En Vigo hay decenas de inmuebles con problemas de inquilinos morosos. Muchos llevan años sin pagar el alquiler ni las facturas pero la lentitud de la justicia en la resolución de los expedientes y la ejecución del lanzamiento judicial para echar a esas personas de las viviendas está llevando a numerosos propietarios a tomar una decisión que seguramente nunca se hubieran imaginado: vender esos pisos. Aunque la mayoría están con inquilinos morosos, otros también están directamente con okupas que tampoco pueden echar sino es desembolsando una cantidad importante de dinero contratando a empresas de desalojo exprés.
Con la venta de las viviendas, ubicadas en barrios como Navia, Sárdoma, Teis o Coia, entre otros, serían los compradores los que se deberían hacer cargo de continuar con los procedimientos judiciales necesarios para echar a okupas o inquilinos morosos. El problema, es que prácticamente todos ellos están declarados como vulnerables, ya sea por vivir con niños o por su situación socioeconómica, por lo que no se les puede desahuciar. El proceso, por tanto, se puede alargar durante años.
Los propietarios no obstante están teniendo serios problemas para encontrar compradores. Precisamente por el hecho de que la vivienda no está libre de cargas, sino que se traspasa con inquilinos morosos. Cuando los interesados conocen la situación, se echan atrás en la adquisición del piso. Hay que tener en cuenta que la vivienda no se puede visitar al estar okupada o con inquiokupas, por lo que se desconoce por completo cuál es su estado actual. Tanto propietarios como inmobiliarias sospechan que podría estar en un estado precario y con necesidad de una reforma. Pero todo son suposiciones.
Por eso en los anuncios de estos inmuebles nunca hay fotos, más allá del exterior del edificio o de la zona en la que se ubica. Los interesados no quieren desembolsar una cantidad de dinero tan importante ante una situación tan compleja como esta.
Entre los inconvenientes de comprar una vivienda okupada también estaría el hecho de que el nuevo propietario no podrá acceder a la misma —ni vivir ni alquilarla— hasta que se desaloje, algo que puede tardar mucho tiempo en pasar y requerir de todo tipo de acciones legales tediosas.
La principal ventaja de comprar un piso okupado sería el precio, pues se venden a una cantidad considerablemente inferior a lo que se pide en un mercado como el actual. Por ejemplo, uno de los pisos okupados que está a la venta, está ubicado en la avenida Portanet y tiene más de 130 metros cuadrados. Se puede comprar por 145.000 euros, mientras que si no tuviera inquilinos irregulares dentro seguramente se podría vender por más del doble.
Al no poder recuperar la vivienda pese a las demandas y recursos constantes puestos en los juzgados, los propietarios prefieren venderla a un precio muy inferior al del mercado para al menos recuperar algo de dinero y, sobre todo, deshacerse de un problema que les genera un importante nivel de estrés y pérdida de tiempo. Ante una situación de desesperación, se intentan quitar de encima esas viviendas okupadas o con inquilinos morosos dentro.
En muchos casos, estos pisos acaban en manos de fondos de inversión o bancos, que las adquieren para intentar sacarle una importante rentabilidad a futuro. Las compran precisamente para eso. No tienen prisa por desalojar a los inquilinos morosos y, cuando lo consigan, reformarán el inmueble y lo pondrán a la venta a un precio mucho mayor.
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