La exposición «Ignacio Cerviño na Semana Santa de Cangas», que organiza la Cofradía de la Misericordia-Gremio de Mareantes de la localidad hasta este domingo 24, incluye un calendario de microconferencias todos los días a las 20.30 horas con visitas guiadas.
El historiador de arte Julio Fernández Pintos fue el primer ponente, en la tarde del miércoles, con referencias al gran escultor y maestro cantero (14 de junio de 1834 en Aguas Santas, Cotobade-28 de octubre 1905), autor del emblemático Cruceiro de O Hío y que dejó una importante huella en la Semana Santa canguesa, muy ligada a esta cofradía de la Misericordia.
A finales del siglo XIX, tal y como indicó el profesor al público que reunió la conferencia y visita guiada, recibió el encargo de renovar figuras para las procesiones con gran originalidad. Fue el autor de un conjunto de figuras talladas en madera, muchas de ellas articuladas, lo que permitió escenificar la Pasión de forma espectacular.
El profesor Pintos en su visita guiada puso especial interés el resaltar la «importancia de la gestualidad de las imágenes de candelero de Cerviño». El Cristo del Descendimiento y el Calvario es una obra excelsa que «lamentablemente no pudo ser expuesta por problemas derivados de la reducida dimensión del espacio expositivo y la gran cantidad de obra realizada para la Misericordia». Junto a ella las doce imágenes de los Apóstoles y la del Redentor de la Santa Cena ocupan un lugar a parte. Fue su última aportación a la Semana Santa de Cangas.
Julio Fernández Pintos ha dedicado estos últimos meses a estudiar las características iconográficas de las obras de Cerviño que «están dispersas por muchas localidades del sur de Pontevedra». Como notas relevantes indicó que el rostro de los Cristos de Cerviño «son triangulares, alargados, con ojos y cejas muy abiertos, nariz estrecha y larga. Las bocas suelen ser pequeñas, mostrando los dientes». Añadió que «sobre todo quiero recalcar que Ignacio Cerviño es un auténtico escultor». Añadió que, ciertamente fue un cantero relevante, hizo obra civil y religiosa pero su imaginería, «como la que se puede contemplar en Cangas tiene que ser protegida y conservada con esmero». Para Cangas «tendría que ser un orgullo tener esta producción de tan ilustre artista».
Legado
El paso de Jesús Nazareno con la Cruz a cuestas o de las tres caídas, que se flexiona y vuelve a levantarse. Éste, con el auxilio de Simón el Cireneo camina hacia el Calvario, bajo la atenta vigilancia del singular centurión que con sus ojos móviles no pierde ningún detalle de lo que sucede. Esta figura presenta la singularidad de que, por medio de un ingenio mecanismo permite hacer sonar la tuba con la que se anuncia el acontecimiento.
Este dramático paso de la Pasión se complementa con dos sayones. El Cristo articulado del Descendimiento y del Calvario y la Santa Cena o Mesa de los Apóstoles son los tres vértices del triángulo que conforman Misericordia Vultus o las representaciones del rostro de la misericordia del Padre. Este es el motivo por el que los cofrades de la Misericordia-Gremio de Mareantes denominan habitualmente a estas tallas de Jesucristo como las del Redentor.
Junto a todas ellas, en un segundo plano, se sitúan las tallas articuladas del apóstol San Juan, la Verónica y María Magdalena y las secundarias Marías Salomé y Cleofás. Todo ello sin olvidar al niño que porta la cesta con las herramientas de la Pasión que es conocido popularmente como Francisquiño da Ferramenta, la imponente cruz para la función del descendimiento y la urna sepulcral que sirve de receptáculo para el Santo Cuerpo. Incluso la talla del cordero asado que preside la mesa del apostolado que, pasa inadvertida para muchos, merece ser tenida en cuenta para comprender el esfuerzo y esmero para configurar el marco ideado para las celebraciones pascuales.
Estas figuras transformaron la Semana Santa local, destacando por su dramatismo y participación popular. Se siguen utilizando en procesiones como la del Santo Encuentro, el Descendimiento, el Santo Entierro y el velatorio. En el cementerio de Cangas, también dejó panteones destacados como el del Ranqueta, así como obras ornamentales y escultóricas repartidas por iglesias, fuentes y espacios públicos en Ponteareas, Coiro, Carballiño, O Porriño.
Vida y obra
A los 18 años, Cerviño ya trabajaba con su padre en la iglesia de Hío, indicando una temprana formación en el oficio. Se matriculó posteriormente en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid, aunque que no pudo completarlo por limitaciones económicas derivadas de su situación familiar. Regresó a Galicia y, después de un breve tiempo en A Coruña donde encontramos su primera obra en la iglesia de San Jorge (1866), se estableció en Cangas de Morrazo.
Lo encontramos en Hío (1869) para realizar diversas obras en piedra y madera que se encuentran dispersas por muchos lugares de este municipio pontevedrés. En sus parroquias de Hío, Aldán, Darbo, Coiro y Cangas dejo muestras de su maestría con el uso del cincel sobre el granito y de las gubias, formones para tallar cada una de sus obras maestras.
Podemos afirmar que asumió la construcción de la casa grande la familia del fomentador e industrial Joaquin Francisco Graña Rodal (calle Real, 19), así como su panteón familiar, conocido popularmente como el del Ranqueta.
Durante su etapa canguesa realizó multitud de encargos, incluyendo imágenes talladas en madera para la Semana Santa, obras civiles, cruceiros, petos de ánimas y panteones funerarios. En torno a 1880 se traslada a Ponteareas donde continúa ejecutando obras escultóricas hasta las postrimerías del siglo XIX. En la última etapa de su vida se traslada a O Porriño. Su reconocimiento y prestigio era tal que el arquitecto Antonio Palacios le confió la ejecución de diversas obras.
Los ponentes
La ponencia de hoy jueves será impartida por la historiadora del arte Inés Costas Villar; mañana viernes la imparte el profesor de Historia de Secundaria y concejal Luis Martín Carnero; el sábado los investigadores del cruceiro de O Hío Anxo Coia y Estanislao Fernández de la Cigoña y el domingo el artista y experto en la Semana Santa canguesa, Jesús Bernárdez «Caramuxo».
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