BarcelonaEl actor Lluís Soler (Manlleu, 1954) dice a menudo que está más cómodo viviendo en el siglo XX que en el XXI y, de hecho, es un hombre analógico sin redes sociales. Se mira con distancia la voracidad con la que internet se ha comido la sociedad contemporánea y cita Un mundo feliz de Aldous Huxley (Labutxaca, en traducción de Ramon Folch y Camarasa) como el libro que mejor pronosticó hacia dónde se encamina la humanidad. «Le leí hace muchos años, hará 40 o 45, pero me quedó dentro. Huxley lo escribió en 1931, pero si no hemos superado todo lo que él imagina, poco nos falta. Vivimos en un mundo incontrolable en el que todos los valores cambian muy rápido», señala Soler, que este verano ha estrenado La tormenta, de Shakespeare, con La Perla 29.
«Recuerdo pocas cosas concretas de la historia. Me sorprendió que las mujeres fueran neumáticas. Y después tengo la sensación de que Huxley escribió sobre un mundo gobernado por una felicidad superficial, y vamos hacia aquí, o quizás ya estamos –reflexiona el actor–. Cuando trabajo o hablo con gente más joven, de 25 o 30 años menos, me doy cuenta de que casi son otros humanos, que nada tienen que ver conmigo. Funcionan con unos principios muy distintos. Me parece bien, sólo lo constato. Yo no me voy a meter, pero a mí que no me hagan seguirlos», añade Soler.
La novela de Aldous Huxley es un clásico de la ciencia ficción que recrea una sociedad aparentemente perfecta en un escenario futurista. Los humanos viven medicalizados con antidepresivos, sin dolor y bache. a medida que avanza la historia, protagonizada por el psicólogo Bernard Marx, esta sociedad utópica se desmonta. El mundo hace la suya. En pocos años la vida no tendrá nada que ver con la de ahora», pronostica el actor.