«Los gatos, al igual que los humanos, conviven con diversos virus que pueden comprometer seriamente su salud», explica Carlos Gutiérrez, veterinario clínico, en un vídeo de YouTube.

Algunos son leves y autolimitados, mientras que otros resultan mortales si no se detectan a tiempo. La clave está en la prevención mediante la vacunación y en conocer los cambios más recientes en la agresividad y comportamiento de algunos de estos microorganismos.

«La herramienta más poderosa que tenemos contra estos virus es la vacunación. Sin vacunas, muchos de ellos seguirán siendo casi siempre mortales», asegura.

Andrés Santiago, veterinario, con sus dos perros rescatado del incendio de Toledo.

A continuación, repasamos los seis virus más habituales en felinos.

Voldemort

«Al coronavirus felino lo llamo Voldemort, porque es de esos virus que todos tememos nombrar«, cuenta Gutiérrez. Este virus está detrás de la peritonitis infecciosa felina (PIF), una patología fatal en casi el 100% de los casos cuando aparece de forma agresiva.

Formas leves: versiones menos virulentas solo causan diarreas pasajeras.

Transmisión: los contagios ocurren sobre todo entre gatos que comparten areneros.

Prevención: existe una vacuna que no garantiza protección total, pero sí reduce el riesgo y ayuda a los gatos a combatir la infección. Es necesario reforzarla periódicamente a lo largo de la vida del animal.

La pesadilla de los refugios

«El parvovirus, o panleucopenia felina, es la pesadilla de los refugios: se contagia con facilidad y sobrevive mucho tiempo en el ambiente», explica el veterinario.

Contagio: a través de diarreas de gatos enfermos; el virus puede permanecer tiempo en el ambiente.

Limpieza: se requieren desinfectantes potentes como lejía o cloro para eliminarlo.

Prevención: la vacunación es esencial. Un estudio alemán evidenció que los vacunados tenían 47 veces menos probabilidad de enfermar. Habitualmente está incluida en las vacunas pentavalentes felinas.

El resfriado felino

Frecuente en gatos callejeros o que viven en exteriores, el calcivirus es conocido como el resfriado (o la gripe) felino. «Es el virus detrás del típico resfriado felino, pero algunas cepas se han vuelto muy agresivas y han causado brotes graves en otros países».

Los síntomas leves de esta enfermedad son el moqueo, el lagrimeo y la fiebre. Sin embargo, existen algunos gatos que son considerados portadores crónicos: algunos desarrollan gingivoestomatitis, con dolor en boca y dificultad para comer.

Con los años, han surgido versiones más virulentas que provocan inflamaciones graves y alta mortalidad; ya se han documentado brotes en lugares como Australia.

Prevención: se incluye en las vacunas pentavalentes.

Cuidados en crónicos: buena higiene bucal, comida blanda y enjuagues específicos ayudan a controlar las complicaciones.

El herpes

Junto al calcivirus, es el otro gran responsable de la rinotraqueítis felina. «Muchos gatos con herpesvirus se convierten en portadores de por vida. El estrés es lo que despierta el virus y provoca recaídas«.

Un gato en una caja.

Aunque una vez infectados, la mayoría de gatos quedan como portadores crónicos, los síntomas del virus emergen, sobre todo, en situaciones de estrés o defensas bajas.

Síntomas principales: conjuntivitis, lagrimeo, sensibilidad a la luz e incluso úlceras oculares.

Prevención: la vacunación no elimina el virus, pero reduce los brotes y está también presente en las pentavalentes.

Leucemia felina

Gutiérrez lo llama el «virus de la amistad» porque se transmite con facilidad entre gatos que comparten agua, comida o incluso el juego.

Por desgracia, es una de las pocas enfermedades felinas que no tienen cura. Los infectados conviven con el virus de por vida. Puede tardar en dar síntomas, pero cuando progresa genera pérdida de peso, úlceras bucales y debilidad.

Gato encontrado en el Valle de Monterrei.

Según los datos recogidos por el veterinario, afecta alrededor del 2% de gatos de clínica en Europa y hasta el 10% en refugios. Sin embargo, existe una vacuna disponible e incluida en las pentavalentes.

Manejo en infectados:

  • mantener una buena nutrición y reducir el estrés,

  • evitar introducir nuevos compañeros felinos,

  • continuar vacunando contra otras enfermedades (según el estado clínico) para reforzar el sistema inmunitario.

El virus de las peleas

«El virus de la inmunodeficiencia felina es el ‘de las peleas’: se transmite sobre todo al morder o arañar durante enfrentamientos», afirma.

Gutiérrez explica que los machos no castrados que salen al exterior son los más expuestos. Sin embargo, no se transmite por compartir comedero o bebedero si los gatos no pelean.

La veterinaria Laura Izquierdo.

Los principales síntomas avanzados son la inflamación de encías, las úlceras, la pérdida de peso, las infecciones frecuentes, e incluso algunos problemas neurológicos. Para este virus, no existe vacuna. «Hay que evitar peleas y salidas sin control». 

Cuidados en infectados:

  • alimentar con dietas seguras (no crudas),

  • controles veterinarios cada seis meses,

  • no seguir vacunando salvo obligación legal, para no debilitar el sistema inmunitario.

«Un gato con VIF no debería alimentarse con dietas crudas, porque su sistema inmune no puede combatir bien las bacterias en esos alimentos», concluye.

¿Y la rabia?

Aunque Gutiérrez la menciona, aclara que en países como España no es un problema común en gatos domésticos.

Pese a ello, recomienda vacunar, pues la rabia afecta a varias especies y puede tener consecuencias graves en salud pública.