Siempre sonriente y amable con la prensa y con la gente en general; aparentemente cercano y sin asomo de arrogancia, a pesar de sus éxitos en el cine (con un Oscar, tres Globos de Oro y una Palma de Oro honorífica en Cannes), a sus 63 años, Tom Cruise sigue presente como gran estrella en importantes acontecimientos internacionales, como la ceremonia de los Juegos Olímpicos en París. Domina el marketing como nadie pero, al mismo tiempo, es uno de los personajes más enigmáticos de Hollywood.

Su enorme poder en la industria del cine, o los hilos que maneja como destacado miembro de la Cienciología, no bastan para explicar la coraza con la que blinda su vida privada y familiar, tan extraña como contradictoria. Apenas se deja ver con sus hijos Bella y Connor, adoptados durante su matrimonio de once años (1.990 – 2001) con Nicole Kidman, a quienes logró apartar completamente de su madre. No existe ni una sola foto de Cruise con Suri, su única hija biológica, nacida de su relación con Katie Holmes. La joven, que ya ha alcanzado la mayoría de edad y ha comenzado sus estudios en una universidad privada a 600 kilómetros de Nueva York, no mantiene el menor contacto con su padre. Nunca han trascendido los motivos por los que el actor ha roto de forma tan rotunda con su hija, aunque todo apunta a la rigidez de la Cienciología, donde se controlan los sentimientos, las relaciones personales, la economía y la vida sentimental de los seguidores, manteniendo en secreto muchas de sus normas y reglas.

Tom Cruise y Penélope Cruz

Tom Cruise y Penélope Cruz fueron novios tres años entre 2001 y 2004