay otro Mocedades? Yo siempre digo que sí, el que montó Izaskun en 2014. Yo seguí con el grupo que teníamos y ella montó otro. Y hasta aquí.
¿Han coincidido en algún concierto?
No. No hemos coincidido ni creo que lo hagamos. Nosotros tenemos un circuito y ellos otro diferente. No pienso que vayamos a coincidir nunca.
En diferentes ocasiones se ha dicho que «si no hay un Uranga, no es Mocedades». ¿Cómo responde a esa afirmación?
Son opiniones. A mí no me preocupan. Lo importante es demostrarlo en el escenario. Ahí se ve si realmente suenas como Mocedades. Habrá quien vaya a fijarse en si has engordado, si estás más mayor o si tienes canas, pero lo fundamental es lo que transmites. Me parece que los apellidos sobran.