Si hablamos de Radiohead, hablamos de Creep. La canción fue una supernova para la banda británica, porque las luces más brillantes se agotan antes. Y esta relució como ninguna otra en la década de los 90 (quizá con la excepción de Smells like teen spirit de Nirvana).
Creep es un himno que Radiohead incluyó en su primer álbum, Pablo honey, y enseguida les catapultó al éxito rotundo e indiscutible. Más que una canción, Creep es un espejo de la juventud de la generación X. El tema es emocional, melancólico y potente.
Esta es la combinación perfecta para reflejar las inseguridades, el desencanto y la sensación de no encajar en ninguna parte que adolecían los jóvenes en la última década del siglo XX. «Eres como un ángel, tu piel me hace llorar. Flotas como una pluma en un mundo precioso. Ojalá fuera yo especial, tú eres tan especial».
«Soy un bicho raro. ¿Qué demonios hago aquí? Este no es mi lugar», se desgarraba Thom Yorke cantando.
No obstante, a pesar del éxito inmediato que les propició Creep, Radiohead llegó a aborrecerla. La canción, con el paso de los años, fue una cadena, un símbolo de lo que el grupo nunca quiso ser: flor encasillada de un día.
Radiohead no quiso ser Ícaro
El público de principios de los 90 tomó Creep como un himno generacional. Pero para Radiohead, con el paso de las actuaciones y el peso del éxito que les supuso, acabó convirtiéndose en un impedimento y en el temor a que la canción eclipsara el resto de su obra, hasta el punto de que llegó a eliminarla de sus repertorios en directo.
Por ello, la banda nunca dejó de pelear por su libertad creativa, y esa lucha contra su propia corriente para no repetir fórmulas ha sido la clave de su éxito posterior y del prestigio dentro del mundo de la música que, por otra parte, se ha ganado a pulso y a base de buen arte.
Tras Pablo honey llegaron The Bends y OK Computer, solo en los 90. Durante sus primeros años, tras Creep, llegaron Fake plastic trees, Nice dream, My iron lung, Street spirit, Paranoid android, Exit music, Karma police o No surprises. No está mal para haberlo hecho todo en cuatro años.
La aversión que experimentó Radiohead hacia su primer gran éxito funcionó, irónicamente, como una declaración de intenciones. La banda no iba a ser flor de un día, sino una de las más influyentes de los últimos 30 años. No iban a seguir fórmulas, habían venido para inventarlas.
En tiempos como los actuales en que se premia lo inmediato, el caso de Creep abre un debate y una reflexión sobre popularidad y autenticidad en el mundo musical. ¿Puede el éxito precoz convertirse en un obstáculo para la evolución y la exploración de un artista?
A pesar de todo, la canción sigue siendo una de las más populares del grupo y su influencia cultural como espejo emocional de toda una generación, que vio expresadas con belleza sus inquietudes, perdura y sigue vigente. Radiohead evitó, por fortuna para todos, ser como Ícaro y quemarse por su proximidad a su propio sol.