En un pequeño pueblo ficticio llamado Reino del Duero, una mujer conocida como «La coleccionista» entrega objetos aparentemente inocentes a los forasteros. Pero esos regalos esconden una intención inquietante: «van a enfrentar a los personajes con su sombra, con lo que no tienen resuelto, con sus traumas», explica Manuel Sanabria en esCine de esRadio, director de la cinta. Protagonizada por Maggie Civantos y Daniel Grao, La coleccionista combina elementos del género clásico con un enfoque profundamente emocional.
Para Manuel Sanabria, el origen de esta película se remonta a su trabajo como productor en Historias para no dormir. Aquel proyecto le dejó con ganas de más: «Recogiendo el testigo de Historias para no dormir, ese tono de terror comercial, accesible a un público muy abierto, empezamos a trabajar en lo que es La coleccionista». El director defiende un terror más psicológico que efectista: «De los terrores que uno tiene dentro y que intenta esconder o que intenta no sacar a la luz, que son los que más miedo dan».
Reencuentros y nuevos registros
Uno de los alicientes del rodaje fue reencontrarse con Canco Rodríguez, con quien Sanabria ya había trabajado hace más de dos décadas: «Cuando hace 22 años llegué de Zamora y empecé a hacer cortos, coincidí con Canco e hicimos nuestra primera película juntos, La fiesta». En La coleccionista, el actor cambia radicalmente de registro: «Nunca me han ofrecido ningún personaje que no sea de comedia«, le confesó Canco al director.
Sanabria lo tenía claro: «Yo sabía que es un grandísimo actor y que podía hacer muy bien este personaje». Esa transformación se suma al entusiasmo del director por trabajar, por primera vez, con nombres como Daniel Grao, Maggie Civantos, Paco Tous o Asunta Serna: «La verdad es que ha sido un lujazo«, confiesa el director.
Una bruja para el siglo XXI
La película está llena de símbolos clásicos del género, pero adaptados con ingenio al presente. «El espejo ya de por sí da miedo», comenta Sanabria, y añade que ese objeto, regalado por la misteriosa Fátima al personaje de Magui, «tiene ese componente metafórico, porque es lo que haces: reflejarte a ti mismo y a lo que dejas atrás».
También hay un diario mágico, un crucifijo con peso narrativo y, en el centro, una bruja moderna interpretada por Belén López: «Sin escrúpulos, es una bruja del siglo XXI«, afirma el director. Una figura que estéticamente rompe con el resto del filme: «Ha sido una apuesta arriesgada y creo que ha funcionado muy bien».
Un viaje actoral exigente y emocionante
Daniel Grao celebra la libertad que le permitió el guión para explorar registros muy diversos dentro del mismo personaje: «En un mismo proyecto puedes transitar picos tan dispares y energías muy distintas«. Aunque confiesa no ser un fan habitual del género porque lo pasa «demasiado mal», reconoce que en este caso «me sorprende cómo se hilvana de bien la comedia, porque lo estás pasando fatal, pero tiene mucho humor negro». Y a pesar de las bajas temperaturas durante el rodaje, destaca el ambiente en el equipo: «Lo recuerdo como muy en familia, pasando frío, eso sí, muchas noches», bromea.
Sanabria reconoce que su inspiración nace del terror que vio en su infancia: «Desde El exorcista, El resplandor, y por supuesto Wes Craven o John Carpenter». Pero también reivindica un cine de género que no renuncie a conmover: «Hubo espectadores que se emocionaron y lloraron. Tiene una parte emotiva muy clara». Frente a un terror plano y superficial, propone personajes con pasado y conflictos reales: «Quería que tuviesen un desarrollo, con traumas muy claros, que se resuelven en el último tercio».
Pincha en el audio para escuchar la entrevista completa.