El Masters 1.000 de Cincinnati 2025 quedará grabado en la memoria del tenis como un calvario bajo el sol implacable. Las pistas se transformaron en hornos donde los termómetros marcaron 32°C y la sensación térmica alcanzó los 38, convirtiendo el torneo en una pesadilla deportiva.

La humedad del 66% y el calor extremo transformaron las pistas en auténticos hornos. Atenciones por golpes de calor a aficionados, parones en los partidos por las altas temperaturas, retiradas de jugadores… un caos absoluto.

Arthur Rinderknech protagonizó la imagen más dramática del torneo al colapsar durante su partido contra Félix Auger-Aliassime. El francés se desplomó en la línea de fondo tras perder el equilibrio en el segundo set. Las cámaras captaron su agonía mientras el personal médico aplicaba hielo urgentemente.

Rinderknech cae desplomado en el partido contra Aliassime.

Francisco Comesaña también sucumbió ante Opelka, retirándose por mareos severos causados por el calor extremo. Menšík, Davidovich y Darderi siguieron la misma suerte, creando una cascada de retiradas sin precedentes. Las cifras son alarmantes: múltiples bajas por condiciones climáticas adversas.

Tiafoe, que se retiró en cuartos de final contra Rune por lesión en la espalda, también fue víctima del calor. El estadounidense admitió que las altas temperaturas habían agravado significativamente su dolencia física. Karen Khachanov completó la lista de abandonos en las rondas finales del torneo.

Sabalenka, con hielo en la cabeza durante el Masters 1.000 de Cincinnati

Sabalenka, con hielo en la cabeza durante el Masters 1.000 de Cincinnati

REUTERS

Medvedev recurrió a métodos desesperados, metiendo literalmente la cabeza en una nevera para combatir el calor. Sabalenka se sumergió inmediatamente en un baño de hielo tras su batalla de tres horas contra Raducanu. Estos gestos revelan la magnitud del sufrimiento experimentado por los atletas.

El drama de la final

El punto culminante del desastre llegó en la final del lunes. Sinner, número uno mundial, se presentó visiblemente afectado desde el primer intercambio del partido contra Alcaraz. El italiano perdió los primeros siete puntos y llamó al médico tras ser quebrado por tercera vez consecutiva.

«Me siento como si pudiera colapsar en cualquier momento», confesó Sinner al árbitro Mohamed Lahyani. La frase resume perfectamente el estado límite al que llegaron los jugadores. Tras apenas 22 minutos de juego, el déficit era irreversible: 0-5 para Carlos Alcaraz y retirada del transalpino.

Sinner, cabizbajo tras retirarse en la final del Masters 1.000 de Cincinnati.

«Desde ayer no me sentía bien. Pensé que mejoraría durante la noche, pero empeoré. Intenté salir e intentar hacer al menos un pequeño partido, pero no pude aguantar más», dijo Sinner.

El retiro de Sinner marcó un hito negativo: fue solo la tercera final de Cincinnati en la historia que terminó de esta manera. La anterior había sido en 2011 con Novak Djokovic. La racha de 26 victorias consecutivas en pista dura del italiano llegó a su fin de la peor manera posible.

Los ojos en el US Open

Ahora, tras Cincinnati, el tenis sigue su curso y lo hace con el último Grand Slam de la temporada: el US Open. Un torneo que ya está en marcha con las rondas de clasificación y donde las previsiones meteorológicas para Nueva York indican temperaturas de hasta 38°C. 

Nueva York experimenta su segundo verano más caluroso registrado, y va camino del cuarto año más caliente de la historia. Las advertencias de Medvedev en 2023 resuenan ominosas: «Un jugador va a morir, y lo van a ver». 

El antecedente de 2023 es terrorífico. Medvedev dirigió su mensaje a una cámara durante su cuarto de final contra Rublev, advirtiendo sobre las consecuencias mortales del calor extremo. Novak Djokovic aprovechó el estado físico deplorable del ruso para ganar cómodamente la final.

Las medidas

Sin embargo, la USTA ha preparado un arsenal de medidas preventivas sin precedentes. Mount Sinai Hospital, proveedor oficial de servicios médicos desde hace 13 años, implementará protocolos especiales. El equipo dirigido por la Dra. Melissa Leber monitorizará las condiciones cada 30 minutos mediante el sistema WBGT.

El sistema Wet-Bulb Globe Temperature (WBGT) mide las condiciones ambientales físicas, complementando al Heat Stress Index que considera factores como la ropa y la intensidad de la actividad. 

Las medidas físicas incluyen zonas de enfriamiento, torres refrigerantes, sillas climatizadas especiales para jugadores y puntos de hidratación adicionales.

Se han distribuido sombrillas gratuitas y ventiladores portátiles por todo el complejo. Arthur Ashe Stadium podrá cerrar parcialmente su techo para proporcionar sombra cuando las condiciones lo requieran.

La pista central del US Open

El equipo médico ha ensayado procedimientos de emergencia simulados con EMS, el Departamento de Bomberos de NYC y el personal de las canchas. Los protocolos incluyen educación sobre hidratación adecuada para jugadores, aficionados y personal.

A diferencia del Open de Australia, el US Open evita adoptar políticas que suspendan automáticamente los partidos cuando se alcanzan ciertas condiciones de calor y humedad.

La televisión, las entradas y la logística completa del torneo se verían comprometidas por suspensiones prolongadas de varios días consecutivos.

Carlos Alcaraz, junto a Emma Raducanu en el dobles mixto del US Open.

Carlos Alcaraz, junto a Emma Raducanu en el dobles mixto del US Open.

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Carlos Alcaraz defiende la filosofía de adaptación: «No creo que deban cerrar el techo porque es un torneo al aire libre. Luchar contra el calor es una de las cosas que tenemos que hacer». Esta mentalidad contrasta con las evidencias médicas sobre los límites fisiológicos humanos en condiciones extremas.

El desastre de Cincinnati actúa como campanada de alarma definitiva. Once casos documentados de retiradas por calor, lesiones y enfermedades revelan un patrón insostenible. El tenis profesional se encuentra en una encrucijada climática donde la salud de los atletas está en juego real.