Pedro Martínez de la Rosa (Barcelona, 1971) siempre ha mostrado en la pista retazos de sangre y de clase, y, fuera de ella, nadie habrá … escuchado ni un solo reproche de su boca. Expiloto de F-1 y ahora embajador de la estructura de los monoplazas verdes de Aston Martin, es una de las personas que mejor conoce a Fernando Alonso, con el que mantiene una estrecha y cómplice amistad y con el que ha compartido muchos momentos, mejores y peores, durante los últimos años. A la hora fijada se conecta a través de videoconferencia desde su casa, vía la nueva fábrica en Silverstone, para, más que responder preguntas, mantener con EL COMERCIO una charla sobre el ‘gran circo’.

–No hace ni un mes que nos vimos en Asturias, a donde viene con asiduidad.

–Hombre, me siento muy a gusto en Asturias. Es siempre llegar a esta tierra y notar, de verdad, el calor y el cariño de los aficionados. El automovilismo se vive en esta tierra, obviamente, por Fernando, ¿no? Pero también porque existe un pasado muy vinculado al motor. Los asturianos son muy amantes del automovilismo. Además, han tenido muchos buenos pilotos. Siempre me he estado muy cómodo, pero es verdad que yo he conocido Asturias por Fernando. Mis visitas siempre han sido de la mano de él para visitar su museo, su circuito, ahora el indoor… Pero solo tengo palabras de agradecimiento para la gente por el cariño que siempre me han mostrado. Es aterrizar en Asturias, ya en el mismo aeropuerto, y estar muy a gusto.

–Fernando suele repetir aquello que le dijo un ingeniero en sus inicios: ‘Ser segundo está bien, pero que no se te olvide nunca que el segundo es el primero de los tontos’. A usted no le dio ni la oportunidad de ganarle con los karts en la inauguración del circuito indoor.

–Los asturianos me tratan mejor que Fernando (risas). Cuando voy a entrenar con él, a competir o hacemos cualquier actividad, siempre me intenta destrozar. Y, desgraciadamente, lo suele conseguir.

–¿Le llevaría, al menos, a comer a un buen restaurante asturiano?

–Luego, siempre lo compensa de alguna manera, pero lo cierto es que a mí donde me gustaría ganarle es en la pista, no comiendo, ¿no? El otro día, en la inauguración del circuito indoor, fue un ejemplo más de las trastadas que me hace Fernando. O sea, mejor dicho, de las encerronas. Yo siempre digo lo mismo, que él no necesita hacer encerronas para ganarme porque, aunque me deje entrenar en su circuito y salgamos en las mismas condiciones, Fernando siempre tiene ese plus. Esa es la realidad. Pero, aun así, a él lo que le gusta es ganar por goleada.

–Y le volvió a hacer una encerrona.

–Ese día nos lo pasamos muy bien, pero yo no conocía el circuito y, lo que es peor, me modificaron el mapa del motor eléctrico, con lo que hacía todo el circuito a fondo. Claro, yo le decía ‘pero si voy todo el rato a fondo’ y él me contestaba ‘nada, nada, pues prueba mi kart, debe ser el kart…’. Entonces, me subí a su kart e igual. Me dije ‘no puede ser porque sigo yendo todo el circuito a fondo’. Y, entonces, su padre, José Luis, me dijo ‘Pedro, no te fíes de ellos’. Por suerte, me aportó un poco de luz porque hasta ese momento ya estaba empezando a dudar de mí. Pero, bueno, nos reímos.

–Se ve a un Pedro Martínez de la Rosa feliz, radiante.

–No es fácil. A ver, yo paso mis momentos, como todo el mundo. Lo que pasa es que mi filosofía de vida es que estamos aquí por un tiempo y somos unos privilegiados haciendo lo que más nos gusta, que es competir en el mundo del motor. Hay días que estoy muy cansado, que me quedaría en casa, que no tengo ganas de viajar… Pero siempre me pellizco y me digo ‘aprovéchalo porque esto a lo mejor no vuelve a suceder’. Esa es mi filosofía, la de aprovechar el momento porque es único.

–Irrepetible…

–Yo creo que el motivo por el que afronto los días de esta manera es porque, en un momento dado, fui piloto de Fórmula-1, después pasé a ser de pruebas y, a continuación, volví. Como he estado, primero, dentro, después, fuera, y otra vez dentro, sé que las cosas son finitas y las he aprendido a valorar más.

–No debe ser, en cualquier caso, sencillo. Por ejemplo, para su familia, viéndole hacer las maletas cada fin de semana.

–Totalmente. Eso siempre ha sido lo más difícil de este deporte. Yo siempre digo que los pilotos se retiran, normalmente, más que por un cansancio psicológico, por un estilo de vida que quieres cambiar y que debes modificar en ciertos momentos de tu vida. No se trata de una caída de rendimiento, como podría ocurrir en el fútbol o en el tenis, porque no dependemos de nuestra explosividad muscular, por ejemplo. Es otro tipo de estrés físico el que sufrimos.

–¿Habrá vivido diferentes etapas en su trayectoria?

–Yo he pasado por varias. Es cierto que, a partir del año 2014, decidí no viajar y es cuando mi carrera en la Fórmula-1 se cortó. Porque viajaba a los grandes premios, pero mi mente estaba en casa. Y fue en ese momento en el que me dije ‘no puedo seguir así’. Se lo comuniqué a Ferrari y dejé de ir a las carreras. En 2015 me tocó estar en casa porque mi familia me echaba de menos y yo sentía en ese momento que era allí donde tenía que estar. Entonces pude hacer un parón en mi carrera deportiva y comentaba las carreras por televisión, que me encanta y me mantiene un poco activo y en contacto con la F-1. Luego, ya, después de ocho años casi sin viajar, volví a sentir el gusanillo de volver a la competición.

–¿Por qué entonces sí?

–Pues porque mis hijas se habían hecho mayores. A una de ellas, a la pequeña, le encanta la Fórmula-1 y, a veces, cuando puedo, me la llevo conmigo. Habíamos superado una etapa en la vida. Ahora estoy en este momento ilusionante de trabajar con un equipo de F-1, de hacerlo con Fernando, que para mí es un privilegio. Y lo digo con total honestidad. Es un piloto que te enseña cada día, que aprendes algo de él cada día.

–Usted tiene una relación de confianza mutua con Alonso.

–Con Fernando he pasado etapas. Hemos sido rivales. No éramos entonces amigos porque éramos rivales. Luego hemos sido compañeros de equipo, yo he trabajado para él, y ahí hemos forjado un respeto profesional que ha ido derivando en una amistad. Pero en una amistad real porque sinceramente hemos alcanzado un punto en el que podemos hablar simplemente mirándonos a la cara. No necesito decirle nada a Fernando. Con su mirada ya sé lo que está pensando. De hecho, muchas veces nos comunicamos con los ojos. Y todo eso se produce porque realmente hemos llegado a un punto de entendimiento importante. Pero, por encima de todo, hay mucho, mucho, respeto, hay compañerismo, hay amistad… Y, cuando pasas tantas horas juntos, eso es necesario.

–¿Y en qué momento está ahora Alonso dentro del proyecto de Aston Martin?

–Fernando se encuentra es un momento espectacular de forma. Solo la gente que estamos dentro del equipo sabemos lo difícil que es conducir este coche al límite, lo complicado que es. Y, entonces, ver lo que hace con este monoplaza es impresionante. O sea que, a nivel físico, deportivo, está en su mejor momento. Esa es la realidad

–¿Está tranquilo?

–El hecho de que el equipo se encuentre en una transformación y en un viaje hacia la construcción de algo muy interesante le da esa tranquilidad. Ahora no estamos consiguiendo buenos resultados, tenemos obviamente muchísimo que mejorar, pero el equipo tiene los ingredientes para hacerlo. Yo creo que está en esa fase de confianza absoluta en sus posibilidades y en que está en la escudería correcta. Eso es lo más importante en estos momentos para Fernando porque, cuando uno no tiene ninguna duda de sí mismo, la única duda que le puede surgir es si el equipo me podrá dar un buen coche. Pero yo creo que es ahí donde él tiene esa confianza ciega en el equipo.

–¿Y Aston Martin le dará ese coche que necesita en 2026?

–No lo sabemos. Lo más importante es confiar, trabajar al 100% y pensar que las cosas se están haciendo muy bien dentro del equipo. Pero con la cautela de no caer en el error de pensar que lo vamos a hacer mejor que los demás porque realmente no hay ningún punto de referencia. Es un nuevo reglamento, un nuevo motor, un nuevo todo… Por tanto, confiemos en lo que hemos hecho todos estos años porque se ha trabajado muchísimo en el equipo, se ha invertido muchísimo. Todas esas piezas del puzle han ido encajado durante este año y, a partir de ahora, tenemos que demostrarlo. Yo creo que vamos a estar ahí.

–¿Qué supone la llegada de Adrian Newey a Aston Martin? Es un ‘mago’, pero no infalible.

–Sí, claro, lógicamente. Lo que está claro es que somos mucho más fuertes con Adrian que sin él. Y esto está clarísimo. Lo más increíble de Adrian es que es un elemento diferenciador muy importante. Antes de llegar al equipo allá por la primera semana de marzo, ya era una fuente de inspiración para los ingenieros que tenemos en la fábrica. Pero muchos otros también han querido venir porque todos quieren aprender de él. Por lo tanto, el ‘efecto Adrian Newey’ es doble. Es lo que él te aporta, pero también lo que él consigue atraer sin estar. Es algo que hemos vivido en Aston Martin y ha sido muy bonito. Tenerlo es un lujo, esa es la realidad. Está centrado 100% en el coche de 2026, pero ya está consiguiendo que el equipo se refuerce bien.

–¿Se obrará el milagro de transformar un coche no ganador en uno ganador?

–No le puedo contestar con un sí o con un no. Lo puedo hacer con la confianza de que el equipo está haciendo las cosas de la mejor manera posible, con los máximos recursos posibles y que nuestro equipo humano dispone de esas herramientas que en el pasado no tuvo. Y estoy hablando del túnel de viento, estoy hablando del simulador, estoy hablando de muchos sistemas de software, de CCD, de Computational Fluid Dynamics, en los que estamos mejorando… El departamento de aerodinámica, por ejemplo, ha doblado el número de personas. Vamos a crecer, estamos creciendo. ¿Será suficiente? Solo el tiempo lo dirá, pero yo, al menos, tengo la confianza absoluta de que estamos haciendo las cosas bien.

–¿Quiere decir que llegará la 33 y alguna más el próximo año?

–Yo sería la persona más feliz del mundo si llegase, pero no la 33. Yo siempre he dicho que el talento de Fernando es tal que se merece otro mundial, como mínimo, y para eso estamos trabajando. Lo importante, al final, es que es único y que, como talento único, se merece salir por la puerta grande de la F-1. Pero solo lo conseguiremos si le damos un coche a su nivel.

–Fernando, físicamente, está como un toro. ¿Pero cuánto aguantará?

–Ni idea. Esto es algo que él solo sabe. El cuerpo al final te va enviado señales. A mí me pasó. Cuando empiezas a cumplir años, empiezas a tener ciertas lesiones, ciertos problemas, que antes no tenías. Pero, por su grado de implicación y de determinación, por la cantidad de trabajo que aplica en todo lo que hace, a Fernando no le veo ningún síntoma de que haya bajado su hambre. Y esto, unido al hecho de que está yendo más rápido que nunca, no me permite atreverme a decir nada. Lo que sí digo es que disfrutemos de él mientras esté en la F-1 porque es un privilegio tenerlo en las carreras, trabajar con él.