Los libros de texto ya no son la principal herramienta educativa en los colegios e institutos pero la imagen de niños y adolescentes con las mochilas cargadas de cuadernos y manuales sigue siendo un clásico cada curso. Aunque los ordenadores, tablets y chromebooks llevan tiempo instalados en las aulas, los libros no han desaparecido del todo y, en los últimos cursos, hay quien aboga por recuperarlos ante las controversias que genera el uso de la tecnología.
En Andalucía, los libros de texto son gratuitos desde 2007 en el sistema público y concertado y se van renovando por niveles.
El próximo curso 2025-26, que comienza el 10 de septiembre para el alumnado de Infantil y Primaria y el 15 para Secundaria, Bachillerato y FP, serán los estudiantes de 4º de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) los que estrenarán libros y se renovarán también los que utilizan los de 1º y 2º de Educación Primaria, como todos los años por las características de estos cursos.
Además, quedará renovada la dotación destinada a los escolares con necesidades específicas de apoyo educativo, según ha informado la Consejería de Desarrollo Educativo y FP en una nota de prensa.
La Consejería destinará un presupuesto total de 57 millones de euros, más de 11 de ellos para Málaga, para el Programa de Gratuidad de Libros de Texto en Andalucía, una medida que beneficia a unos 175.000 estudiantes de enseñanzas obligatorias en la provincia de Málaga.
La Consejería destinará un presupuesto total de 57 millones de euros para el Programa de Gratuidad de Libros de Texto en Andalucía / Ricardo Grobas
¿Cómo se consiguen los libros?
Para acceder a estos libros nuevos, las familias reciben un cheque libro y la relación de libros de texto correspondientes para su canje en la librería de su elección.
El cheque libro puede descargarse desde la plataforma PASEN que utiliza la Consejería de Desarrollo Educativo y FP.
El programa de gratuidad de libros de texto está dirigido a todo el alumnado escolarizado en Primaria y Secundaria Obligatoria de los centros docentes sostenidos con fondos públicos, es decir, tanto públicos como concertados.
La gratuidad de los libros de textos es un derecho reconocido en el Estatuto de Autonomía y respaldado por la Ley 17/2007, de 10 de diciembre, de Educación de Andalucía. Todos los libros de texto se renuevan cada cuatro cursos escolares.
Como recuerda la Consejería, el sistema se desarrolla en régimen de préstamo. Los libros son propiedad de la administración educativa y continúan, una vez concluido el curso académico, en el centro donde el alumno haya estado escolarizado para que puedan ser utilizados por otros compañeros en años sucesivos.
Lo ideal, por tanto, es que los alumnos aprendan a cuidar su material. Una enseñanza que la Junta de Andalucía considera fundamental y que es también objetivo de este programa, además del apoyo económico que supone para las familias.
La compra de los libros de texto en las comunidades donde no existe este programa o en la educación privada supone un importante desembolso cada curso escolar. Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) y el comparador Banqmi, lo más caro del equipamiento escolar son los libros, que pueden alcanzar los 365,44 euros, mientras que, si el material es digital, también se encarece, subiendo en 192,5 euros.
Muchas familias, a favor de reducir las pantallas o incluso eliminarlas por completo. / l.o.
Los cambios con la tecnología
El peso de los libros de texto en los planes educativos y en el día a día de las aulas cambió con la entrada de la tecnología. Colegios como el CEIP Flor de Azahar de Cártama, en Málaga, fueron pioneros en reducir el uso de los manuales tradicionales.
Su director, Aurelio Caballero, recordaba recientemente que en este centro referencia de la innovación en Andalucía solo hay libros en dos asignaturas «por no perder esa esencia del libro». Pero se están planteando eliminarlos del todo en un par de cursos, aunque suponga más trabajo para los docentes, que tienen que elaborar sus propios materiales al completo.
No obstante, el debate sobre el uso de la tecnología en el aula, con familias a favor de reducir las pantallas o incluso eliminarlas por completo, podría devolver el protagonismo perdido a los libros como está ocurriendo ya en algunos países del norte de Europa.
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