BarcelonaCada semana se publica nueva literatura científica sobre el cáncer que hace que los enfermos y sus familias sueñen en un posible cuidado. Pero la revolución contra esta enfermedad comenzó hace más de una década, con la aprobación de las primeras inmunoterapias, que estimulan las defensas de nuestro cuerpo para que ataquen a las células malignas. La supervivencia de los enfermos ha cambiado radicalmente gracias a estos fármacos, que han demostrado un éxito impensable hace unos años con los tratamientos tradicionales. Todavía queda camino por recorrer: hay pacientes que responden muy bien al tratamiento, pero otros recaen con los años, y algunos con tumores muy agresivos siguen teniendo mucho mal pronóstico. Sin embargo, la irrupción de la inmunoterapia ha supuesto un cambio de paradigma en la lucha contra el cáncer y los expertos sostienen que hay que seguir explorando nuevas formas de tratamiento para explotar todo su potencial.

«La inmunoterapia ha demostrado que se pueden conseguir supervivencias muy largas en la mayoría de tumores. Ahora vemos casos con metástasis que sobreviven cinco, siete o diez años, y eso antes era impensable», explica Ernest Nadal, director de investigación del Institut Català d’Oncologia (ICO). Para entender cómo funcionan estos fármacos es necesario comprender los mecanismos que utilizan los tumores para escapar a nuestro sistema inmunitario. Las células cancerosas se aprovechan de una proteína de los glóbulos blancos (los encargados de protegernos de amenazas externas) para camuflarse, por lo que a los ojos de nuestras defensas parecen células sanas y el tumor tiene margen para seguir creciendo y poner en riesgo nuestra supervivencia.

La inmunoterapia actúa sobre este mecanismo de escape que utiliza el tumor y lo desenmascara para que las células inmunitarias lo reconozcan y lo ataquen. En la última década se han ido incorporando nuevas inmunoterapias en la cartera pública de salud, y actualmente ya hay 68 disponibles para tratar hasta dieciocho tipos de cáncer diferentes, según explica la conselleria de Salut. Gracias a estos fármacos, muchos enfermos de cáncer han superado batallas impensables, se han mejorado pronósticos y, en algunos casos, se ha logrado cronificar la enfermedad de por vida.

La inmunoterapia actúa sobre el mecanismo de camuflaje que utiliza el tumor y lo desenmascara para que las células inmunitarias lo reconozcan y le ataquen ”

De hecho, esa revolución se entiende muy bien con las cifras de pacientes en tratamiento. Por ejemplo, en 2015 sólo había 73 pacientes en Cataluña que recibían inmunoterapia, y representaban un 0,36% del total de enfermos oncológicos en nuestro país. El pasado año, en cambio, fueron 6.387 las personas que recibieron inmunoterapia en centros sanitarios catalanes, es decir, un 17,81% del total de enfermos. El número de enfermos que reciben inmunoterapia ha crecido exponencialmente en los últimos diez años, y la tendencia al alza se mantiene, ya que con datos provisionales de 2025 casi se han superado las cifras del año pasado y casi uno de cada cinco pacientes con cáncer en Catalunya recibe algún tipo de inmunoterano.

Tipus de càncer que tenen immunoteràpies aprovades

Carcinoma escatós

d’esòfag

Càncer de pulmó no

microcític (CPNM)

Càncer de pulmó

microcític (CPM)

Càncer gàstric i de

la unió gastroesofàgica

Càncer colorrectal

amb inestabilitat de

microsatèŀlits (MSI)

Càncer d’intestí prim i

vies biliars amb MSI

Carcinoma de

cèŀlules de Merkel

Càncer cutani de

cèŀlules escatoses

Combinar tratamientos

La combinación de la inmunoterapia con otros tratamientos, como la quimioterapia o la radioterapia, es otra clave contra el cáncer. Hay tumores que sólo con inmunoterapia ya responden muy bien, y el pronóstico de los pacientes en general es bueno, como por ejemplo el melanoma, pero otros son más complicados, y las inmunoterapias todavía no han reemplazado por completo los tratamientos antiguos, sino que se realiza un abordaje conjunto para conseguir una mejor respuesta. Es el caso del cáncer de pulmón, por ejemplo, muy agresivo. Sólo la inmunoterapia no es suficiente, y los pacientes también reciben quimioterapia y radioterapia antes del fármaco.

En otros casos se aplica primero la inmunoterapia y después se realiza una operación para extirpar el tumor, que está más débil gracias al tratamiento previo, lo que permite que el pronóstico de los pacientes después de pasar por quirófano sea mejor. Ahora bien, cada vez existen más enfermedades en las que la inmunoterapia pasa a ser el tratamiento estándar. De hecho, los esfuerzos de la comunidad científica están centrados en trasladar el uso de estos fármacos a las fases más tempranas del cáncer, ya que con el paso del tiempo el tumor tiene más capacidad para escabullirse de nuestras defensas y progresar, y ya hay algunas aprobadas para fases iniciales, según Nadal.

El experto cree que no debe aflojarse y que hay que seguir investigando estos tratamientos para desarrollar más y mejores fármacos, sobre todo para los tumores con peor pronóstico que todavía no tienen alternativas terapéuticas. «Estamos mucho mejor que hace diez años, por supuesto, pero no debemos conformarnos con lo que tenemos, todavía nos queda camino», defiende el investigador. Por ejemplo, explica que muchas compañías farmacéuticas han realizado investigaciones similares para poder patentar su propio tratamiento, pero, en cambio, hay tumores más raros que las compañías no han investigado tanto, y aquí es donde cree que los centros de investigación y las universidades deben volcarse para generar nuevas evidencias.

El triple de gasto en una década

Otro buen ejemplo del impacto que ha tenido la incorporación de estos tratamientos en la cartera pública de servicios sanitarios lo encontramos en el presupuesto del departamento Salut. Cuando se añade una terapia hasta el momento inédita hay que tener en cuenta que no sólo se compra un tratamiento nuevo, sino que es necesario dimensionar los centros, habilitar espacios, formar profesionales, contratar otros nuevos y toda una serie de cambios que deben realizarse progresivamente para no hacer tambalear la frágil economía del sistema sanitario. Y esto es lo que ha ocurrido con la entrada de estos fármacos. En la última década, el gasto oncológico en Cataluña se ha triplicado, y buena parte de estos recursos se destina a estos tratamientos: uno de cada cinco euros de gasto oncológico ya es para inmunoterapias.

Casi uno de cada cinco pacientes con cáncer en Cataluña recibe algún tipo de inmunoterapia ”

Según datos del departamento de Salut, en 2015 la inversión en estos fármacos rozaba los 3 millones de euros y representaba un 2,43% del gasto oncológico total, mientras que el pasado año el coste destinado fue de casi 80 millones de euros –27 veces más– y representaba el 21,91% del gasto oncológico. Con las cifras provisionales de este año, la inversión en inmunoterapia es ya porcentualmente mayor que el año pasado, es decir, que se lleva una mayor parte de pastel del total de recursos que se destinan en la lucha contra el cáncer en Catalunya. La previsión de los expertos, además, es que vaya en aumento, tanto por la incorporación de nuevos fármacos en la cartera pública como por el incremento del número de pacientes que necesitarán tratamiento oncológico, puesto que los casos de cáncer crecerán en los próximos años.

Immunoteràpia en xifres

Despesa total d’oncologia

Despesa d’immunoteràpia

Pacients d’immunoteràpia

Despesa total d’oncologia

Despesa d’immunoteràpia

Pacients d’immunoteràpia

Despesa total d’oncologia

Despesa d’immunoteràpia

Pacients d’immunoteràpia

Efectos adversos

Los tumores agresivos con peor pronóstico y sin alternativas terapéuticas son uno de los deberes pendientes de las inmunoterapias, pero existen otros aspectos a mejorar de estos fármacos. Dado que estimulan nuestro sistema inmunitario y son nuestras defensas las que atacan el tumor, tienen menos efectos adversos que los tratamientos tradicionales, como la quimioterapia o la radioterapia, que son más agresivos con nuestro cuerpo. Ahora bien, Nadal advierte que también tienen efectos secundarios a conocer antes de empezar un tratamiento de estas características.

El hecho de estimular las defensas del cuerpo puede provocar un «cierto descontrol del sistema inmunitario», y los pacientes pueden tener inflamaciones de tiroides o de colon e incluso desarrollar una enfermedad inmunitaria. El experto asegura que los profesionales que administran estos fármacos están muy atentos a posibles efectos adversos para actuar con rapidez, lo que hace que la mayoría de trastornos provocados por la inmunoterapia se controlen sin problemas y «raramente son mortales». A diferencia de la quimioterapia, que provoca náuseas, caída de pelo, vómitos y una bajada generalizada de las defensas, estos tratamientos afectan sobre todo a la piel, el hígado, las tiroides y las articulaciones, y en algunos casos provocan incluso artritis a los pacientes. A veces la inflamación puede afectar al corazón, al cerebro, a los riñones o al pulmón, en los que el riesgo de complicaciones es mayor, pero Nadal asegura que estos cuadros son muy infrecuentes y, en general, el control es bueno.

El camino esperanzador que la inmunoterapia ha abierto en los pacientes de cáncer debe continuar y traer aún mejores noticias en el futuro, sobre todo allí donde hoy todavía no existe una alternativa terapéutica. En esto está vuelca buena parte la investigación: al encontrar nuevos tratamientos que reviertan en una supervivencia y calidad de vida de los enfermos cada vez más altas y en trazar nuevas estrategias que combinen inmunoterapia con tratamientos y fármacos más efectivos para incrementar cada vez más el número de personas con cáncer que se curan o, al menos, consiguen cron.