Más allá de la virulencia del fuego, las condiciones climáticas adversas o incluso la falta de medios, ahora los profesionales que se enfrentan a los incendios forestales que están asolando el noroeste de España tienen que lidiar con otro nuevo problema: las leyes. La … Asociación de Trabajos Aéreos y de Emergencias (Ataire), que agrupa al 85% de los operadores privados del sector, ha alertado de que muchos de los pilotos al frente de los medios aéreos están a punto de alcanzar -o ya han superado- el máximo de 80 horas permitido en 28 días consecutivos por la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA).
La consecuencia es clara: si no se modifica esta regla, cerca de un centenar de aeronaves esenciales para sofocar los incendios podrían quedar en tierra ya este fin de semana, a pesar de que la oleada de fuegos aún continúa y de que la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) ha ampliado a 90 horas el límite establecido.
«Esto solo será un parche», declara a ABC Dámaso Castejón, secretario general de Ataire. El portavoz de la agrupación explica que el límite de horas de vuelo establecido en la Circular 16B de AESA -que no afecta a los pilotos militares pero sí a los de empresas civiles que realizan labores de extinción, transporte de brigadas y coordinación aérea como los integrantes de Ataire-, se sitúa en las 80 horas por cada 28 días. También existe un límite diario: 8 horas. Esto significa que los pilotos pueden estar, como máximo, diez días trabajando la jornada completa de forma ininterrumpida.
Poner el contador a cero tras una semana de descanso
«La normativa se elaboró a semejanza del transporte aéreo comercial. Pero no tiene nada que ver, porque estas situaciones de emergencia no se pueden planificar como en el caso de las aeronaves comerciales. Y, además, tenemos un importante pico de trabajo durante cuatro meses», señala Castejón. Además, el contador de las horas de vuelo de los pilotos no se pone a cero cada 28 días, sino que se descuentan horas de vuelo en función de cuándo se comenzó el mes anterior. «Esto significa que los pilotos pueden estar parados quince o veinte días», incide el portavoz de Ataire.
Por ello, la agrupación propuso la semana pasada a AESA una excepción temporal: permitir que los pilotos puedan volver a volar tras 8 a 10 días de descanso continuado, reiniciando el contador de horas, siempre bajo controles de fatiga que garanticen la seguridad del piloto, las operaciones y la aeronave. «No queremos que sea una medida recurrente, solo algo puntual, que los pilotos puedan hacer de forma voluntaria como máximo dos veces al año en situaciones de emergencia, como las que estamos viviendo estos días con los incendios de Castilla y León, Galicia y Extremadura».
Castejón incide en que es el piloto quien toma la decisión final de si está en condiciones para poder volar. «Este trabajo es muy estresante y hay pilotos que han pedido a las 30 horas parar porque se encontraban agotados. Esta es una situación normal y nosotros somos los primeros que queremos que se vuele con seguridad ante todo -señala-. Pero en circunstancias especiales en las que las aeronaves y los pilotos son recursos esenciales en la extinción de incendios es necesario un cambio en la normativa».
Los pilotos critican la «falta de previsión» de las autoridades
Por su parte, desde el Colegio Oficial de Pilotos de la Aviación Comercial (Copac) critican en un comunicado la «falta de previsión» de las autoridades competentes, si bien también se muestran en contra de la propuesta de Ataire. «El Copac es consciente de la gravedad de la situación en numerosas zonas del país, pero manifiesta su total oposición a cubrir las carencias y la falta de planificación de las administraciones, de los operadores aéreos y de la autoridad aeronáutica aumentando las horas de vuelo y, por lo tanto, la exposición al riesgo de los pilotos», indican.
Desde el Copac señalan que los límites impuestos por la normativa vigente «se basa en criterios científicos y de seguridad operacional», y advierten de que ampliar esos márgenes supondría «incrementar el nivel de riesgo» en unas operaciones que ya de por sí se desarrollan en condiciones extremas.
Negativa de la AESA, a la espera del ministerio
De momento, AESA ha descartado la propuesta, si bien ha ampliado el límite de los pilotos hasta las 90 horas. «Pero esta excepción tiene una serie de restricciones, como que solo se pueden acoger aeronaves con dos pilotos, que suponen unas 70 de todas las privadas que están volando. El resto, de un solo piloto y que serán alrededor de 180, no pueden ampliar el límite».
Desde Ataire se ha elevado la queja al Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, si bien de momento no se ha obtenido respuesta. «Reclamamos una rápida solución, porque si no alrededor de 100 aviones podrían quedarse ya este mismo fin de semana en tierra por haber superado la barrera máxima de los 28 días», demanda Castejón.
Por su parte, y si bien aunque desde el Copac se oponen a la medida propuesta por Ataire, piden a las autoridades, las administraciones y los operadores un «compromiso serio» con la prevención y la planificación de la extinción de incendios. «Es muy preocupante recurrir a excepciones en lugar de trabajar en establecer soluciones efectivas, seguras y sostenibles sin necesidad de improvisar medidas que restan seguridad».
No es la primera vez que ocurre
El portavoz de Ataire señala que la situación no es nueva: con los incendios en 2022, en el que se quemaron unas 310.000 hectáreas, ocurrió lo mismo. «En ese momento, AESA amplió a 120 las horas de vuelo y las restricciones fueron menores». En aquel momento, el Copac ya se manifestó en contra, ya que «se trasladaba a los pilotos la responsabilidad de asumir unos riesgos bajo unas condiciones de prevención inferiores». Ahora, con más 400.000 hectáreas, la agencia parece ser más cauta con la ampliación, pero aún así sigue con la misma estrategia.
«Es algo que se lleva reclamando en las mesas de trabajo desde entonces, si bien de momento no se ha llegado a concretar nada. Solo pedimos que sea una medida excepcional que quede establecida para momentos críticos como este, en el que dependemos de ampliaciones que se hacen en el momento, según va discurriendo la situación y nos quedamos sin margen de acción -dice Castejón-. Las previsiones además indican que es posible que vivamos este tipo de situaciones de forma recurrente, por lo que convendría actuar para que esta situación no vuelva a ocurrir en el futuro».