La forma en la que Julieta canta al desamor no es la habitual: lo hace con esperanza, desde el aprendizaje. Tiene 24 años y, pese a su juventud, ojo, no guarda en su corazón el rencor del rechazo. Al contrario: a través de sus canciones, busca la paz que tan poco abunda cuando se trata de olvidar. Volcánica y delicada a la par, la artista de Barcelona se ha convertido en el faro que alumbra a una multitud dolorida de querer. Lo hace en catalán y español, prestando atención sólo a sus emociones. No le importan la edad ni el lugar, su secreto es brillar. “Sólo tengo una canción rabiosa, es divertido. Pero, sobre todo, me gusta transmitir optimismo. Hace falta más amor propio”, dice. En 23, su último álbum, continúa la senda pasional que inició en 2021. En cuatro años se ha proclamado diva pop de Cataluña y, ahora, tras fichar por Sony, el objetivo es más ambicioso. El 20 de septiembre regresará a Madrid tras abarrotar la sala But el pasado enero: en el festival Brava volverá a coronarse reina. ¿De España? Y más allá.

“Mis temas rompen con la tendencia que tenemos a idealizar la vida. Hablan de los cuentos que van cayéndose con el paso del tiempo y cómo, poco a poco, se van transformando”, cuenta Julieta, que ha editado Bikini rojo como gran apuesta estival. Implacable, de nuevo, se vale de tintineos electropop para afilar unos dardos que ya han atravesado a un buen puñado de personas. Ahí están las cifras: 400.000 oyentes mensuales en Spotify que han encontrado en sus letras la tirita perfecta. Es rápida, efectiva. Con un par de escuchas es suficiente, aunque corre el riesgo de adicción: “Antes pensaba que las cosas sólo podían ser de una manera, era muy rígida. Hoy, gracias a todo lo vivido con la música, mi visión ha cambiado. Sé que nada es eterno y que, en cualquier momento, menos mal, todo puede evolucionar”. Ella, la primera.

Julieta Gracián, fotografiada en el centro de Madrid.

Julieta Gracián, fotografiada en el centro de Madrid. / ALBA VIGARAY

P. ¿Ha madurado más rápido que sus amigas?

R. Sí. Por mi profesión me he enfrentado a golpes muy fuertes, tanto positivos como negativos. Lo que, además, junto a mi responsabilidad como artista, me ha colocado en otro sitio. De repente, siento que ha pasado una década desde que empecé. Y no es así. El crecimiento ha sido enorme.

P. ¿Cómo lo ha gestionado?

R. Me he apoyado en mi entorno, sin despegar los pies del suelo. No he querido perder la cabeza, lo que me ha supuesto un ejercicio activo de cuidarme. Además, respeto mucho mi intimidad. Disfruto de la soledad, sólo así puedo reconectar con la música desde otro prisma. A veces, por ejemplo, compongo temas sabiendo que nunca saldrán a la luz.

P. ¿Escribe por venazos?

R. Las mejores canciones salen con urgencia. Tengo que estar en cierto estado de ánimo para conseguirlo. Si no, me quemo y puedo pasar una semana sin dar con una idea que me entusiame. Soy muy reactiva a mi entorno.

P. ¿Siente el peso de fichar por Sony?

R. La estoy canalizando bien. Es un paso grande, pero me han respetado desde el principio. He trabajado con productores increíbles, el resultado me encanta. He aprendido a gestionar el vértigo.

P. ¿Siempre tuvo claro quién era Julieta?

R. He ido perfilando mi carrera. Noto diferencias con el pasado, incluso en lo que a mí se refiere. Me flipa que sucedan cosas nuevas y sentir que cambio. Quiero seguir mejorando. Soy muy ambiciosa y me gustaría internacionalizar el proyecto. No sólo para girar por el mundo, sino también para conocer otras culturas.

P. Si pudiera ponerse en la piel de un artista que admire, ¿cuál sería?

R. Rosalía. Es súper completa, la admiro. Su mundo debe ser una locura.

P. La idea del tiempo salpica muchas de sus letras. ¿Cómo suele manejarlo?

R. Hasta ahora he sido una persona que miraba demasiado al futuro y, hoy, con este álbum, he aterrizado en el presente. Me aferro a la vida desde la gratitud. Adopté esta actitud en la pasada gira: nos lo pasamos tan bien que quería recordar cada instante, así que decidí no pensar en los siguiente conciertos.

P. ¿El éxito es como lo imaginaba?

R. Es diferente. La parte mental que implica es la más compleja. He realizado un esfuerzo para que no afecte lo que la gente diga de mí, intentando seguir mi camino. Es un reto. Tengo una buena relación con él: me siento exitosa si hago lo que quiero. Me pone muy feliz que el público ame mi música, pero no hay nada como irse a dormir tranquila.

Julieta Gracián ha editado dos álbumes desde que debutó en 2021.

Julieta Gracián ha editado dos álbumes desde que debutó en 2021. / ALBA VIGARAY

P. ¿Ha sentido la presión por cantar en español?

R. Qué va. Para mí, es súper natural cantar en ambas lenguas. Soy honesta con lo que hago: en mi casa se hablan las dos, por lo que no siento la presión. Ya he hecho música en castellano y la seguiré haciendo. Estoy a gusto así.

P. ¿De qué depende que opte por una u otra?

R. No lo pienso. Si me he pegado toda la tarde hablando con mi padre en castellano, escribo en este idioma. Fluyo, no es estratégico ni rebuscado.

P. Ya no sorprende tanto que artistas catalanes llenen recintos fuera de Cataluña.

R. Se ha normalizado bastante. Ha habido una ola muy guay de artistas que lo han logrado. Las redes también han ayudado, ¿eh? Nunca he sentido ningún prejuicio en Madrid. ¿Qué más queremos? Tenemos unas lenguas preciosas.

P. ¿Alguna vez la industria ha condicionado su forma de hacer canciones?

R. No. Mi propuesta no es comercial, tienen un punto alternativo y experimental. Hago pop, pero desde un ángulo distinto. Por ello, precisamente, no creo que tenga que adaptarme a nada.

P. La han bautizado como la diva del pop catalán. ¿Le gusta?

R. Sí. No obstante, este es un concepto que se ha ido adaptando. Me gusta poner en palabras lo que la gente siente.

P. ¿Dónde se ve en cinco años?

R. Sobre un escenario. Sueño con sacar un disco increíble que me permita hacer conciertos guapísimos.