Casi quince años llevan ya Kitai en su propia lucha de clases: salir al escenario a morir o no salir. Porque si de algo va el rock es de incinerase en vida. Valga un botón como muestra: cuando en 2018en la Sala El Sol de Madrid batieron el récord Guinness al convertirse en la primera banda capaz de tocar durante 24 horas seguidas, todavía sacaron fuerzas para hacer un bis pletórico como colofón final. Esa actitud, ni se compra, ni se vende. Y esa capacidad de superación es la que les ha traído hasta aquí.
Porque en la trastienda de los éxitos es donde ocurren las cosas que verdaderamente nos hacen tambalearnos, y en una banda que siempre había sido una unidad de cuatro tipos, la marcha del vocalista provocó una crisis total, ahora superada ‘a lo Linkin Park‘ con la incorporación de Kenya Sainz como cantante y guitarrista. Un nuevo elemento femenino que abre no pocas puertas para Fabio Yanes (bajista), Deivhook (batería y también voz) y Edu Venturo (guitarra). Como aquella otra vez que dieron un concierto en globo (eso ocurrió, sí), Kitai salta sin red pero con seguridad.
¿Qué tal está Kitai? Arranca una nueva etapa con Kenya como cantante.
DEIVHOOK: Trabajando mucho de puertas para adentro y subiéndonos por las paredes, porque la gira no empieza hasta octubre.
KENYA: Estamos a finales de julio en Madrid. Con eso lo decimos todo (risas). Currando.
DEIVHOOK: Somos conscientes de que, queramos o no, estamos empezando un poco de cero, aunque con las mismas ganas de siempre. Ahora mismo, el trabajo está en amasar todo lo que hemos hecho de cara a la gira y al disco, que llegará también en otoño.
Después de la presentación en sociedad del pasado marzo y el lanzamiento de un par de singles, ¿qué tal están reaccionando los seguidores ante estos nuevos Kitai?
K: Siempre son complicados los cambios, pero desde dentro tenemos una perspectiva bastante buena. Nos sorprendió bastante la respuesta, porque yo esperaba más críticas negativas o, por lo menos, más reticencias.
¿Igual es un buen momento para las bandas de rock con mujeres cantando?
K: Sí puede ser, pero tampoco hay tantas. Siento que en los dosmiles, cuando yo era adolescente, había más grupos con chicas. Pienso en Paramore o No Doubt. Ahora tampoco tengo tantísimos referentes de mujeres, aparte de Linkin Park, claro, que ha sido algo muy grande y casi a la vez que lo nuestro (risas).
Es que vaya paso potente ha dado Linkin Park.
K: Ha sido un golpe maestro.
EDUARDO: En nuestro caso, sinceramente, es también algo que nos hemos planteado mucho, porque es un cambio muy drástico. Además, nosotros siempre habíamos tenido una imagen ‘muy de los cuatro’, de los tíos que se quitan la camiseta, muy de banda de tíos… Era algo a afrontar, y la verdad es que ha sido con una naturalidad brutal por parte del público. La gente nos ha dicho cosas súper bonitas y nos apoya. Y creo, personalmente, que es necesaria una voz como la de Kenya, que son necesarias más voces femeninas en el rock en español. Ojalá podamos ponerla todo lo arriba que se pueda para que ella sea referente de muchas chicas que se quieran también dedicar a cantar rock y no se atreven por equis motivos.
Habéis dicho que sentís que empezáis de cero.
D: Por mucho tiempo que llevemos, al final una banda es una familia, o como una relación de pareja, por lo que se empieza de cero por mucha experiencia que tengas. Son muchos mecanismos los que tienen que funcionar y un cantante es muy importante para el engranaje. Kenya quizás viene muy fresca y nosotros a lo mejor venimos más trallados de mucho barro. Ella nos contagia esa energía y desde que la presentamos en marzo hasta ahora estamos empezando a funcionar como banda, desde organizarnos y reunirnos para hablar y ensayar. Todo eso. Para nosotros, es sentirlo como nuevo porque estamos acostumbrados a funcionar de una manera, con una pequeña inercia que arrastramos..
K: Yo creo que todo funciona así en la vida. Todo es cíclico y no es que se empiece de cero como tal, sino que se replantean las cosas y viene la sensación de volver a empujar como al principio. Es un proceso natural.
Kitai siempre ha tenido muy a gala ser unos obreros del rock. ¿Esa es la esencia que mantiene a esta banda siempre en la lucha?
D: Es el leitmotiv que arrastramos del anterior disco, que se ha hecho real ahora introduciendo a una obrera del rock (risas).
K: Tampoco hay otra forma que esa. Ellos llevan catorce años juntos, pero tampoco hay yo lo concibo igual., No hay otra manera de hacerlo en la música. Puedes tener mucha suerte y de repente tirar para arriba, pero es que aunque te vaya muy bien no sé cuánto tiempo, luego van a pasar cinco años y vas a tener que volver a picar piedra. Yo siento que es así, una carrera de fondo.
D: Nos vienen en la sangre los valores de no tirar la toalla y disfrutar del barro. Eso lo demuestra haber tirado para adelante en una situación tan caótica como el abandono de un cantante. Aquí todos obreros, todos remamos y sumamos. De hecho, este proyecto ha podido salir adelante gracias al valor que le hemos dado a ser una banda. Porque hay otras en los que la figura del cantante es súper importante y muy principal, pero en Kitai se ha trabajado como grupo durante años y eso nos ha dado una salida.
K: A veces las crisis provocan una oportunidad. Siempre lo he visto. Lo que sucede, a veces, conviene.
¿Os sigue haciendo ilusión inspirar a gente más joven para montar una banda de rock, que vean que se puede hacer, en un momento en el que igual eso no es lo que más está de moda?
D: Sí creo que ha habido una tendencia hacia lo analógico en las nuevas generaciones, incluso en el mundo del trap y la música urbana. Es gente acostumbrada a componer con cajas de ritmos y de repente llega un momento que son tan grandes que en un directo echan en falta los elementos vivos, como una batería, como una guitarra, y eso va en favor de las bandas de rock también.
K: Tampoco es fácil, la gente está ahora en una corriente más individualista en general, y tener un grupo supone un esfuerzo a nivel de muchas cosas, porque son muchas bocas hablando a la vez que se tienen que entender. O aprendes a gestionarlo o te desgasta, por lo que también es normal que la gente tire por ir en solitario.
D: Pero sí que nuestra idea es llevar a los chavales más jóvenes esa idea de que las bandas siguen vivas, que puedes coger una guitarra en tu casa y empezar a jugar con tus compis, y que pueda volver el rock y el pop más analógico. Nuestro nuevo disco tiene un power de guitarra de la hostia, junto a melodías más cantables, siguiendo en nuestra línea energética. A pesar de todos los cambios, sigue sonando a obreros y ahora una obrera del rock, a un grupo de amigos que se juntaron para hacer música. Saber mantener esa esencia pese a los cambios ha sido el mayor logro.
Esta pregunta es para Kenya: ¿cómo has encajado con estos tres ‘heretazos’? Así los llamaste en tu presentación en la sala El Sol.
(Risas). Esta siendo todo un proceso en el que todavía nos faltan muchas cosas por vivir, como una gira, nada más y nada menos. Nos conocíamos desde hace mucho tiempo y he entrado en un momento complicado, que es, por otro lado, cuando más conoces a la gente. No está siendo tan poco facilísimo, pero yo diría que bastante bien para lo diferentes que somos. Creo que funcionamos muy bien. Yo hace tiempo que estaba en solitario y también tengo que aprender a discutir las cosas y las visiones de cada uno. Tengo muchísimas ganas de que salgamos de gira.
La gira que empieza en Valladolid y luego os vais a México.
E: Así es. En México vamos a abrir un par de conciertos de Molotov y estamos buscando algunas cosas propias nuestras. Tenemos unas ganas inmensas.
K: Yo creo que tocando es cuando más disfrutamos los cuatro. El objetivo final es estar encima del escenario, ahí es donde va a arrancar todo.
D: Estoy de acuerdo. Hemos estado un tiempo parados, hemos tenido que dar un pasito para atrás, con mucho orgullo, y ahora regresamos con nueva formación, nuevas canciones y una ilusión tremenda. En Madrid tocaremos en la sala del Movistar Arena, que mola mucho. Sabemos que nos vamos a morir tocando, así que ahora mismo estamos de nuevo en ese proceso de volver a disfrutarlo, de echar los instrumentos a la furgo y salir a la carretera a vivir nuestro sueño, este proyecto que sigue vivo y que es lo más bonito que hemos hecho. Tenemos muchas ganas también de tocar los temas antiguos, de que la gente vea que seguimos siendo Kitai, con el aporte femenino y fresco ahora de Kenya.
K: Yo soy nueva para bien y para mal (risas).
¿Después de la gira por salas llegará el turno de los festivales en 2026?
D: Este año hemos estado en barbecho de festivales para centrarnos en el disco y nuestra propia gira por salas. Porque lo que más nos gusta es el público y el sudor bien de cerca. En 2026 vendrán muchas otras cosas.
Kitai es una banda que gana en el cuerpo a cuerpo, y eso se pierde en sitios donde la gente va un poco de verbena. ¿En una sala Kitai es el toro, y en un festival el torero?
D: Pues mira, es genial eso (risas). Hace poco nos preguntaron sobre esto, y la verdad es que nosotros hemos tocado en salas de 200 personas donde lo hemos pasado mejor que en festivales de miles de asistentes. Por las vibraciones, el sudor y tener delante de verdad a la gente.
K: El número de personas no define lo bien que te lo pasas en el escenario, normalmente, o la sensación que tienes cuando te bajas de él. Son sensaciones distintas, sencillamente, si bien para nosotros un festival también es un reto para enganchar a gente que no te conoce.
Muchos músicos afirman que salir con la banda en la furgoneta el viernes y volver el domingo es como una excursión del cole. Esa sensación de libertad y diversión que el resto de mortales va perdiendo con los años, pero vosotros conserváis.
Brava: «Cuando no te están llamando gorda, viene un chico a explicarte cómo usar tu propio equipo»
Ver más
K: Es una relación fuerte, porque son muchas horas y no es como un trabajo normal, en una oficina con gente. Esto son muchos viajes y ratos compartidos, por eso es normal que en las giras y en las furgonetas pasen muchas cosas (risas).
E: Lo de la excursión del cole yo siempre lo he comparado con ir de campamento de verano todos los fines de semana (risas).
K: Nos morimos de ganas.